La tomó de la mano y le dijo: “No
puedo creer que esto sea tan hermoso, que nos entendamos tan bien, que podamos
ser tan nosotros estando con otro”.
Bella lo miró y dijo: “Yo tampoco,
incluso tengo miedo”.
“¿De qué?”, preguntó Bestia.
“De que nada sea cierto”, respondió
ella.
Los ojos se miran mutuamente, se
sostienen y se justifican en la mirada. Él sonríe. Ella sonríe.
“¡Qué estupidez!” dice alguno de
los dos. Se besan y vuelven a sentirse plenos.
La cámara retrocede. Un cenital
enfoca a un hombre, sentado en una mesa, sosteniendo sus manos en el aire como
si sostuviera las de otro.
“Todo no es más que una simple
ficción y no tiene sino la inconsistencia de un sueño”, diría Chespir.
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