Llego cuando ya están charlando.
Mi oreja entra en la conversación comenzada y me llama la atención los
enunciados, la seguridad, el valor axiológico de cada uno de ellos.
–Los varones son todos iguales.
Me atrevo a participar, tímidamente
en la conversación.
–No me parece, yo por lo menos no actúo así.
–Sí, eso decís vos.– el tono fue agresivo e
igualmente categórico que los anteriores.
Me callo para no discutir lo que
no tengo ganas de discutir. Me callo y las sigo oyendo porque estoy ahí.
–Y el Pedro, no te tiraba onda.
–Mira si voy a salir con ese, es una nena, el otro
día lo vi barriendo la vereda.
Y entonces me fui.
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