Todos los niños ven o piden que les lean el mismo cuento una y otra
vez, eso les da seguridad y previsibilidad; pero, para los padres puede ser terriblemente
fastidioso. Algunos padres han sido sometidos a durísimas horas de teletubis o
pitufos… pobres padres… Cuentan las leyendas urbanas que uno de ellos pereció
convirtiéndose en Barney para poder torturar con equidad al resto de los padres
mortales.
Yo debo reconocerme como un sujeto sujeto a la suerte estética… Tuve
suerte.
Tuve suerte, esa película se llamaba «El extraño mundo de Jack».
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiNOvkPBG0RPpwbxfXt7cAaf3IJjphUV3WSrhmHJywQ7LzpaLz6Dbu9za5mMEQc9xRL2kO33T6RNTM0CudnYQRz0iRi4FSuHTEVkmrErMbSRpH3dv8dEOlgU5DNTBMKB_8gfFMMKrUhr5w/s200/el-viaje-de-chihiro-4.jpg)
Tuve suerte, esa película se llamaba «el viaje de Chihiro».
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYBhTFfLyFO0Gwakob-JqkU0NEWmxq8ymmuga3tS8GCgQLhw-nAPm9GzTdh51o7P-PTRfex6Nc5jfo4Oh6MnUCtQwJzmis4FNugWqbgNXrLsAG0H_o7fTF8Z3aAkdDDcp-fsiXexadnUQ/s200/Ponyo-5.jpg)
Tuve suerte, esa película se llama «Ponyo».
Ahora que lo pienso, no sólo tuve suerte sino que aprendí de cine culpa
de mis hijos.
Gracias a los tres.
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