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Pero ¿a qué viene esto? A que Borges es un punto de referencia
literaria incluso para quienes no lo han leído. Cansado estoy de quienes dicen
que es demasiado intelectual y que por eso no les gusta… o que es demasiado
extranjero de su patria…
Si lo leyeran, Borges escribió cosas simplísimamente complejas y los
mejores cuentos de arrabal porteño jamás contados.
Borges se presta a mucho sobaco ilustrado que leyó algún apunte de
Foucault y que lo cita por citar, porque lo citó su apunte; se presta mucho al
politólogo que recobra la furia que grandes lectores tenían sobre sus actitudes
políticas y la transfiere a una obra que ni siquiera leyó.
Hablar de Borges, es entonces, hablar de uno mismo. Leer a Borges es
leerse. Y en este trigésimo aniversario pienso leerme a través de Borges.
Aquí mi lectura de él o del Otro.
Borges sigue un camino en crescendo impecable (contradigo a Pigna en
esto y Pigna sabe mucho más que yo en esto). Su obra cambia de género a medida
que madura.
Su poesía, con algunos momentos de genialidad, nunca supo desprenderse
del fantasma de Lugones; su ultraísmo no fue más que una réplica que encontró
momentos monumentales.
Luego fueron sus cuentos, del arrabal al fantástico evoluciona de
manera genial. Considerando los géneros populares como el policial y el tango.
Con los cuentos logra cosas nunca jamás logradas y explica con los mismos toda
su escritura. Las claves para leer a Borges me la han dado sus propios cuentos,
leer “Kafka y sus precursores”, “ruinas circulares”, “la biblioteca de Babel”, “el
lenguaje analítico de John Wilkins” y “Pierre Menard autor del Quijote” es
darse cuenta de su proyecto… agotados los temas de la literatura la literatura
es su tema.
Y claro, luego llegarán sus ensayos como una evolución lógica. La
literatura de Borges siempre referencio a otro, el escritor considerado más soberbio
resulta ser el más humilde. Su anclaje son los libros porque sabe que ya se
escribió todo pero no se escribió sobre ese Aleph que es la literatura.
Conocí los mejores cuentos de literatura fantástica de su mano, releí
clásicos de su mano, me encontré con mitos nórdicos de su mano y me repensé en
sus manos.
Y sí, jamás me hubiera tomado una cerveza con ese viejo gorila… pero es
tan grande y tengo tanto que agradecerle que no puedo más que decirle “Gracias,
gracias por tanta literatura; gracias por tanta genialidad”.
Y María Kodama… bueno, daños colaterales digamos…
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