Es
la reticencia extrema,
la
promesa del abrazo en la ausencia
el
silencio enfadado que se entrega
un
cuerpo que resiste en la dolencia.
Es
la simpleza que se enreda,
con
palabras que fluyen y tropiezan
la
cabeza sobre el hombro y pura entrega
una
niña jugando en tupida rareza.
Es
sanción y condena que me absuelta
un
desplazamiento semántico y suicida
disparado
hacia el alma sin conciencia
huella
fragante que en sábanas me abisma.
Es
un no
Es
un sí
Es
un quizás
un:
no sé si sabés que me sabés como yo sé que tú me sabes
un
cuerpo negado y deseante que ansía abrirse al infinito
un
darse cuenta que esa espalda soportadora de azotes
escondía
enormes alas infinitas.
Yo…
un niño que sentado en la cama te mira aprender a volar tan despacito
Te
mira y te sostiene en la mirada.
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