Añejo ritual de miércoles
tan joven y tan viejo
encuentro de dos cuerpos
en un limbo del tiempo
pequeña duende nocturna
dilatadora de sueños
sonrisa blanca infinita
a corazón siempre abierto
mezclando melómanos pupos
cambiando el eje los centros
tranquilidad absoluta
salida de sutiles infiernos.
Reímos
los dos
una pausa
un beso
un adiós.
Y comenzar los jueves
sin haber dormido un poco
y saberte siempre ahí
en un espacio muy loco
entre el afuera el adentro
como ese código de oso
que te emboscó sin permiso
y te quedaste en despojos
ya con los brazos caídos
con una luz en los ojos
y yo me quedo despierto
y piel a piel me deshojo.
Una mirada
se cruza
unas palabras
se callan
complicidad
La intensidad nos elije
y anaranjado el durazno
y esa duende que brilla
y sobre el piso cual cuadro
un desorden insolente
parte a parte armamos
un todo que no es la suma
una figura sin marco
y el fondo que se entromete
y nos importa un carajo
el día nos amanece
despertando a tu lado.
El brillo
la gente
el día
la suerte
Nosotros.
Y un miércoles
Y un jueves
Y dos cuerpos dormidos
Y un mundo que gira
Y el cotidiano se quiebra
Y un cruzar de miradas
Y un ciclo que retorna
siempre al mismo sitio…
Un ritual
Un encuentro
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