La siguiente enumeración puede ser traspalada a cualquier otro objeto
artístico: pintura, música, películas. Y pretende enumerar los consumidores de
arte que tienen una visión restringida de las posibilidades de consumo.
Prejuiciosos lectores:
1) Está
aquel que siente la necesidad de valorizar estéticamente todo lo que le gusta…
y digo yo; ¿por qué o para qué? Muchos
textos me gustan y sé que no tienen grandes méritos literarios, no me ofende si
me lo dicen pero ¡guay! con decirle a un lector de Cohelo que lo que lee es una
porquería porque si no ponen el grito en el cielo te caen con esa frasecita
irónica y pelotuda… “claro, porque no
todos somos tan inteligentes como vos…”
Querida, si tenés un solo argumento para defender la originalidad y la
esteticidad de los libros de autoayuda, usala porque lo necesitan; y si no lo
tenés, qué problema hay en decir: “sí es
malo pero a mí me gusta.”
2) Están los
amantes del canon académico y nada
que no pertenezca a esa lista de consagrados será jamás valorado por ellos. Gente
capaz de citarte a Borges o los premios Nobel; que sabe de Homero y de Dante
pero desconoce cualquier texto que no pertenezca a esa GRAN lista de las academias y los citadores compulsivos.
Lamentablemente entre estos lectores hay mucho sobaco ilustrado y
lectores de segunda mano. Si supieran realmente lo despreciados que han
sido por las academias en otros tiempos autores que ellos glorifican.
3) Están los
que leyeron tres libros y por ello se creen lectores… tristemente “el principito” por ser breve y de fácil
lectura cae en manos de estos personajes que acusan a todo el mundo de no leer
cuando ellos no han leído gran cosa.
Haciendo acá una digresión, “El Principito” es quizás el primer
libro de autoayuda y posiblemente el único que pude terminar de leer; más
dañado por sus lectores que por sus méritos.
4) Están los
antipopulares… son lectores que aborrecen todo lo que se ponga de moda. Odian
los best
sellers como un ateo a dios. Son incapaces de ver méritos en obras que,
podrán estar de moda, pero tienen más de uno. Si estos lectores se pusieran a
pensar en el exitazo comercial que fue el
Quijote, en los logros mercantiles de Shakespeare
o en la forma de pagar las deudas de Dostoievski
quizás lo pensarían mejor.
5) En
contrapartida, están los que les gusta lo popular por ser popular. Sin análisis
posible, si el mercado lo vende, ellos lo compran y lo almacenan en su
biblioteca y lo defienden a muerte y posiblemente nunca lo lean porque se
conforman con la película. Cuántos idiotas habrán comprado los tomos de “las mil y una noches” pensando en el
argumento de la novela. Para ellos los lectores son sólo aquellos que tienen el
último libro de moda.
6) Están los
ideologizados, los que siguen un autor por lo que dice. Amo la postura política
que siempre ha tenido y sostenido Galeano.
Pero acordemos, exceptuando “las venas abiertas…” no es uno de
los escritores que uno pueda decir de excelencia. Me pasa con Benedetti y con muchos otros. Un buen
lector debería separar los méritos del libro de la vida de su autor, estoy
cansado que me digan: “Vos leés a Borges,
es tan soberbio.” Borges podrá
ser lo que quiera pero su literatura es genial.
7) Los más
insoportables son los lectores cholulos, esos que consiguieron una firma o
hablar con un autor y entonces se vuelven fanáticos. Y sobre los fanáticos no
voy a hablar porque no me los banco.
8) Están,
también, los lectores frikis. Esos que se apasionan con las cosas raras…
mientras más raras mejor. Y si no las comprenden llegan al éxtasis de lector.
Para ellos la literatura tradicional es toda una bazofia.
9) Los
amantes de la no-ficción son
insoportables. Principalmente para aquellos que disfrutamos de la ciencia ficción
y del Manga. Evalúan todo en categorías de posible o imposible y hacen
enunciados tipo “¡qué fantasma!” para
decir que eso no funcionaría en la realidad. Hermanos, la literatura son
mundos, qué aburrido leer siempre el mismo.
10) Los
panfletarios encuentran en los textos, permanentemente, discursos políticos y
eso determina para ellos la calidad o no de un texto… pobre Celine. Para ellos, la literatura con
el único fin de entretenerse no es válida, lo cual es una pena porque no saben lo
que se pierden.
11) Están
los que renuncian al libro ni bien encuentran alguna dificultad y luego
critican descaradamente libros que son grandes obras. Deberían pensar que el
problema no es la oscuridad del libro sino su incapacidad para disfrutarla.
En definitiva, leer es leer y no te hace mejor persona hacerlo ni peor
no hacerlo (por más que los profes de literatura insistamos en su práctica). Es
muy fácil demostrar que una persona que lee mucho, no necesariamente es mejor o
piensa mejor; tiene, quizás, y eso depende de qué lea, una variedad más amplia
de vocabulario.
Nada más… y con suerte.
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