miércoles, 27 de enero de 2016

Una revolucionaria de la alegría

Charlo con una amiga, revolucionaria de la alegría ella; pero muy linda. Charlamos de boludeces, del clima, del último amor, de la mejor posición, hasta que de pronto me dice…
—Viste, ahora si un ladrón entra a tu casa y vos lo herís vas en cana y tenés que pagar sus gastos de salud.— y mientras lo dice los ojos se le salen de las órbitas y el tomo se exaspera… igual que cuando hablaba del calor y del calentamiento global. —Hay que reformar el código civil.— remata.
Y yo, que comprendo la diferencia entre los «pensantes» y los «pensados» y como también identifico su belleza, busco en el arcón de los recuerdos el tono más dulce, docente y conciliador de los que tengo. Entonces le digo:
—No digas estupideces, de dónde sacaste eso. ¿Leíste el código civil?¿Tenés la más puta idea de lo que estás hablando o sólo repetís un letrerito que leíste esta semana en el face?
—Vos decís eso porque sos kichnerista.— replica ofendida.
—Primero, no lo soy. Segundo, si lo fuera, qué tiene que ver mi postura con que vos estés hablando al pedo. El código civil lo reformamos hace poco y blanquea muchas situaciones que existían y de las que la jurisprudencia no se hacía cargo. Pero de lo que vos hablas es del código penal que se modificó por última vez allá por los ’80 y no dice lo que vos decís. Si estoy equivocado quiero que me cites el artículo en el cual lo diga.
—Vos decís eso porque no te gusta Macri.— replica ofendida.
—A ver hermosa, ¿qué tiene que ver el culo con las aceitunas?.
Bueno todo fue más largo pero en definitiva me fui de su casa, lo cual lamento terriblemente y veo que me acaba de quitar la amistad en el face, lo que agradezco considerablemente.
Después pensaba, ¿quiénes son los verdaderamente intolerante? La última vez que estuve hablando con una amiga kichnerista le dije que era una vergüenza que no se tratara seriamente una ley para los transgénico y el uso de los plaguicidas y que todo eso era porque la soja les había dado de comer a ellos mucho tiempo. Esta amiga no se ofendió, compartió en parte y disintió en otra, seguimos charlando, aquel día no me echó de su casa y aún sigue siendo amiga de este medio llamado Face.
Vuelvo a preguntar: ¿Quiénes son los verdaderamente intolerantes? y agrego ¿quiénes hablan con argumentos y quiénes con enunciados prestados?
Pido a todos, no se conformen con lo que les dicen. No cuesta mucho buscar la fuente y leer, aunque sea más cómodo no hacerlo al final te va a resultar muy caro.

Dije que no iba a hablar más de política y no estoy hablando de política, estoy hablando de amistades.

lunes, 25 de enero de 2016

Instantes

«Yo siempre huyo», me dice.
Y la miro desnuda a mi lado, tan quieta, tan inmóvil, tan bella.
«Chau», le digo; «deberé entonces vivir cada encuentro como una despedida»

Ella me miró y se quedó a mi lado despierta… esa noche, toda la noche... despierta.

martes, 19 de enero de 2016

Volver al pasado (diálogos plutónicos)

Cuando el pasado viene a visitarlo, el presente tiende a sentirse incómodo.
Escucha el timbre. Atiende. Es ella, tan bella, hacía mucho que no la veía.
—Hola.
—Hola.
La mira sin prejuicios del pasado… y sigue siendo bella.
—¡Qué bueno verte!— dice mientras piensa en qué increíble es poder decir la absoluta verdad y estar mintiendo irremediablemente.
—Tenía ganas de verte.— y su enunciado fulmina cualquier capacidad de reacción.
—Hola. — una voz desde atrás, la que cree es de su mujer, saluda.
—¿Qué hacés linda?— dice Bella.
Charlan, beben cerveza y se fue a la santa hora.
—Estoy en…— le dice antes de irse y como freak poco hábil le entrega un papelito entre un dar de mano y un beso.
Luego de la calma, siempre la tormenta.
—¿Por qué vino?¿Qué quiere esa?— y miles de etcétera que estoicamente acepta sorprendido.
Todos se durmieron. Se fue sin auto, a pie. Buscando un taxi. Llegó a la puerta.
—¿En dos horas me pasas a buscar?
—Ningún problema.
La hizo llamar, lo hizo subir y…

Bajó dos horas más tarde y el honesto remisero lo esperaba.  Él sabía que este viaje era tanto por el viaje y otro tanto por la boca callada.

