domingo, 31 de julio de 2016

Crónicas de Matulandia: Un cuento para dormir

Hora de lectura:
Le leo a mi hija, antes de dormir o para que vaya a dormir (no me queda claro el objetivo) quizás sea sólo por el gusto de leerle algo que me gusta, «el príncipe feliz» de Oscar Wilde.
La lectura infantil implica múltiples interrupciones, adaptaciones lingüísticas, explicaciones intermedias, reformulaciones, chistes y demás… quien le haya contado un cuento a un niño sabe de qué hablo.
Sin embargo, me es inevitable «una lágrima traidora» cuando la estatua es quitada de la plaza y la golondrina muere de frío.
Podría hacer miles de analogías políticas de ese cuento, pero me basta con contarle esas verdades en forma de fábula a mi hija y saber que las sigo sintiendo, que me siguen emocionando y que ella alguna vez entenderá, a través de la literatura, qué es importante y qué no lo es, cómo se debe leer la realidad y cómo la leen los mediocres que se conforman con verdades a medias.

Pero es sólo un cuento, es sólo una lectura infantil…









viernes, 22 de julio de 2016

El debate político... o la pelotudez.



Leo un debate sobre la Educación en el sitio de Casa Rosada y me ponía a pensar algunas cosas, esos pensamientos boludos de viernes:
Que la sociedad argentina debata y discuta posturas políticas es hermoso, pone en manifiesto la esencia de la democracia; pero deberíamos ver, analizar, qué es debatir y qué es hablar al pedo:
1) Todo el mundo se cree con la capacidad para hablar de educación. Algunos incluso demuestran su misma incapacidad en su forma de escribir pero eso no parece importarles.
a. Se debe debatir sobre cosas que se conocen medianamente para evitar caer en enunciados que son solo prejuicios infundados.
2) En ese debate había unos pares de comentarios interesantes y el resto son repeticiones de pancartas televisivas. Yo pienso: ¿Qué tiene que ver los planes sociales, la plata robada, Julio López e YPF con la educación?
b. Si van a debatir, que la palabra ajena sea una cita y no la sustitución de la propia.
3) Los que siempre se quejan de no poder expresarse son los más agresivos y sin dar argumentos acusan de partidistas a cualquiera que vea algo positivo en la gestión anterior, luego los insultan de muy mala manera y finalmente dicen ser a-políticos… marche un psicólogo urgente.
c. No existe la postura a-política, el no creer en la política es una postura política. Quien no entiende eso, no debería hablar de ningún tema porque no es consciente de lo que está diciendo.
4) Si la educación va hacia donde dicen esos comentaristas de este gobierno, ya mismo me estoy preocupando de lo que pueda llegar a pasar. ¿Dónde puedo sacar un crédito para poner una verdulería?
d. No puedo fundar una idea de educación si no comprendo la globalidad de los actores y elementos involucrados. No  vamos a hilar fino porque es muy largo y hay gente que aunque no lo entiende sigue hablando.
5) Me molestan los fundamentalistas K porque muchas veces repiten algunos enunciados pero siempre tratan de argumentar. En cambio la intolerancia irreflexiva de los pro es insoportable.
e. El fundamentalismo, en esencia es irracional. No se puede discutir con un fundamentalista porque sus razones son individuales. De todas maneras hay “fundamentalismos” soldarios que manifiestan un interés por el otro y “fundamentalismos” de mierda, que sólo les interesa su propio culo, su cuenta bancaria, el compañerito tonto en el colegio de su hijo.
6) Algunos enunciadores son muy respetuosos y son agredidos y acusados de un modo irracional y fanático por gente que evidencia no tener ni idea del tema ni mucho menos de cómo se escribe.
