El
objeto.
XXY
es una película escrita y dirigida por Lucía Puenzo estrenada a mediados del
2007. Está basada en el cuento «el cinismo» de Sergio Bizzio.
El film parece
tratar, supuestamente, de una joven con síndrome de Klinefelter, pero no
deberíamos quedarnos con eso ya que acota las lecturas de la película y torna
confusa su significación. En realidad los varones con síndrome de Klinefelter
(o síndrome XXY) no poseen rasgos femeninos como la protagonista de la
película. La película no pretende, como así tampoco lo pretendía el relato de
Bizzio, ser una película testimonial sobre el padecimiento de una enfermedad o
estado; todo lo contrario, la película pretende poner en debate la “normalidad”
en la sexualidad.
Los personajes son
adolescentes en su despertar sexual antes de aceptar la imposición sesgada del
paradigma heterosexual. Alex y Álvaro, ambos personajes, descubren en sus
primeras experiencias sexuales que no encajan en los esquemas estereotípicos
reclamados por sus padres. Ese es en realidad el tema: qué ser cuando no se puede
ser lo que te dicen que tenés que ser. Alex debe elegir por una opción física y
Álvaro, una psíquica; pero ambos están en igual disyuntiva y se enfrentan a
distintos discursos que habilitan o rechazan la posibilidad de ser una cosa
distinta.
La
lectura.
Es interesante
comenzar el análisis de la película desde la escritura misma del título, la «escritura»
desde el concepto barthiano, la grafía del texto escrito: la Y no es una Y sino
una X trunca, una X a la que le falta un pie, una ausencia, una X que se convierte
en Y por «carencia» de algo, su identidad (la identidad de la Y) se construye
por la falta de una parte de la X. La confección de esta Y nos remite a la
estructuración del género desde una perspectiva freudiana en la cual un género
se define por la carencia de lo que el otro género tiene. Esta imagen se
refuerza al iniciar la película cuando vemos a Alex correr con un machete,
enfocado en plano detalle (el plano detalle de elementos cortantes va a ser un
recurrente en todo el film), que termina con un golpe dado al aire, luego
pantalla negra y finalmente XXY con, como ya dijimos esta Y originada en la X
cercenada. En realidad, esta imagen es, en sí, un oxímoron porque dentro del
paradigma analítico Alex es, quizás, la única mujer completa que no puede
llorar la ausencia de falo porque lo tiene.
El lugar es otro
sema importante. Que la acción esté situada en la costa, en las orillas, no
creo que sea casual. En las orillas de un río, en las orillas de un río que es
límite, límite que separa el acá del allá, lo uno y lo otro, con la
problemática de que los ríos tienen «dos» orillas. Todos los personajes
adolescentes, en pleno descubrimiento de su sexualidad, transitan las orillas
de la normalidad; pero no son representaciones de lo que el modelo cultural
heterosexual acepta como «normales».
Otro elemento
significativo es el nombre de Alex, (en el cuento es Rocío) pero en la película
optaron por este nombre para reforzar la ambigüedad del género puesto que es un
nombre tanto masculino como femenino.
Álvaro es un joven
sensible, de esos jóvenes que seguramente son centro de burlas en los entornos
adolescentes. Comienza la película y Suli, la madre de Alex, saluda a Álvaro
diciéndole una de esas frases que conllevan un peso cultural machista muy
fuerte: «Estás hecho todo un hombre»…
frase que sin dudas no se corresponde con la imagen que proyecta el muchacho.
No hay dudas
biológicas de que Álvaro sea un varón, pero la definición del joven no encaja
dentro de las opciones que disponen los varones en el modelo heterosexual.
«Si el género es
el significado cultural que el cuerpo sexuado asume, entonces no puede
afirmarse que un género únicamente sea producto de un sexo. Llevada hasta su
límite lógico, la distinción sexo/género muestra una discontinuidad radical
entre cuerpos sexuados y géneros culturalmente constituidos.»
Alex es un/a
adolescente en pleno despertar sexual y sus juegos son tan ambivalentes como su
cuerpo. La vecina, Álvaro, el muchacho pescador… Alex se descubre en la medida
en la que descubre una sociedad llena de prejuicios.
Un diálogo
altamente significativo acontece en el bosque entre Álvaro y Alex:
«–Alex, pero vos
no sos…
–Soy las dos
cosas.
–Pero eso no puede
ser.
–¿Vos me vas a
decir a mí que es lo que puede o no ser?
–Pero ¿te gustan los
hombres o las mujeres?
–No sé.»
Álvaro reclama una
definición dentro de los parámetros que pueda entender, una definición que Alex
no tiene porque su ser escapa a esos parámetros, no encaja.
La palabra «monstruo»
para definir a Alex es habitual en toda la película en boca de muchos
personajes, incluso en él/la misma que es quizás quien más la repite.
Los prejuicios
sociales respecto a las diferencias se ven enunciados muchas veces, una de
ellas de modo muy violento cuando el pescador, refiriéndose indirectamente a
Alex, dice: «hay demasiadas especies en
extinción»; considera a Alex fuera de la especie humana por su diferencia.
Otro tema
limítrofe en la sexualidad es la violación de Alex como algo legitimado por su
femineidad y reforzado por su fenomeidad. Hay manifiesta en los jóvenes una
estructura machista que permite forzar la sexualidad de la mujer por ser
pasiva.
