Perdón por cortarles el mambo con la heroicidad de Hollywood que
parecen estar vendiéndonos este día. No es mi intención amargarles el día pero
sí pedir que reflexionemos respecto a los relatos que se construyen en torno a
un hecho.
No pretendo ofender a nadie y sepan mi absoluto respeto por quienes
padecieron el dos de abril en carnes propias.
No sé qué pasa este dos de abril, pero comenzaron a circular una serie
de relatos propios del romanticismo patriótico que no sólo no permiten ver lo
que pasó, sino que además tergiversan una historia real, sufrida e
injustificada.
No iba a poner nada, porque no quería generar conflicto un día que para
mí es muy triste; pero no me puedo contener. Ya me vi tantos videos y leí
tantos relatos heroicos construidos en las fórmulas del cine norteamericano que
me duele hasta en la “masmédula”.
Los combatientes de Malvinas son víctimas de un Estado asesino y de una
población indiferente y si queremos no volver a repetir la historia debemos
volver a ser verdaderamente conscientes.
Primero: la guerra fue absurda, no porque el reclamo sea absurdo sino
porque se llevó a cabo por intereses políticos para sostener el poder de una vergonzosa
y beoda junta militar; manotazos de ahogado de quienes viéndose caer no dudaron
en sacrificar personas sin importarles absolutamente nada. 74 días duró una
guerra en la que murieron 649 argentinos: 143 de ellos eran conscriptos (pibes
entre 18 y 22 años que no tenían idea de lo que pasaba pero fueron forzados a
ir).
Segundo: frente a la indiferencia de la gente, más de 400
excombatientes se suicidaron luego de volver.
Entonces y porfa, no me hagan videítos pedorros ni relatos del héroe anónimo
que sacrifica su vida por sus compañeros quedando sólo frente al enemigo (sean
estos relatos o no reales). Son muchos más las víctimas de una población y un
Estado indiferente.
Sé que para ustedes es más fácil el heroísmo romántico del cine, no por
nada frente a algún comentario de esto en los grupos publicadores de whats app
lo único que he logrado es el silencio. No es lo que pretendo, intento la
reflexión real sobre los hechos. No pasó hace tanto como para que lo olvidemos.
Muchos de nosotros conocemos víctimas de Malvinas, no seamos injustos con ellos
y no compremos entradas para un show mediático.
No sé cuáles serán las intenciones políticas de inventar este relato
patriotero sobre el héroe muerto y olvidar a la víctima viva… bah, en realidad
sí sé cuál es la intención, pero no me interesa a mí hoy decirla.
Hoy es dos de abril y como pueblo no debemos homenajear héroes
fabricados en la industria de mitos hollywoodense; debemos, eso sí, recordar
nuestras víctimas. Ser conscientes de la estupidez de la que fuimos partícipes
y hacernos cargo de nuestras víctimas. No sólo los muertos, sino de los que
están dando vueltas esperando un reconocimiento distinto que el de héroe de
cine.
No sé qué pasa con ustedes. Cuándo les surgió esta ceguera. Pero yo no
quiero ser partícipe de ella.
Hoy, dos de abril, yo no celebro héroes… lloro víctimas que fueron
culpa no sólo del Estado, sino también de una población imbecibilizada por los
medios de comunicación.
Hoy es dos de abril. Un día para recordar. Un día para no repetir. Un
día para saber que aún hay que hacer mucho por esas almas rotas que dejó una
guerra absurda.
Ya alguien me había dicho que querían cambiar pasado por futuro, pero bueno, pensé que era en joda.
He dicho.