f. El fanático no entiende razones ni argumentos, sólo sabe agredir. El fanático no sirve a ninguna causa… a no ser que esa causa carezca de argumentos.
7) Amo la gente que se apasiona por lo que hace y lo defiende a muerte pero me gustaría decirle… hablar con ciertas personas es al pedo, no entienden, no les da la cabeza a menos que se lo digas desde un televisor.
g. La democracia se sostiene en las palabras encontradas. Opinar distinto de un gobierno no es desestabilizador, es necesario, es el parate, es la pausa reflexiva que necesita toda sociedad. No hay gobierno democrático que se pueda sostener sin oposición… a menos que no sea un gobierno democrático. O sea, apoyar a un gobierno incondicionalmente diciendo si les va bien nos va bien a todos es una pelotudez absolutamente irreflexiva.
8) Soy capaz de soportar a una persona que opina lo contrario que yo pero siempre y cuando argumente de manera fundamentada y racional.
h. La argumentación es eso, un conjunto de argumentos; no axiomas ni prejuicios ni ese supuesto e infundado “sentido común”. Los argumentos deben ser análisis de la realidad… todo lo demás es sólo “ruido y furia”.
9) La relación causa-consecuencia tiene sus límites lógicos… hay gente que no entiende eso.
i. No se puede extraer una consecuencia de una causa que no tiene relaciones vinculantes con su consecuente. Que José López (la novela del momento) afane de manera tan pintoresca no desmerece el plan conectar igualdad. Yo sé que esto, algunos no lo entienden, pero estaría bueno que se laven un poco la cabeza.
10) Me molesta la gente que no se toma la molestia de chequear la información.
j. Es lógico que manejemos informaciones obtenidas no de manera directa, no podemos vivir todas las situaciones; pero, para poder confiar en una información esta debe ser sometida a un cruce de fuentes que la sostenga. Esa es la vital diferencia entre una opinión y una fundamentación.
11) No me parece inteligente pensar que un elemento contingente y descontextualizado pueda servir de argumento: “a mi hijo, cuando estaba en el colegio, una maestra le…” es sin dudas el inicio de una falacia.
k. Las situaciones particulares son ejemplos parciales que no sirven para extraer valores universales. Recordemos la lógica del pensamiento inductivo y nos daremos cuenta: “Mi gallina pone huevos, las gallinas ponen huevos; por ende todos los animales ponen huevos”… eso es una huevada, no un pensamiento. Está bueno salir, cada tanto del propio pupo.
12) No entiendo por qué, que otros estén peor puede servir de argumento para que yo deba conformarme y aceptar lo malo que me toca.
l. Ese argumento es de lo más infundado, como cuando las madres instan a sus hijos pequeños a comer alegando que hay gente que se muere de hambre… yo no entiendo, ¿de qué manera va a salvar a esa persona la alimentación de su hijo? Bueno, entonces tampoco es racional que uno deba conformarse con un salario bajo porque hay salarios peores.
13) Hay gente que no comprende que los datos están insertos en un contexto político y su significado sólo puede surgir del análisis global y no particular.
m. Si una persona paga 1000 % de aumento en los servicios (incluyendo nafta y alimentos), es un dato; que los pueda pagar o no es irrelevante pero que el mismo gobierno descuente los impuestos y retenciones a las mineras y grandes agropecuario sí es un dato que evidencia una idea política… ¿para descontarles a ellos hay plata para descontarnos a nosotros no la hay?¿o hay una preferencia del ellos sobre el nosotros?