Entró en silencio.
—¿Qué pasa?
—Me pareció que estaba lloviendo.
—¿Llueve?
—No, no llueve más.
Cronos deglute sus hijos con impiedad.

Presente, pretérito, futuro, ¿condicional?

Leo en Internet
aburrido de nada
leo alguien que publica:
«Que todo vuelva a ser
como era antes»

Pienso;
no encuentro un lugar
en el pasado
al que quiera volver
siendo el que soy.

El «antes» tuvo
cosas buenas
cosas malas
y cosas que ni fu ni fa
pero pretéritas todas ellas.

Leo en Internet
por aburrido nada más
y pienso
en palabras de Carlos:
«no hay nada más terrible
que demasiado tarde».

Y agradezco no padecer
la enfermedad de la nostalgia
lo vivido
bien vivido
o
mal vivido
o
vivido
no importa,
el participio siempre se instala en el pasado…
y el pasado corre
como río hereclitinano.

Lo viviendo
es eso, un presente
y no resiste análisis.

Leo internet
por aburrido no más
y pienso en
el imposible
de desear
volver al pasado
siendo el presente

con tanto futuro por delante.

sábado, 16 de enero de 2016

Otro diálogo entre Bella y Bestia

—¿Cómo se miden los sentimiento?— me pregunta ella, siempre bella.
—En grados de vulnerabilidad.— supongo una posible teoría que pienso mientras la digo.
—¿Cómo es eso?— me pregunta mientras viste sus ropas.
—Cuanto más vulnerable te sientas frente a la otra persona, más sentimientos están implicados.
—¿Estás hablando de amor?
—No, estoy hablando de sentimientos.
Ella levanta la mirada con marcado dramatismo de niña ofendida.
—Entonces siento muy poco yo por usted.— me dice en tono de chiste y se va, como siempre ella, bella, se está yendo.

No me oye cuando digo, muy para mí: «Sí, ya lo sé.» e inmediatamente trato de distraerme con un libro aunque no soy descuidado y sé que con los ojos vidriados no podré leer.

miércoles, 13 de enero de 2016

Honestidad brutal

Yo sé que soy feo
yo sé que soy tonto
y por alguna extraña razón
que nunca me contó el destino
siempre me han querido
cuantas he querido
que quisieran mi querer.

Es un enigma para mí
comprender la razón
que ubica una sujeto
en quererme querer.

Y por si fuera poco
en buenos términos termino
y el cariño aunque ya no el amor
perduran en el tiempo.

Sin plata, feo y tonto soy
y sin embargo nunca
debí de sacrificar mi querer
en vanas huellas.

Es más, sobran senderos
que nunca he recorrido
ni quiero.

Es extraño pensar que
alguien me quiera como soy
siendo yo tan imperfecto.

Pero para qué pensar en boludeces;
me siento,
tomo una cerveza,
y disfruto de lo que el destino
se digne en entregar
a mis sentidos.

