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Influenciado en la escritura de Macedonio es un texto
que se construye narrando su escritura. Borges planteó claramente ese lugar de
la literatura y del autor en «la biblioteca de Babel» que luego retomaría en
forma teorizada y brillante Foucault en su texto «el lenguaje al infinito».
«En la Biblioteca de Babel todo lo
que puede ser dicho ya ha sido dicho: se pueden encontrar en ella todos los
lenguajes concebidos, imaginados, e incluso los lenguajes concebibles,
imaginables; todo ha sido pronunciado, Incluso lo que no tiene sentido, al
punto que el descubrimiento de la más exigua coherencia formal es un azar
altamente improbable, cuyas numerosas existencias, sin embargo obstinadas,
jamás han sido favorecidas. Y, no obstante, por encima de todas estas palabras,
un lenguaje riguroso, soberano, las recubre, las cuenta y a decir verdad las
hace nacer: lenguaje apoyado contra la muerte puesto que es en el momento de
caer en los pozos del Hexágono infinito que el más lúcido (el último, en
consecuencia) de los bibliotecarios revela que también el infinito del lenguaje
se multiplica al infinito, repitiéndose sin término en las figuras desdobladas
de lo Mismo.» Foucaul (1994)
El narrador del texto es una primera persona que habla
de una tercera persona que es el mismo y a la vez Otro. Un sí mismo que lo
supera y al que pertenece.
«Por lo demás, yo estoy destinado a perderme,
definitivamente, y sólo algún instante de mí podrá sobrevivir en el otro.»
Se presenta un Borges personaje que se anticipa al
Borges autor y es absorbido por este. El procedimiento es muy claramente el «Aufhebung»
hegeliano en el cual el espíritu logra la alteridad para luego absorberla y
conocerla en un proceso contradictorio de «anulación, superación y conservación».
Se puede apreciar cómo el personaje se dice hacedor
de los poemas, luego los cuentos de arrabal y finalmente los cuentos
fantásticos que atribuimos al Borges escritor a la vez que reconoce que ya no
le pertenecen.
«(…) la piedra eternamente quiere ser
piedra y el tigre un tigre. Yo he de quedar en Borges (…) Hace años yo traté de
librarme de él y pasé de las mitologías del arrabal a los juegos con el tiempo
y con lo infinito, pero esos juegos son de Borges ahora y tendré que idear
otras cosas (…)» Borges (1960)
Borges dice que va a persistir en el otro Borges pero queda
en nosotros preguntarnos si el otro Borges tendría entidad sin este. La
creación crea a su creador, le da existencia como en «Ruinas circulares»; el
creador se reconoce creado sólo después de crear.
El autor físico cobra existencia cuando ingresa a la
biblioteca, pero ingresa a la biblioteca cuando entra en relación con otros
textos y se convierte en autor textual.
Claro que queda algo insoslayable, la escritura de
Borges no es la escritura de cualquier otro escritor. Borges se constituye en
la literatura nacional como un «instaurador de discursividad» (robo este
concepto del texto “¿Qué es el autor?” de
M. Foucault.)
«"iniciadores
de prácticas discursivas", no sólo hicieron posible un cierto número de
analogías que podían ser adoptadas por textos futuros, sino que también, y con
igual importancia, hicieron posible un cierto número de diferencias. Abrieron
un espacio para la introducción de elementos ajenos a ellos, los que, sin
embargo permanecen dentro del campo del discurso que ellos iniciaron.» Foucault
(1966).
En conclusión, el cuento se inscribe en la tradición
de la literatura autorreferencial y autonómica que convierte a la literatura y
el proceso de escritura en el tema de la literatura permitiendo así que surja
nuevamente el autor pero esta vez no afuera sino adentro del texto. Este juego
instaurado por Borges, desde el momento en el cual hablaba de Macedonio hasta
cuando inventó a Pierre Menard o John Wilkin, es parte de esta díada
creador-creado.
En este cuento, Borges se independiza de influencias,
el texto hace referencia a una biblioteca que le permite constituirse como
literatura pero esta biblioteca tiene nombre y apellido: Jorge Luis Borges,
porque Borges ya se sabe parte del canon y la importancia del lugar que ocupa
en la biblioteca.
Para entender lo que intento plantear creo que es
necesario pensar en el «autor-función» del que habla Foucault en su texto y por
eso «deberíamos preguntar: ¿bajo qué condiciones y a través de qué formas puede
una entidad como el sujeto aparecer en el orden del discurso? ¿Qué posición
ocupa? ¿Qué funciones exhibe? y ¿qué reglas sigue en cada tipo de discurso? En
pocas palabras, el sujeto (y sus sustitutos) debe ser despojado de su rol
creativo y analizado como una función, compleja y variable.»
En definitiva, el autor existe en función del texto
que escribe y la posición que ocupa en el orden del discurso. Algo que “Borges
y yo” lo pone claramente en manifiesto.
(El dibujo de Borges es del genio de Rep.)
El cuento se puede leer acá: Borges y yo
Bibliografía:
Equipo Especialización (2016). Modulo Didáctica de la
Teoría Literaria. Clase 2. El autor y el problema de la intención.
Especialización en Enseñanza de Escritura y Literatura para la escuela
secundaria. Ministerio de Educación y Deportes de la Nación.
Foucault, Michel (1992) “El orden del discurso”. Tusquets
Editores.
Foucault, Michel (1994) “El lenguaje al infinito” en
“De lenguaje y Literaura”. Paidos.
Foucault, Michel (1998) “¿Qué es el autor?”. Litoral.
Borges, Jorge Luis (1960) “Borges y yo” en El hacedor,
Buenos Aires, Emecé.
Con cero autoridad y bastante osadía, yo no creo que el otro Borges pueda tener entidad sin éste.
ResponderBorrar¨ la piedra eternamente quiere ser piedra y el tigre un tigre¨ ¿Qué queremos y en qué habremos de quedar nosotros? Vaya misterio circular.