Antes de debatir hay que pensar, antes de pensar hay que tener datos. Los datos debemos vincularlos entre sí para ver el tramado que conforman y con ellos construir una visión de la realidad.

Debatir no es imponer nuestra visión sobre la visión del otro enunciador; debatir es confrontar ambas visiones y ver que fisuras presenta cada una de ellas.

La democracia se sostiene en el consenso de visiones y no en la imposición de una visión sobre otras.


Si quieren debatir, debatan, me parece hermoso que lo hagan… pero háganlo bien.














miércoles, 13 de julio de 2016

los padres

Hay temas sociales serios que todo el mundo trata a la ligera… y yo no quería ser menos.
Luego de una crisis caprichoseril de mi niña más pequeña y de serias discusiones con su abuela sobre la educación del pequeño monstruo que algunas veces desborda ternura y otras instintos asesinos; he decidido repensar esta cuestión de ser padre ya que para abandonar el rol es tarde.
Voy a usar el término “padre” en función genérica porque me agobia esa manía lingüística de “padre o madre” que no creo aporte nada a la lucha por la igualdad de la mujer ya que hay madres que son madre y padre al mismo tiempo y hay padres que no lo han sido nunca.
El rol de “padre” ha variado históricamente y socialmente al igual que sus funciones entonces no se puede hacer un catálogo prescriptivo sobre el mismo a no ser en una sociedad y un momento determinado, e incluso eso es discutible porque cada subgrupo social va a reconocer particularidades distintivas.
¿Entonces no se puede hablar? Qué bajón. Bueno, hablar es gratis así que hablemos lo mismo.
Debemos buscar particularidades que se han mantenido en diversas culturas y diversas épocas pensando que si eso se mantiene como una constante puede ser un elemento fundacional del vínculo.
Primero lo primero, porque si no fuera lo primero sería lo segundo, lo tercero o lo último. El término “padre” constituye una díada con el término “hijo”, se vinculan de tal manera que no puede existir el uno sin el otro a la vez que se autodefinen; no existe un padre si no hay un hijo y viceversa. O sea, que estamos hablando de un vínculo entre dos sujetos que coexisten construyéndose mutuamente; a medida que el hijo se configura frente a la mirada del padre este padre se construye ante la mirada del hijo. Entonces, como primer elemento constitutivo del término “padre” es su relación diádica con el término de “hijo” y por ende estamos hablando de una relación vincular.
Hasta acá estamos todos de acuerdo. Creo… y si no lo está, deje de leer porque todo lo que sigue se fundamenta en ese axioma.
Segundo, ningún padre sabe realmente lo que es ser padre hasta que no lo es. De nada sirve leerse los miles de manualcitos existente; como ya dijimos es un vínculo entre dos sujetos individualizados y por ello no hay posibilidad cierta de que lo que funcione con unos funcione con otros. La paternidad es un proceso en constante construcción sujeto a los comportamientos individuales de los actores del vínculo.
Sé que es muy tentador leerse esos manuales escritos por personas muy leídas en psicología y que se pasan su vida escribiendo porque o no tienen hijos o tienen alguien que se los críe. Pero reconozcamos que ser padres es una praxis y no una episteme; es una práctica en constante construcción y sujeta a inevitables variables.
Y acá comienzan las dudas y comportamientos más disímiles.
Están los padres que creen en el cinto como elemento indispensable en la educación de sus hijos, absolutamente convencidos de que la violencia es un modelo de enseñanza para que sean buenas personas; sé que suena paradójico pero lo es.
Por otro lado están los padres que creen ciegamente en la bondad instintiva de la naturaleza y dejan a sus hijos hacer lo que se les da la regalada gana en pro de una libertad individual por sobre el resto de las individualidades. Estos padres llegan con sus engendros a tu casa y destruyen medio mobiliario mientras sus padres enuncian pelotudeces como “viste que creativo que es, está haciendo un vitró con la pantalla del plasma que te acaba de romper”.
Creo que aunque no lo haya explicitado en mi enunciación se evidencia que no me fumo a ninguno de los dos grupos de padres. No creo en la violencia como elemento socializador ni soy tan ingenuo como para pensar que el sujeto se va a socializar por sí solo.
Sigo buscando constantes.
Tercero, la relación padre-hijo es de variabilidad simétrica; inicia con una manifiesta asimetría: el sujeto “hijo” depende del sujeto “padre” para la subsistencia más básica o primaria. Esto, generalmente se revierte sobre el final del vínculo. O sea, el niño no sobrevive sin la intervención del adulto y por ello es una obligación del adulto intervenir para ayudar al sujeto a valerse por sí mismo; proceso que en la sociedad occidental actual lleva un mínimo de 18 años. De esto se desprende que el padre no puede dejar librado a los instintos del hijo su supervivencia, somos una especie muy débil para subsistir por nosotros mismos, necesitamos sí o sí del otro.
Cuarto, el adulto tiene una deuda “de vida” con el niño. Lo trajo al mundo y generó el vínculo sin pedirle permiso, sin consultarlo y por ello está más obligado a velar de este que al revés.
Quinto, las sociedades regulan sus libertades individuales a través de una serie de normas no naturales y cambiantes que ningún individuo tiene incorporado en su nacimiento y que conllevan instancias de aprendizaje. Dejarlos a la buena de dios es condenarlos al fracaso social; pero, por otro lado, y tomando en consideración que estas estructuras normativas son variables, hacerlos esclavos obedientes de las mismas tampoco permitirá al sujeto adaptarse a los cambios sociales lo que lo llevará inevitablemente a la frustración.
¡Ups! ¡Qué cagada! ¿Y qué hacemos entonces?
Volvemos al principio, es una construcción en la cual el principal responsable es el adulto que no debe dejar librado a los caprichos primarios del niño la formación pero que no debe ser tan cerrado como para cohibir la libertad individual que le permitirá luego adaptarse a los cambios sociales.
Y para eso no hay una receta ni nadie que pueda decirte cómo se hace porque cada hijo es un mundo distinto y cada padre tiene su forma de ser. Lo único que sabemos es que la violencia solo engendra violencia y la libertad sin respeto por el otro, inadaptados.
También podemos decir que es un vínculo lingüístico y social y no hay nada en la naturaleza biológica que te obligue a aceptarlo. Si uno asume esa responsabilidad es por voluntad propia que podrá ser desinteresada o encerrar los más oscuros interese como “no quedarse sólo”, “hacer réplicas de uno para perdurar en el tiempo” o “conseguir alguien que pague el geriátrico al final de nuestros días”.
Es esencial saber que nadie de afuera puede entender lo que pasa en ese vínculo así como nosotros no podemos dar recetas a otros porque hayan servido con los nuestros. Incluso cada uno de los hijos es una relación diádica distinta.