jueves, 7 de enero de 2016

La última vez que hablo de política con vos

Mientras todos miran el thriller «los Lanatta» por cadena nacional (una superproducción de ficción policíaca)…
Una bandada de despidos invaden las ciudades y un intendente que la tiene cocinada se sube el sueldo.
Los autos que puede comprar la clase media venida a más hasta el año pasado hoy suben 15 % y los autos que sólo pueden comprar los que tienen mucha plata bajan un 30 %.
La nafta y la mayoría de los consumos que sin dudas voy a tener que hacer suben entre el 15 y el 30 %.
El impuesto a las ganancias para los sueldos y aguinaldos sigue, lo van a pensar, pero sigue; las retenciones a los cereales y las tazas de importación bajan o desaparecen.
El ministro de economía que debería defender a los trabajadores los amenaza con la posibilidad de que pierdan su empleo si hacen reclamos salariales.
El ministro de educación no sabe qué ley de educación tenemos y pone en riesgo muchos de los planes educativos. ¿Y la ley de financiamiento? Ah, de eso no me acuerdo. (Fíjense el detalle, aún no se corrigió en DNU, esa es la importancia que va a tener para este gobierno la educación).
Los que iban a permitir el disenso sacan programas o cambian programaciones completas... hacen campañas en contra de telenovelas... hacen listas negras de artistas... en esta Argentina que me presentan parece que todos tenemos derecho a opinar una sola cosa.
Cuando alguien se queja hay que pegarle, así reza el nuevo epígrafe de los mismos que cortaron las calles con su reclamo por la resolución 125. ¿A ellos también habría que haberles pegado? Pero está bien, sigamos midiendo con dos varas.
Los jueces se designan a dedo como nunca en la historia de la democracia argentina se hizo.
Va a controlar el presentismo gente con inasistencia perfecta.
El empoderamiento de los pelotudos los hace sentirse con la impunidad de amenazar a mujeres que son un ejemplo internacional de lucha pacífica por la justicia. Pero el presidente no se enteró, o no tiene nada para decir sobre eso.
Luego del tiempo que nos llevó desendeudarnos volvemos a pedir créditos internacionales con condicionamientos políticos y condiciones de usura.
¡Ahora pueden comprar dólares! No se mientan, siempre se pudo comprar dólares a ese precio, se los vendían en cualquier casa de cambio sin pedirle nada. El dólar que usted no podía comprar era el que estaba a menos de 10 pesos. Ah, por si no se dio cuenta, sigue sin poder comprar ese dólar.
 Como algunos libros no se imprimen acá, en lugar de apoyar a las editoriales nacionales para que consigan los permisos se abre la importación de libros. Yo me acuerdo cuando los libros sólo venían de afuera. ¿Tiene usted la mínima idea de la cantidad de trabajadores que están involucrados en la venta, promoción y distribución de libros nacionales? Para qué le pregunto, dudo que usted sea de los que lee.

En definitiva, se abre la importación de todo y luego veamos qué fábrica queda en pie.
Los DNU fluyen con el peso de una monarquía ¿Y la república?
¡La república que los voto!
Me quedé callado hasta ahora esperando ver vuestra famosa revolución de la alegría llena de globitos amarillos que poco a poco se van desinflando ¿y su camino hacia la pobreza cero?.. no les parece que están yendo por camino equivocado.
Me callé hasta ahora para esperar un poco y me callo a partir de hoy, no vale la pena discutir sobre los colores frente a un grupo de ciegos; «el universo está hecho a la medida de los ojos del que mira».

Sólo que es una pena que nos tengamos que equivocar todos para que ustedes se den cuenta.
No le hablo a la gente que le conviene este gobierno y que es tan egoísta que no le importa lo que le pase al resto del país, ellos son pocos y siempre nos hemos sabido en veredas diferentes. 
Les hablo a los engañados. No se peleen conmigo porque no voy a decir nada más (a diferencia de muchos de ustedes yo siempre he sido respetuoso de la opinión ajena aunque no la comparta); de acá a dos años, cuando vos te estés quejando de lo que pasó con este gobierno, entonces, quizás ya un poco menos engañado, podamos hablar de nuevo.

