Los medios hablan empleando juicios categóricos y la gente cree. Muchos
se expresan buscando razones, causas, argumentos y las personas dicen que son
pedantes, que se creen dueños de la verdad.
¿Por qué pasa esto?¿Es más fácil aceptar una verdad como tal que pensar
y construir la verdad de entre una serie de enunciados?
La liviandad y superficialidad con la cual los medios emiten juicios
sobre todo sin explicitar la mínima razón de ese juicio no me sorprende. Me
asusta, sí, la aceptación general de esos juicios por una parte muy grande de
la sociedad.
Trato de entender, trato de pensar el porqué.
Quizás el discurso mediático se ha configurado de una manera asimétrica
con respecto a los discursos de los sujetos y de otras instituciones. Este
orden de discurso regulador que antes tuvo el discurso religioso, después el
discurso jurídico, luego el discurso académico, en algún momento el discurso
clínico… hoy lo tiene el discurso mediático.
Si continúo pensando en esta relación del discurso con los órdenes
sociales también me doy cuenta de que siempre estuvo vinculado con el poder
político y económico. Siempre el discurso fue de unos pocos que afectaba la
subjetividad de todos y los que son incapaces de aceptar este orden del
discurso son perseguidos, asesinados, encerrados o simplemente excluidos.
En mi espíritu principalmente democrático pienso en por qué no se
habilita la palabra a los sectores mayoritarios pues el simple hecho de que
sean mayoritarios le otorgaría la fuerza para imponerse sobre estos discursos
minoritarios.
Pero también me doy cuenta de que la funcionalidad del discurso
minoritario sobre las mayorías tiene que ver con haber logrado la aceptación de
ese discurso por parte de la mayoría; la aceptación al punto de considerarlo
propio.
¿Cómo hace eso el poder?¿Qué mecanismos usa para naturalizar en las
subjetividades un discurso que le es ajeno a esa subjetividad y que incluso
muchas veces (si no la mayoría) le es desfavorable?
Tiene que haber en la estructura discursiva elementos reconocibles que
permiten a un discurso imponerse sobre otro. Y si siempre el poder político y
económico lo ha logrado es porque esos dispositivos de control son estable, no
varían con el tiempo como puede parecer a simple vista.
También es notorio que hay elementos comunes en las subjetividades que
hacen que estos mecanismos funcionen de manera semejante ya que son
excepcionales y no comunes las alternancias discursivas.
Sin duda estos dispositivos están vinculados a la circulación y a la
construcción y no a las subjetividades que los generan.
Puede ser que la minoría dominante lo maneje, incluso, de manera
intuitiva sin darse cuenta de modo consciente de su empleo. Puede ser que el
discurso ordene los cuerpos antes de que estén los cuerpos habitando ese
discurso.
Esta última hipótesis implicaría que la naturaleza del discurso es
superior a los sujetos que lo habitan y entonces yo me encontraría haciendo un
trabajo inútil.
Espero que no.
Una característica común de este discurso ordenador es el empleo de
juicios categóricos con absoluta seguridad sobre la validez de los mismo; no
hay razones pensadas, es así porque es así. Enunciado que la historia no ha
demorado mucho en desmentir.
El juicio expresado como verdad da seguridad y tranquilidad al oyente
aunque este carezca de fundamentos. Y pienso esto porque los únicos que han podido
enfrentar el poder también se han expresado en forma de juicios categóricos.
Otra constante es la evocación a la tradición perdida y el desrrumbo
actual. Eso no es nuevo, lo han usado desde tiempos de Horacio e incluso puede
ser que antes.
También es común identificar un enemigo que presente diferencias
culturales con la mayoría. A este Alter se lo responsabiliza de todo los males
que sufre la nación. Si la diferencia puede apreciarse simplemente con ser
vista, color de piel, vestimenta, mucho mejor.
Otro elemento común es que el enunciador se erija como sujeto de éxito.
Y si ese éxito se logró tras surcar adversidades semejantes a las que sufre la
mayoría, es óptimo aunque no indispensable.
Es necesario que el hablante use el nosotros inclusivo y parte de
elementos claramente identificables por el oyente, en preferencia cosas
incómodas o que lo molestan.
Creo, luego de pensar todo esto que sería necesario desconstruir un
discurso para evidenciar algunos elementos expuestos y otros que se me están
pasando. Lo esencial, para el poder, es producir eso que Gramsci llama discurso
hegemónico y creo que ponerlo en evidencia podría ayudar… o no.
Cuando tenga ganas… y tiempo… y pueda salir de mi propia alienación…
continuaré esta idea.
Creo.
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