La pérdida del cabello no implica necesariamente la pérdida de la
dignidad… aunque algunas veces parecen, ambas caídas, estar mutuamente
implicadas.
Un pelado es siempre, y aun a pesar de todas las demás características
que pueda tener como favorables y desfavorables, un pelado.
El pelado sabe de su condición y debe asumirla porque de no hacerlo,
además de perder el pelo pierde otra cosa que tampoco se recupera… la dignidad.
En este texto pretendo dar algunos de los tips que nos permiten
reconocer los sujetos que enfrentan esta incipiente pérdida.
1) El pelado
que se deja largo los pelos de los laterales y de la nuca. Esto puede conllevar
un agravamiento ético cuando en un intento inútil pretende, con esos pelos,
cubrir los valles desérticos de su cabeza.
2) El pelado
que lleva siempre un peine en el bolsillo… ¿para qué?
3) El pelado
que aún va a la peluquería… y el peluquero en un precario intento de proteger
moralmente a su cliente demora más de lo necesario tirando tijeretazos al aire
como cortando a través del tiempo la antigua cabellera.
4) El pelado
que cuando se baña… usa champú.
5) El pelado
que compra tratamientos contra la calvicie… ya es tarde, el tratamiento contra
la calvicie deberías de haberlo hecho antes de ser calvo, pero este sujeto en
su desesperación prueba desde pastillas anticonceptivas en el champú hasta las
más asquerosas prácticas que aquí no vienen a cuento.
6) El pelado
que no asume que es pelado… y vos le decís «che, pelado» y él no se da vuelta
como quien ignorara un llamado por su propio nombre.
7) El pelado
que se compra un bisoñé y, lo que es peor, lo usa. Se fijaron que, posiblemente
en un ataque de daltonismo momentáneo del vendedor de bisoñés, el color capilar
del peluquín nunca coincide con el tono de los cabellos que aún conserva el
pelado. Yo creo que debería hacerse una investigación porque no puede ser
casual esta discrepancia cromática constante.
8) El pelado
delasotista. Para hacerlo hay que disponer de un buen capital y la resignación
de no tratar de averiguar la procedencia del cabello que atornillan a tu cabeza
como si fueras una muñeca de plástico.
Un llamado a la solidaridad, si tienes un amigo calvo que está
perdiendo la dignidad cuelga esto en su muro, dale una mano o dos para tapar la
pelada. Sé que muchos de ustedes no van a compartir esto porque no son
solidarios, pero bue qué se le va a hacer…
Por último, si sos un pelado quiero que sepas que no estás solo; muchos
hemos tenido que atravesar el flagelo de la caída del cabello y nos hemos
sentido tentados a perder también la dignidad pero siempre hubo ahí un pelado
amigo que supo ayudarnos. Que mis palabras consejeras puedan ayudarte a ti como
me han ayudado a mí palabras de otros pelados más sabios.
Como diría Mahatma Grande: «se puede perder el pelo, pero no las
mañanas. Así que además de pelado, mañoso.»