martes, 21 de enero de 2020

Decálogo inútil en tiempos de vacaciones veraniegas: Reglas para no ser tan imbécil (cuando hablamos o escribimos).


1) Leé información pero no intentes leer todo, eso es imposible. Trata de identificar lo que es relevante y lo que es una pelotudez para distraerte. Abrir un linck que contiene las últimas fotos infartantes de… es de pajero, no de informado; otro sobre la última pelea del espectáculo es de… bueno, aún no se ha inventado un epíteto adecuado para eso. Las frases y los textos de autoayuda son eso, la forma de autoayudarse económicamente que tiene su autor, a vos no te sirven para nada.
Leé poco, pero leelo bien.
2) Tratá de identificar, entre lo que lees, qué es verdadero, qué es falso, qué es relevante, qué no lo es. Cruza informaciones, chequeá fuentes… Nunca te conformes con lo primero que leés, aunque al final termines quedándote con eso. Leé la misma info desde posturas contrarias.
3) Respetar todas las opiniones no es de persona democrática, es de quien no tiene criterios de legitimación. Hay opiniones que no deben ser respetadas si queremos seguir viviendo en democracia. No se pueden aceptar posturas que se contraponen con el respeto del Otro. La xenofobia, el machismo, etc. no deben ser aceptados por esa argumento pelotudo que dicen algunos “Y bueno, es mi opinión y la tenés que respetar.” Lamento decirte que si vos no respetás al otro, no entiendo desde que posición ética reclamas el respeto para vos.
4) Estate atento a las falacias discursivas (generalizaciones, argumento contra la persona, acciones predicadas, las citas apócrifas o sacadas de contexto).
Por ejemplo, uno de los recursos argumentativos más comunes y peor usados es la cita de la voz de otro… «lo dijo…», «lo afirman científicos…», etc.
Descontando de que muchas veces dichas citas suelen ser apócrifas; la voz de otro y sólo si esta voz es autorizada, (tiene alguna autorización vivencial o académica sobre el tema que habla) puede servir como apoyatura pero no como prueba de los argumentos.
Otro ejemplo: el argumento contra la persona, «Y, mirá quién lo dice…». Desacreditar la persona no desacredita el argumento, no importa la persona si el argumento es válido y en una confrontación de ideas se enfrentan construcciones de mundo no personas. De igual manera tampoco acredita un buen argumento si es una buena persona, conozco muchas «buenas personas» que andan diciendo impunemente pelotudeces por ahí.
La falacia más común, la que lamentablemente todos usamos a pesar de que todos reconocemos, es la generalización que anula todos los posibles matices de un mundo rico en diversidades: «los políticos son…», «los empleados son…», «los empresarios son…», «lasmujeres son…», «los hombres son…». Puede ser que el cliché tenga, sobre todo debido a ciertos patrones culturales comunes de comportamiento, alguna base cierta; pero envejece y muere a mucha velocidad y muchas veces nos encontramos juzgando a grupos con patrones de comportamiento que ya no existen.
Otro error común es el de predecir acciones ante situaciones no análogas, «si esa vez actuó así, ahora va a hacer…». Convengamos que las analogías sólo pueden establecerse legítimamente cuando las situaciones contienen una serie de elementos comunes internos y externos; que alguien sea un médico bueno o malo no quiere decir que vaya a ser un presidente bueno o malo.
Las relaciones de causa-consecuencia son, sin dudas, uno de los argumentos más sólido sin embargo deben analizarse la totalidad de los factores causales. Nunca una consecuencia surge de una sola causa; eso es verdad de Perogrullo (no debió de haber sido muy inteligente este tal Perogrullo).
5) Distinguí entre información y opinión. Y lo más importante, estate atento a que toda información es una construcción que depende de una cosmovisión determinada y sólo es verdad dentro de esa cosmovisión. Las verdades tienen lógicas internas como las reglas de cualquier juego, si juego al ajedrez es verdad que el caballo mueve el L pero si estoy jugando a las damas… bueno, ni siquiera existen los caballos.
6) Llegado a este punto, ponete a pensar; pero pensalo por vos mismo. Poné en duda todos los pensamientos prestados o que han tratado de inculcarte. Descarté toda idea que se funde en razonamientos al estilo “Esto siempre fue así…”, “Es natural que sea así…”. Poné en duda todo, incluso de lo que estés convencido.
7) Pasate una semana rumiando la idea. Después olvídate de ella. Después volvela a pensar. Después mírate una serie, una peli de superhéroes o una peli chinoca. Después volvela a pensar. Después leete un libro. Después volvela a pensar. Sólo las ideas que perduran son las que vale la pena pensar.
8) Sentate y escribí de un solo tirón todo lo que pensaste (en preferencia en lapicera y sobre un papel de esos que se pueden tirar sin culpa). Pero no lo publiques ni lo digas, antes de alguna acción enunciativa (que no te gane la urgencia) leelo vos, para vos y en voz alta (en vos alto). Escuchate cómo suena. Leelo varias veces. Comenzá a elegir las palabras: ¿dónde conviene una reiteración?¿Cuándo pongo un exabrupto para volver a capturar la atención?¿A quién le estoy hablando?¿Quién es ese yo que habla?
9) Sentate frente a la pc y volvelo a escribir. Ya en frío, nunca escribas en caliente. Luego podrás publicarlo o decirlo.
10) Finalmente: Nunca sigas consejos sobre cómo debés escribir o hablar.