miércoles, 6 de enero de 2016

Ella la necia


“Cuando en el mundo aparece un verdadero genio, puede identificárselo por este signo: todos los necios se conjuran contra él.” Jonathan Swift
En el barrio es inevitable cruzarse. Charlar dos palabras.
—Esa es loca de arriba y loca de abajo.
—No pertenece acá, no entiende nada.
—Por algo la dejó el marido ¿no?
Los juicios categóricos e irrevocables. En la policía hay una lista con el nombre de la gente que hace problemas en el barrio… en esa lista está subrayado su nombre; no el nombre de quienes venden drogas y son amigos del policía que mira para otro lado (bah, amigo es una forma de decir a una relación a plazo fijo)… en esa lista está subrayado el nombre de ella, la Magdalena limpiadora de sudarios sangrientos.
—Hay que tener cuidado con ella.— dice la policía.
No con los vendedores de merca, no con los que amparan esa venta, no con los golpeadores de drogatas, no con los «cerrate, no te metas», no… no… hay que tener cuidado con ella, es peligrosa.
*   *   *
Golpean la puerta. Ella se sobresalta. Los golpes la sobresaltan. Él ya no vive más con ellas. El «agente del orden» ya se fue a otra casa con otra mujer. «¡Pobre!» piensa, «¡Pobre mina! no sabe lo que se llevó». Los golpes la sobresaltan. Ella se sobresalta. Golpean la puerta. Deja su hija en el suelo y va a atender.
—Emma, para vos.— la vecina, mirándola un poco extrañada, le tiende el teléfono celular que tiene en la mano.
—Hola.
—Sí, sabía. Todo el barrio lo sabe.
—Bueno, me alegra.
—No, que estés en cana no, que estés en un sector de menor seguridad y que hayas decidido terminar la escuela; eso me alegra.
—No, yo no tengo nada que ver. Lo decidiste vos.
—Bueno.
—Está bien.
—Chau.
Le devuelve el teléfono con los ojos llenos de lágrimas. La vecina la mira un poco más extrañada que antes.
—Gracias.
Y cierra la puerta.
* * *
Un estertóreo vómito de sangre cae en la vereda. Una vecina cierra la ventana para demostrar que no le interesa.
—Ahí tené, drogón de mierda, pa’queaprendas. Y no haga ma quilombo. ¿entendé?— la frase parece larga pero la acompaña una sola patada.
El policía se queda en la esquina, mirando para otro lado. Un pibe pasa con una bolsa de nailon blanca con los mandados de su casa y salta el charco de sangre. Todo sigue igual. El bulto sanguinolento del piso debió de haber sido un hombre alguna vez cuando existía la dignidad.
Dos manos sorpresivamente lo toman de las axilas y lo levantan pesadamente del piso… trastabilla. Da vueltas su rostro para encontrase con sus ojos bellos desde el afuera hasta el adentro de esos iris pardos.
—Vení.— le dijo. Solo le dijo: «¡Vení!». Como una orden que no molesta.
*   *   *
Le tiene miedo. Sabe que mató a alguien en un asalto o algo así. Le tiene miedo. Esos dientes, esas ausencias de dientes le repugnan. Cierta angustia le generan esos cuadrados negros en la boca podrida de alguien que se va pudriendo por dentro. Los pantalones meados, el olor a orín viejo.
*   *   *
Lo sentó en el cantero del árbol mientras miradas como fusiles apuntaban desde todas las celosías. Tenía, había traído o hizo aparecer andá a saber de dónde, un algodón, alcohol, agua oxigenada, unas gasas, una cinta pegoteada y gastada y comenzó a quitar la sangre de su rostro sin una sonrisa de ternura ni un gesto hollywoodense. Prolija y callada limpió y curó sus heridas.
—Bien merecido que se lo tenía el pelotudo ese.
—¿Por qué hace eso esa?
—Vos sabés que está media pirucha.
—No tendría que meterse.
—Dejala, no jode a nadie.
