«Yo siempre huyo», me dice.
Y la miro desnuda a mi lado, tan
quieta, tan inmóvil, tan bella.
«Chau», le digo; «deberé entonces
vivir cada encuentro como una despedida»
Ella me miró y se quedó a mi lado
despierta… esa noche, toda la noche... despierta.
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