martes, 7 de enero de 2020

Santa Fe y un rumbo que no entiendo


No soporto al fanático, el fanático es incapaz de argumentar o dar razones y puede justificar hasta las cosas con las cuales está en contra. Por eso he adherido de por siempre al pensamiento crítico regido por una ética personal. Para ejemplo, quizás uno bueno, es el de Bielsa dejando que el contrario haga un gol porque consideró que fue injusto el gol que su equipo había realizado. Los bilardistas que no hayan muerto de un ACV cuando vieron eso, están aún sin entenderlo o diciendo que fue una estupidez. Para algunos, ganar es lo único que importa y no hay razones éticas ni humanitarias que deban ser consideradas. No puede haber pensamiento más liberal que ese; subamos, pisemos cabezas, el otro no importa, ganar es la esencia.
En definitiva y a lo que voy, el fanático no piensa, no razona y, obvio, no es crítico. En política, los argentinos tenemos una historia muy de fanáticos; desde 1955, quizás, mucho más virulenta que en otros lares (quizás no). Estos últimos años fueron los macristas quienes sacaron su odio a pasear y no entendieron de razones ni argumentos, lanzando frases de un espanto ético intolerable; a fines del 2019 la violencia de algunas expresiones asustaron a muchos (me incluyo). La famosa grieta está sostenida por uno sólo de sus interlocutores; es más, fue visible como calmaron su voz los interpelados por este discurso en este último año. Sabia decisión a mi parecer.
El peronismo se unió en un todo heteróclito, como ha sido siempre creo; ya que no es propiamente una ideología, sino un movimiento popular capaz de albergar a un Lope Rega o a un Willam Cooke. La legitimidad del peronismo está justamente en eso, en ser un “movimiento” y en ser “popular”. Por lo general, quienes tenemos una idea que podríamos llamar (haciendo uso del simplísimo lenguaje politiquero) de “izquierdas”, apoyamos y creemos en muchas de las acciones que el peronismo de base (no el de élites) realiza cuando llega al gobierno. Para dar un ejemplo en lo cotidiano, con un peronista puedo discutir, hablar, confrontar y seguir tomando tranquilos una cerveza. Con la derecha de base, no, no puedo; lo he intentado y realmente se me hace difícil (si no imposible).
Pero ¿a qué viene todo esto?
A que algunas veces, en el afán de mostrarse unidos, los peronistas son capaces de comerse los sapos más gelatinosos o más envenenados. Créanme que entiendo, que para volver había que aceptar en las filas gente que no comporta la idea de que “la patria es el Otro” (concepto al que adhiero completamente); es una actitud bilardista que la comprendo aunque no la comparta. Pero creo también que corresponde controlar ese agente y demandarle, como base, como grupo, cada vez que se aleja de la idea social que sostiene el peronismo de base.
Vivo en Santa Fe (provincia) y últimamente me encuentro oyendo o leyendo amigos defender lo indefendible. Apoyar acciones que si las hubiera aplicado otra persona le hubieran saltado al cuello; acciones que se alejan mucho, muchísimo, de la idea peronista y están mucho más cerca de la derecha. Entiendo que apoyan porque temen que el fascismo internacional (léase: trump, bolsonaro, etc. no los puse en minúscula por error de tipeo) al ver una sola fisura quiera aprovechar y volver a tomar el poder. Pero ese apoyemos al peronista sólo por ser peronista nos ha llevado al menemismo y con él al período neoliberal más horrible de nuestra historia.
Posiblemente yo sea corto de entendederas y no vea lo social en ciertas acciones y deban ustedes explicarme. Pero en privado he discutido con alguno de ustedes y están tan desconcertados buscando razones como yo enojado con las acciones.
Sobre todo, principalmente, porque creo que el gobierno nacional tomó el rumbo que todos esperábamos. Enfrentando al neoliberalismo de recortes y corrigiendo errores anteriores. Nada que agregar más que alegría lo que está sucediendo a nivel nacional. Pero acá en Santa Fe, parece otro cantar.
1) Extensión de los pagos a los agentes activos. Algunos cobran el 15 de enero. Lamento decirles que eso es indefendible; es ilegal; como era ilegal no respetar la paritaria nacional docente.
2) Hacer desaparecer el ministerio de ciencias, tecnologías e innovación. O lo que es peor (en el plano conceptual), fusionarlo con el Ministerio de Producción. Piensen el sentido y el valor que se le da.
3) Demorar los pagos a los proveedores de los comedores escolares. Ahí no tienen forma de defenderlo.
4) Primera acción de la ministra de educación (designación que no ha sido del agrado de muchos de nosotros) es revisar el ausentismo docente. Yo estoy de acuerdo que ese es un clivaje importante para ver, sin embargo mientras en el orden nacional vuelven a lanzar las compus y el plan de lectura (comprendiendo que la educación no es gasto), en la provincia demoran los pagos hasta la ilegalidad y se ponen a ver cómo ahorrar en reemplazos. Si a ustedes les parece una medida lógica, porfa expliquen el porqué.
Y a qué iba con lo del fanático. Que de pronto me encuentro conversando con gente con quienes tenía un gran dialogo y hasta enriquecedor que se niegan a poner sobre la mesa estos temas; o lo que es peor, los defienden.
Vuelvo a insistir en que quizás sea mi incapacidad de comprensión o mi falta de recursos intelectuales para entender el camino.
Vuelvo a insistir, el camino que toma nación no sólo lo entiendo sino que hasta lo comparto.
Vuelvo a insistir, si no somos nosotros los que presionamos cuando vemos que el camino se desvía, no lo va a hacer nadie (a la derecha le gusta esto de recortar en educación y en ciencia, ¿qué sigue luego?¿salud?)
Vuelvo a insistir, si alguno de ustedes puede darme razones, argumentos (todo lejos del fanatismo) estoy, como siempre, dispuesto a oírlos y tratar de entender.
Creo en el diálogo y en el pensamiento crítico; no, en el apoyo incondicional.
He dicho.