Se puede afirmar, casi con seguridad, que lo vamos a hacer mal y que en algún momento nos van a perdonar; pero esa es otra historia para otro artículo en otro momento.















martes, 12 de julio de 2016

El problema no es él, sos vos...

El problema no es que él desfile en un acto público organizado por el gobierno nacional; o quizás algo de eso también es problemático, pero no es un problema que me genere una angustia de prócer porque siempre supe lo que este gobierno pensaba de ciertos temas.
El problema no es que haya sido un golpista que intentó desestabilizar el gobierno democrático  de Alfonsín en pro de un grupo reducido de intereses que nada tienen que ver con el todo al que deberíamos llamar patria.
El problema no es que haya desfilado con un grupo de héroes-víctimas que merecen nuestro reconocimiento ensuciando con su estupidez y pedantería todo.
El problema no es que nadie del gobierno haya salido a decir lo indignado que estaba con su participación.
El problema no es que celebrando 200 años de independencia desfile quien propone la dependencia y la sumisión como bandera.
El problema no es que los líderes del radicalismo se queden callados frente a una ofensa directa como es que este sujeto que puso en riesgo el gobierno de Alfonsín y que le hizo, notoriamente, cambiar el rumbo, desfile impunemente ante sus ojos mudos.
El problema no es que él en su ceguera siga pensando que algunos argentinos valen más que otros, que algunas ideas merecen la vida y otras la muerte. Eso no es democracia, ni podrá serlo nunca.
El problema es que una parte de la población lo haya aplaudido con alegría, celebrando la muerte y la intolerancia.
El problema es que los gusanos se asoman en la herida que parece sigue abierta.

El problema no es un idiota desfilando donde no debe, el problema es un contexto que lo permite y que lo avala.










lunes, 11 de julio de 2016

(...)

No duele tanto el final
como lo indeterminado.
Sujeto en estado terminal
el hombre a su máquina está atado.

La parte del saber que más nos duele,
es saber que no sabemos suficiente.

Pensar miles posibles e indiferentes
y estar sujetos a una mínima fracción de suerte.

Estar y no estar ahí,
y verte estando sin estar.

No duele tanto el final,
como lo indeterminado

de tu suerte.














jueves, 7 de julio de 2016

el silencio


Hay un silencio
en el grupo de WhatsApp de los hermanos
hay un llanto contenido y desgarrado
un deseo de despertar de algún mal sueño
que todo sea un fraude, una charada, un teatro.

Hay una decisión
que duele hasta los huesos
hay un no saber nunca cuándo y saberlo
un tiempo lleno de palabras y recuerdos
que se agolpa tras los ojos repletos de agua.

Hay un saber
sobre los tiempos y las lógicas que niego
hay una inmortalidad que se me escapa
un golpe del destino, un duelo previo
que no sabe de cariños ni cuidados.

Hay una culpa
de no saber si se ha hecho lo necesario
hay una mirada que no encuentro
y reflejaba el destino de los cinco
que se ha multiplicado por diez.

Hay un señor
anudado a una cama de terapia
hay una esposa que lo mira desconcertada
y nietos que van y vienen dispersos
que juegan, que ayudan, que están.

Hay cinco hijos
un silencio afónico en el chat
hay una vana esperanza que se escapa
y golpea en el rostro con horrible irrealidad
que te deja sentado sin poder reaccionar.

Hay un silencio.















domingo, 3 de julio de 2016

La angustia.





La duda,
la única angustia existencial
y ontológica
es la frágil, fugaz, efímera distancia
que separa
la vida
de
la muerte.

Todo lo demás
son boludeces.