Los diálogos se cruzan, uno no sabe bien de dónde vienen ni a dónde van, solo se cruzan.
*   *   *
Está llegando a su casa. Trata de que no se note el miedo. «Los perros huelen el miedo» le había dicho su padre y ella siempre se quedó con esa idea: «el miedo se huele». Sabe que su miedo se huele y trata de que no se note en su mirada.
—¿Vo sabé quién soy yo?
Miente. —No. ¿Y vos sabés quién soy?
—La esposa del yuta, del botonazo ese.
—Emma González, un gusto. ¿Y vos?
—El rengo Giménez.— se sonríe en una mueca de sangre, cuadrados negros de ausencia y labio hinchado.
—Duermo en el piso, ¿sabés?— le dice mientras la mira.
Le parece hermosa, si no estuviera tan drogado se la trataría de coger. Ella levanta la mirada y algo lo paraliza.
*   *   *
Ella no dice nada y continúa su trabajo de enfermera improvisada.
—Vendí hasta la cama para comprar drogas.
—No te drogues más.— es lo único que articula sin levantar la mirada.
—Estoy perdido.
—Sí… tenés que encontrarte. Date otra chance.
Él no la entiende. La escucha y la mira porque es bella y porque intentaría cogérsela si no estuviera tan drogado. Se va. Se va ella a su casa y se va él a su infierno sabiendo que los ángeles le han tenido hoy mucha paciencia.
*   *   *
Él la mira en su hermoso caminar y le grita: «Piba, con vo, todo bien pero con el cana, no. ¿entendé?»
—Mirá, ves esa casa. Ahí vivo yo con mi hijita. Los problemas de la policía los arreglas con la policía. No ahí.
—Está todo bien, nena. No te pongá loquita que no hace falta.
* * *
—Emma.
—Rengo.
El deshecho humano que se encuentra en el piso trata de levantarse pero no puede.
—Me dijeron que so maestra.
—Sí, soy maestra.
—Yo dejé la escuela ¿sabé? Por las drogas. Va qué se yo, no me servía pa nada.
—¿Y las drogas sí?
—No, qué se yo, estoy bien.
—Se te ve bien hecho mierda.
—Si dejás al yuta y me das una posibilidad a mi yo dejo esta mierda.
—Estabas casado, tenés hijos y no la dejaste.
—Pero vo es distinto, so maestra, vo me podé enseña a se mejor.
—Gracias, pero estoy bien con mi marido.
—Vamo, si todo sabemos que te faja el boludo ese.
Emma se calla. Sabe que se le llenaron los ojos de un líquido parecido a las lágrimas pero lo contiene. Da vuelta la cabeza. Se va. Entra a su casa y allí, frente a su hija pequeña, que ya está acostumbrada, permite que caiga al piso dos, sólo dos gotas de dolor.
*   *   *
—Cayó preso el boludo.— me dice. —Lo pescaron robando boludeces.— me dice. —Para comprar droga, seguro.— me dice.
Hace silencio.
—Tengo que ir a verlo.— me dice.
Yo no digo nada, la miro y pienso: «No puede ser tan bella.»
* * *
Y el mundo sigue. Y el barrio sigue. Y la venta sigue. Y los golpes siguen. Y los negociados siguen. Y las ventanas cerradas siguen. Y el mundo, el puto mundo, sigue.

Y ella sigue haciendo la diferencia.

domingo, 3 de enero de 2016

Solo soy

Soy
 
Soy un adulto que asiste a su trabajo
sostiene a su familia juega con sus mascota y cuida sus frustraciones
en un promisorio futuro.




Pero detrás de esta máscara de adulto
Soy

Soy un anciano que ansía quedarse quieto
mirando el paisaje cascarrabiando un poco
anclado en la nostalgia.


Pero detrás de esta máscara de anciano
Soy

Soy un adolescente que no adolece y lucha por sus sueños
mientras ama sin permisos ni despueses
en un estado de inmortalidad.




Pero detrás de esta máscara de adolescente
Soy

Soy un niño que quiere que lo miren
mientras juega solo a ser lo que no es
en un presente efímero y eterno.

Pero detrás de esta máscara de niño
Soy


Solo soy algo que me escribe.