A la
mañana, ni bien se despertó y salió a la calle el vecino le dijo:
—Qué estúpido que sos.
Él
continuó con su rutina, entre preocupado y angustiado de por qué le habría
dicho eso. Al día siguiente, su vecino, le dijo:
—Sos un estúpido y una
mala persona; nos jodés la vida a todos los vecinos.
—¿Por qué?— preguntó él
—No entiendo.
Todos
sabemos, K (no hagan elucubraciones políticas estoy haciendo una referencia al personaje de "el Proceso" de Kafka) lo sabe más que nosotros, que no hay persona lo suficientemente
limpia como para arrojar piedras honestamente. Por eso calló.
—Che cornudo… te merecés
todo lo que te pase. Ojalá te mueras.— fue el saludo del tercer día… y él
calló.
Al
cuarto día no esperó ningún comentario. Ni bien salió el vecino le acomodó una cross
en la mandíbula y lo dejó dando vueltas.
Ese
día, los medios publicaron, enojadísimos, que un vecino había golpeado a otro
sin mediar palabras… (Ahora sí, hagan elucubraciones políticas)
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