martes, 31 de marzo de 2015

Cansado...


De los filmes de Hollywood cuyos personajes, con un poco de autodeterminación logran lo que yo no puedo ni jamás podré y hasta parece que quisieran hacerme sentir la culpa de no lograrlo.
De los que te dicen: “¿Vos no sabés que este..?” ni bien se va un interlocutor; porque uno sabe que dirán lo mismo ni bien me vaya yo.
De los que se quejan de lo que le dicen que hay que quejarse y tan ocupado están en la queja que se olvidad de lo que están viviendo.
De los que me dicen que “con tu capacidad” debería haber llegado más lejos y yo que ya estoy cansado de lo caminado ¿para qué irme más lejos si yo acá estoy cómodo?
De los que critican en los trabajos ajenos lo que son incapaces de hacer en los propios.
De los que dicen “porque es así” con la seguridad de que su perspectiva es la única válida y todo el resto, obviamente, está equivocado.
De los que justifican sus opiniones con “pero lo dice todo el mundo”; pobres los Colón los Galileo si hubiera muchos más de ellos
De los que justifican su accionar con “pero lo hace todo el mundo”.
De los que argumentan con la frase “lo dicen los estudios científicos” pero son incapaces de citarte qué estudio, de dónde lo sacó.
De los que creen que popular es sinónimo de pueblo olvidando la industria en que se ha convertido la cultura.
De los que dicen no puedo cuando quieren decir no quiero.
De los que piensan que lo popular es sinónimo de berreta, olvidando los Chejov, los Dostoievski, los Arlt.
De los servicios de atención con contestadoras que no te dan la opción que vos necesitas consultar.
De los libros de autoayuda y de su visión simplista de las cosas.
De los que pueden sólo pensar en blanco-negro para quienes ellos son los buenos y nosotros los malos.
De los que llaman enfermos a los que deciden otra forma de vivir.
De los que no se atreven a tomar otra forma de vivir aunque lo desean.
De los que piensan que los otros son vagos porque no aceptan trabajos que ellos jamás aceptarían.
De los que hablan de fútbol en los mundiales y de política en las elecciones y después se olvidan.
De los que creen que lo importante es comprar libros en lugar de leerlos.
De los que desprecian o se burlan de la gente que habla o escribe con errores.
De los que son incapaces de ser feliz si ven a otro que lo es más.
De los que te juzgan.
De los que te ignoran.
De los que piensan que todo lo que uno dice va dirigido a ellos.
De los que no se dan cuenta que lo que dije iba dirigido a ellos.
De los que desean algo con locura y se lo olvidan a la semana de tenerlo.
De los que temen a todos y a todas los que son distintos.
De los que valoran más el éxito que el logro; la publicidad que el objeto.
De los que te idolatran más de lo que merecés porque es inevitable que luego te odien en igual medida.
De los que se la saben todas y piensan que todos los demás somos unos boludos.
De los que no se saben ninguna y piensan que todos los demás somos unos genios.
De los que se quejan de la contaminación y luego tiran todo al mismo tacho.
De los que leen un párrafo, oyen a un profesor y piensan que ya saben el libro.
De los sobacos ilustrados que dicen haber leído a Foucault, Borges, Freud y sólo han leído resúmenes pedorros de alguna universidad.
De los que se creen todo lo que le dicen.
De los que catalogan de “anormal” a cualquier cosa que no sea como ellos la piensan.
De los que siempre tienen una crítica negativa para todo accionar que no sea el propio.
De los que siempre se quejan de su vida y lo que les pasa como si al resto no nos pasara nada que pueda siquiera ser comparable.
De los que juzgan lo que decís antes de que lo digas.
De los que se esfuerzan más de lo necesario y de los que no se esfuerzan.
De los que creen siempre que “este” fue su peor año, de los que creen siempre que “este” fue su mejor año.
De los que siempre justifican sus acciones en lo que hacen los otros.
De los que esperan que uno se divierte como ellos.
De los que se quejan de todo y de todos, por deporte casi.
De los seres humanos, en general, de tanta mierda.

De nosotros, en particular, de tanto cansancio.













lunes, 30 de marzo de 2015

Escenas escolares

Expongo sobre los hitos de la literatura norteamericana; doy un par de nombres, fechas, obras, ideas.
Ellos, los alumnos, deberán seleccionar luego un tema para investigar y presentar un informe por escrito y con defensa oral.
Hablo, entre otros temas, de la "generación perdida"; de sus desmedidos vivires y de sus ires y venires.
—Profe, ¿por qué los llaman la generación perdida?
Yo respondo que Gertrudis, que la guerra, que el progreso, que la alienación, que las fiestas... El alumno me interrumpe.