Este temor a la “monstruosidad”
hace que no se atrevan a llevar a Alex a la clínica cuando la violan.
En toda la
película los ejes de la sexualidad y la violencia se ligan a través de las
acciones y el discurso.
«En la clínica es lo primero que te
preguntan, es nena o nene» dice Suli a sus amigos. Y ahí se plantea el
esquema organizador de la sociedad. Debe elegir entre dos opuestos, no hay
puntos intermedios ni variantes.
Otro límite que se
plantea en la película es el transgénero, ya que la decisión de convertirse en
una u otra cosa conllevan en el personaje de la estación de servicio una serie
de operaciones y tratamientos tratando de hacer que el cuerpo encaje con lo
socialmente establecido.
El sema de la castración es constante en
todo el film que recurrentemente enfoca cuchillos y elementos que son cortados
en momentos en los cuales se habla de la posible operación de Alex.
Pero como dije al
principio, el tema no es Alex, es la sexualidad en general y la definición de
los géneros. En un diálogo espantoso de Álvaro con su padre, este último al
enterarse del interés de su hijo en Alex le dice:
«me darías una alegría; tenía miedo de que
fueras puto…»
Álvaro no tiene un
problema genético, pero él tampoco encaja en los esquemas tradicionales de
división de género y sabe que nunca tendrá la aceptación de su padre si no lo
hace, aún a costa de su placer.
«El género puede
también poner en duda la condición de “persona” de ciertos sujetos debido a
sexualidades “incoherentes” con su género. El género ha sido históricamente
empleado para regular y estabilizar las identidades.»
La preocupación
dominante de los personajes se pone en manifiesto en una frase de Kraken que es
repetida a lo largo del film con diversas variantes:
«Se va a enterar
todo el mundo»
Lo que el Otro ve,
lo que el otro juzga, es importante en cuanto a la constitución de la propia
subjetividad. Encajar parece ser una necesidad dolorosa en la cual se debe
optar incluso por la amputación de partes del yo.
En
conclusión.
Toda la película
problematiza las identidades sexuales en un esquema modélico heterosexual que
deja muchas variantes fuera de las posibilidades. Sin embargo se permite una
integración de todos los conceptos en una frase de Alex:
«¿Y si no hay nada
que elegir?»
Los personajes
están siendo forzados a elegir, encajar en uno u otro género y Alex plantea una
legítima alternativa: «ser».
¿Por qué Alex
puede permitirse esta expresión? Porque hay una habilitación en el discurso del
padre tal que discurso de «ley», los adultos reglan y los jóvenes tratan de
saberse en esas reglas, «es imposible separar el ‘género’ de las intersecciones
políticas y culturales en las que constantemente se produce y se mantiene». Las
intersecciones políticas y culturales en la película se expresan en los
discursos de los padres; quizás esto es lo que le permite a Alex ser y obliga a
Álvaro a elegir.
La posibilidad de
escapar a los esquemas solo es posible en un enfrentamiento violento a través
de la palabra y el cuerpo con lo estandarizado y en un Otro capaz de
acompañarnos.
Bibliografía.
Bizzio,
Sergio
(2006) Cinismo, en Chicos. Editorial Interzona
Butler,
Judith
(2000) Cuerpos que importan. Sobre los límites materiales y discursivos del
“sexo”. Traducción de Alicia Bixio Buenos Aires: Paidós.
Butler,
Judith
(2000) El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad.
Traducción de María Antonia Muñoz. Barcelona: Paidós.
Equipo Especialización (2016). Modulo
Teoría y Crítica cultural. Clase 1. Crítica y cultura. Especialización en
Enseñanza de Escritura y Literatura para la escuela secundaria. Ministerio de
Educación y Deportes de la Nación.
Equipo
Especialización
(2016). Modulo Teoría y Crítica cultural. Clase 2. Crítica y cultura
(continuación). Especialización en Enseñanza de Escritura y Literatura para la
escuela secundaria. Ministerio de Educación y Deportes de la Nación.
Equipo
Especialización (2016).
Modulo Teoría y Crítica cultural. Clase 3. Identidad, cultura, subjetividad.
Especialización en Enseñanza de Escritura y Literatura para la escuela
secundaria. Ministerio de Educación y Deportes de la Nación.
Equipo
Especialización (2016).
Modulo Teoría y Crítica cultural. Clase 4. Identidad y género sexual.
Especialización en Enseñanza de Escritura y Literatura para la escuela
secundaria. Ministerio de Educación y Deportes de la Nación.
Equipo
Especialización (2016).
Modulo Teoría y Crítica cultural. Clase 5. Identidad y etnicidad en la cultura
contemporánea. Especialización en Enseñanza de Escritura y Literatura para la
escuela secundaria. Ministerio de Educación y Deportes de la Nación.
Equipo
Especialización (2016).
Modulo Teoría y Crítica cultural. Clase 6. Ciudad, provincia, región, mundo.
Especialización en Enseñanza de Escritura y Literatura para la escuela
secundaria. Ministerio de Educación y Deportes de la Nación.
Puenzo, Lucía. XXY.
Buenos Aires: 2007 (film)