Cuando algo sucede una vez,
un elemento fortuito,
una circunstancia,
el azar azaroso sin factum.
Pero cuando sucede por segunda vez;
uno comienza a sospechar,
si bien pueden ser designios de la
suerte
buena o mala (suerte)…
Uno comienza a sospechar,
en posibles responsabilidades.
Cuando por tercera ocasión se ocasiona,
aunque fuere suerte,
es impensable ver la involuntariedad del
hecho
y uno empieza a darse cuenta
de que debe hacerse cargo
de las responsabilidades.
Y por más que la tercera persona del
singular
uno supiere responsable;
la primera persona es la única
a la que tenemos acceso de cambio.