Hoy es día de
elecciones y como en todo día de elecciones estoy contento. Sí, pueden decirme
que no es mucho lo que se elige hoy pero es bueno hacer una práctica habitual de
votar; que cada vez sean más cosas las que debamos decidir.
Escribo esto en
caliente, antes de saber los resultados y alegrarme o enojarme por otra cosa
que no sea simplemente el derecho y la posibilidad de votar.
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Cuando uno va a
votar, creo que en principio uno lo intuye pero luego de varios gobiernos
democráticos y varias experiencia uno termina confirmándolo, no vota personas
sino formas de entender la realidad. Los políticos no importan como sujetos
individuales, sino por cómo miran la realidad. Si yo creo que para educar, nada
es mejor que un cintazo, voy a votar a un candidato muy distinto a si pienso
que la educación tiene que ver con el acompañamiento.
Muchas veces la
gente, equivocadamente va y vota personas.
Los argentinos
somos muchos y no todos vemos la realidad de la misma manera; lo que implica
por suerte, la posibilidad de alternancia política permitiéndonos vivenciar en nuestro
propio pellejo una y otra lente.
Durante mucho
tiempo se nos intentó convencer de que el ciudadano no debía participar en
política, que eso era de subversivos, de gente peligrosa. Lamentablemente
muchos continúan con esa idea y están convencidos de que no hacen política.
Delegarle el poder a otros es una forma de ver el mundo, es una forma de pensar
soluciones y es, por todo esto, una forma de hacer política. Una forma de hacer
política que nos deja afuera del poder.
En definitiva,
todos somos animales políticos. Es bueno y es sano que lo seamos conscientemente;
que no temamos discutir, enfrentar interpretaciones y hasta levantar la voz.
En esta elección
se ve claramente que se enfrentan dos argentinas; pero estas dos argentinas no
tienen nada que ver con los partidos políticos sino con las actitudes frente a
la política. Se puede hablar, discutir y confrontar con muchas personas del Pro,
del Frente Renovador, del Frente para la Victoria, etc. Todos ellos, que
discuten, que se enfrentan, que confrontan posibles interpretaciones de la
realidad y que proponen posibles Argentinas; todos, sin excepción, forman parte
de una idea de país politizado y democrático.
En el otro lado
están los que llaman «pelotudos» o «boludos» a los que opinan distinto. Los que
constantemente agreden, insultan, tratan de delincuentes, putean gratuitamente.
Promueven el miedo y las imprecaciones, el escándalo y el espectáculo. Esa otra
parte de la argentina son los resabios (para no llamar residuos) de los
muchísimos gobiernos dictatoriales que destruyeron nuestra práctica política.
No importa, hoy,
que votes a este o aquel. Importa que lo hagas a conciencia y porque creés en
eso. Que lo pienses, que lo discutas; que no temas discutirlo porque de eso se
trata la democracia, no de pensar todos iguales sino de que exista el espacio y
la posibilidad de discutirlo; con argumentos, no con insultos.
Hoy, quizás no
se elija gran cosa, pero se practica la democracia. Yo fui a votar contento, he
saludado a derechas e izquierdas que respeto sin sentirme mal sino todo lo
contrario; sabiendo que eso es lo mejor que puede pasarnos. Mientras tanto, a
los que no pasa un día sin que insulten o agredan a otros, los que publican y
republican estupideces, a esos, los iré borrando de a poco del grupo de
amistades.
Galeano,
hablando de fútbol, hacía una muy lúcida diferencia entre el hincha y el
fanático. Decía que el fanático ni siquiera veía el partido ni le interesaba,
el fanático «mira el partido, pero no lo ve. Lo suyo es la tribuna. Ahí está su
campo de batalla. La sola existencia del hincha del otro club constituye una provocación
inadmisible. El Bien no es violento, pero el Mal lo obliga. El enemigo, siempre
culpable, merece que le retuerzan el pescuezo. El fanático no puede distraerse,
porque el enemigo acecha por todas partes.»
Y con la política
suele pasar un poco eso. Están quienes somos hinchas y quienes son fanáticos.
Solo pensar la cantidad de perfiles que se llaman «anti-» algo es impresionante.
No solo impresionante sino vergonzoso.
Hoy es fiesta
democrática. Vaya mire y vote. Y desde hoy a octubre no le dé bola a los
desestabilizadores de siempre que prefieren ser ellos los que elijan por
nosotros. La democracia la sostenemos todos los que no tenemos miedo a seguir
discutiendo distintas formas de interpretar y entender el país.
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