—No, yo digo porque vivían como querían, hacían lo que querían y por las fechas que nos dio, vivieron un montón. ¡Qué van a estar perdidos! La tenían re clara.

axiología ontológica


Todos los hombres se miden a sí mismos
Y al resto de sí mismo
Los alter egos
Los otros yoes
Todos miden a todos con distintas varas o rectores.

Hay quienes miden según el dinero conseguido
Hay quienes miden según el poder conseguido
Que parece igual pero no lo es
Hay quienes calculan el valor de un hombre
de acuerdo con la cantidad de éxito
de acuerdo con los títulos académicos alcanzados
de acuerdo con el reconocimiento de los otros otros.
Hay, muchos, que calculan la cantidad de plata,
de hijos,
de amigos,
de sangre derramada,
de esfuerzos bienlogrados


Yo crefiero que el hombre vale por felicidad alcanzada
(sin estúpidas ingenuidades newagestas)
Y esa es una regla tan toscamente heteropatrónica
Que hace imposible pensar siquiera en la capacidad
De concebir al real otro como otro real.

Hay quienes miden el mundo y los hombres
Mientras olvidan vivirlos.

Hay quien mide estas palabras,

Mientras yo las siento.

lunes, 23 de marzo de 2015

Un encuentro (Diálogos Plutónicos)

Ella viene, porque es su acto irremediable, el venir siempre hacia mí. Se para y sonríe avisando su próximo intento de sorna o ironía, a mí me gusta que lo intente.
—¿Otra vez te «encuentro» viendo ese divertidísimo canal?
—Estoy tratando de aprovecharlo, porque cuando gane tu amigo me imagino que la programación va a cambiar muchísimo.
—¿Qué amigo?
—Ese que piensa que Tinelli o Tan Biónica o Violeta son cultura porque los consume mucha gente.
—Ah, claro. Para vos la cultura debe ser algo que sólo vos y tu grupito elegido de amiguitos intelectuales entienda.
—Puede ser que sea un burgués intelectualoso con miedo al populacho… o puede ser que no confunda el arte con los productos de fabricación masiva… puede ser tantas cosas que por las dudas voy a seguir viendo. ¿sabés por qué?
Ella me mira como esperando mi respuesta.
—Porque el Mercado siempre se ha encargado de vender sus productos y a mí me gusta un Estado que se encargue de hacerme llegar esos otros productos que el mercado deshecha, porque son muy riesgosos, peligrosos, que plantean algo que aún no fue planteado, que me exigen un poco más, que me obligan a pensar. Para lo que se vende y tira hay muchos canales, para lo otro hay pocos. Sin ayuda, esos productos distintos están resignados a lo poco que permite el Mercado que se filtre: al músico lo usan de cortina en una telenovela, al escritor lo convierten en película, etc.
Sonríe, en las diferencias no puedo ni ella puede llevarnos mal.
—¿Qué estás viendo?
—Un documental sobre el Carpo…— la miro y aclaro— Pappo.
—Ese de “nadie se atreva a tocar a mi vieja”
La observo resignado

—Sí…—respondo mientras pienso «no sé por qué, imaginé…»

domingo, 22 de marzo de 2015

jueves, 19 de marzo de 2015

creo lo que creo que creo

No lo creo, no puedo ni quiero creerlo, no es posible lo que dicen de la gente, no pueden tantos pensar otra vez el mismo error de tantos años.
No lo creo, no puedo ni quiero creerlo, serán mentiras, inflaciones tendenciosas de los medios.
No hay encuestas ni sondeo que me engañe.
Es impensable lo que pienso si quiero seguir pensando como pienso...
Creo que la gente sabrá...
Creo, como en un acto de fe.

lunes, 16 de marzo de 2015

No estoy hablando de política.

     Un amigo botánico me contaba que hay dos tipos de cañas, las macizas y las huecas.
     Las primeras, como tienen consistencia, contenido, en su interior, se quiebran pero no se doblan.
     La capacidad de ser flexible y doblarse hasta torsiones increíbles que parecen incluso contradecir su raíz, es una característica de las cañas huecas, las que no tienen nada en su interior.

     Eso me dijo un amigo botánico, yo no puedo asegurar que sea cierto.