La vida es Una
Y no hay tiempo de boludeces
No hay tiempo de buscar pajas en ojos
Ni de hacerse la paja por dos ojos
No hay tiempo de angustiarse por lo no hecho
Ni de tratar de hacerlo a destiempos
Hay que ser frágil y rústico
Como la hoja que maltrata el viento
Desapegado a todo, amando el Todo
De nihilismo irreversible
Con su dionisíaco sí a la vida tal cual
se brinda
Campeador de tormentas
Con la calma que las anticipa
Disfrutador pleno de lo efímero
Sabiendo que lo eterno
Son sólo infinito fragmentos de lo transitorio
En tránsito siempre
Dispuesto asesino de Cronos
Suicidador crónico de egos
Megalómano autocomplaciente
Humilde soberbio antropomorfo
Displicente ansioso reclamante
Caótico cosmos enfermante
Que sana suavemente tus heridas
Soy
Un camino que ya nadie transita
Porque el miedo no es signos de estos
tiempos
Ni los riesgos han vuelto a estar de moda
Soy
Un enfrentamiento temperamental e
injustificado
Antes que el puñal trapero que traiciona
Soy
Un diálogo entre la cama y el infierno
Antes que la mojigata costumbre de lo
cierto
Soy
La carne roja que mastica
La cruda vida de lo incierto
Soy
Sólo yo sin puntos y sin comas
Con mayúscula al inicio de cada verso
Soy
Fuego frío que pide calma a tus
temperamentos
Y que incita a la hoguera tus silencios
De mi etapa religiosa sólo me quedará
El vómito de los tibio
La frigidez de los talentos
conservadores
Y el halago al pródigo reencuentro
Evidentemente
No soy hijo de estos tiempos
Como he sido un mal alumnos en los
noventas
Evidentemente
No soy crío de estos lares
De tantas tibiezas y humedades
Pero no soy de armas llevar
Ni de puñales espaldar
Sólo peregrino como esa hoja
Que arrastra el viento
Sin un camino fijo
Pero seguro
De que lo único
estable
Es lo fortuito.
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