martes, 29 de marzo de 2016

Un problema ético

Cuando se viraliza algo de la vida privada (generalmente sin voluntad del involucrado) en las Redes Sociales (que son parte indiscutida de la vida pública) generalmente surgen en todos los ámbitos sociales una serie de discusiones que giran en torno a lo moral o no de las actitudes del involuntario involucrado, a la seguridad o no de las redes, al uso y no uso de las mismas.
Todo el mundo habla y opina sobre el Otro sin importarle el Otro pero sí el temor de que les pueda pasar a ellos.
Yo creo que hay algo que aún no se discute y es la piedra angular de este conflicto. El problema es un problema ético que me hace preguntar ¿por qué la gente lo viraliza? Porque no se comparte sólo, la gente lo pasa de pc en pc de teléfono en teléfono. ¿Qué clase de morbo les permite distribuir eso sin importarles el daño que le hacen al Otro (afectiva o socialmente)?¿Cuántos somos los que cuando recibimos algo así lo borramos y no hablamos?¿Qué diferencia hay entre los viralizadores y un ventanero que se escuda en que la culpa no es de él sino del que dejó la ventana un poco abierta?
Creo que ese es el tema; el tema no es el Otro sino nosotros y nuestra actitud. No qué valores éticos le permiten hacer al otro lo que hace sino qué valores éticos nos rigen si andamos pasando de amigo en amigo algo que es privado y que alguien con pocos valores comenzó a transmitir.

Es sólo una serie de preguntas que creo no nos estamos haciendo. Creo que sería mejor dejar de hablar del otro y comenzar a preguntarnos por nosotros.






miércoles, 16 de marzo de 2016

lo inevitable

- Hola.
- Hola.
- Che, que cagada ¿no?
- ¿Qué cosa?
- Y… vos… lo que te pasó.
Está a punto de hablar pero se calla.
El otro insiste:
- ¿Es como cuentan?
- No sé.
- ¿No vas a decir nada?
- Es mi vida y no la tuya. ¿Por qué tendría que decir algo?
- Para defenderte.
- ¿De quiénes? ¿De gente como vos?
- No seas agreta che, encima que uno se preocupa
- Ahora hablan, lo que no saben lo inventan. Ya se les va a pasar. Ustedes se aburren muy rápido de los chismes de la vida ajena. Si yo te digo algo, te estoy regalando más cosas para seguir hablando, quizás dos semanas más, así que quédate con tu idea y aburrite pronto de vivir vidas de otros.
- Siempre el mismo amargo vos.
- Sí, yo no cambié lo que soy. Vos cambiaste la forma en la que me pensabas. Nada más.
Y se fue.

Y, aunque el chisme ya era viejo, durante dos semanas más pudieron seguir hablando de la original respuesta.

martes, 15 de marzo de 2016

Escritura automática



En todo lo que he escrito hoy y mañana jamás he podido escapar al monologo de Macbeth en el V acto; al viejo pescador de pulseadas interminables de Hemingway; a Rodión tirado en la cama mirando el techo; a un grupo de idiotas mencionando a una cantante calva; a dos nadies esperando a un tal Godot; a Remo abofeteado; a Astier arrojando un fósforo sobre un bulto humano; a K esperando una condena sin saber de qué se lo acusa; a Chinaski abriendo otra botella; a Juan Carlos muriendo de tuberculosis en las sierras; a Kirilov esperando su suicidio innecesario; a Gregor con el pecado original incrustado en su espalda; a los caballos emergiendo desde el público para acostarse con Julieta; a Jean Baptiste bañándose en el perfume de su amorosa cena; a Jekill explorando su verdadero ser; a la criatura ahorcando con sus manos al hermano de su creador para poder ser el monstruo que todos ven; a Héctor enfrentando una batalla perdida de antemano; al creado creando en círculos ruinosos de su esencia; a tres hermanos mirando las bragas sucias de su hermanita; a un escribiente que perdura en su inexistencia; a una prostituta regenteada por su abuela yendo de pueblo en pueblo; a Troxler filmando y reviviendo su fusilamiento; a la lengua prodigiosa y cancerosa de Castelli; a un preso cantando una canción de cuna encebollada; a una biblioteca infinita de anaqueles hexagonales duplicada como en un eco por un envenenador.
En todo lo que he escrito ayer y siempre no puedo escapar al sinsentido de seguir buscando un signo que se me escapa entre los dedos de lapiceras inertes y rebeldes.
Y uno sabe que está ahí… tan cerca que se torna inalcanzable.
Si tan solo pudiera tomar distancia, la suficiente para que el largo de mi brazo no entorpezca el manotazo al vacío y aferrar la nada con mi puño para estrellarla contra mi suerte.
En todo lo que he escrito mañana y nunca, no he podido.
Y sin embargo Aún, un muy lacaniano Aún.