lunes, 26 de agosto de 2013

Navegando en el silencio

     Un gran amigo, de esos que duran los siglos que tarda una noche de alcohol en disolverse en la sangre. Un marinero, venido de Praga y acostumbrado a los largos viajes que no llevan a ningún lado me contó la verdad sobre el marido de la tejedora.
- Cuando pasamos por las sirenas, -me dijo- yo también había decidido, en secreto, no taparme las orejas y al principio no comprendí los gritos y el enojo de Odiseo. Agucé el oído pensando que tal vez mi falta de inteligencia hacían que yo no oyera lo que sí mi capitán... y nada. Fue entonces que comprendí, que las astutas sirenas habían castigado al errante navegante con algo peor que su canto; sabiéndose escuchadas, lo torturaron con su silencio.
     Ni bien terminó su relato despidió sobre el piso la parte del vino que no era historia. Y después... nos quedamos en silencio como si hubieran pasado un cardumen de sirenas.

viernes, 23 de agosto de 2013

Antes de llegar


     Luego de varios años de caminar y a punto de morir Franz logró divisar su destino en la distancia y entonces comprendió que una vida humana era demasiado corta para haber siquiera comenzado ese viaje que él, en ese día, en el día de su muerte, estaba terminando. Entonces, y antes de morir como un escarabajo, mandó a quemar su castillo de cartas y papeles.

     Por suerte para nosotros, Max no tenía fósforos

jueves, 22 de agosto de 2013

"Cuando se despertó, no recordaba nada..."

Al despertar y darse contra la pared intentando salir de la cama, comprendió que esa no era su cama ni la persona al lado suyo su pareja. Se queda sentado mirando al frente como si no pensara en nada aunque en realidad su cabeza va a gran velocidad tratando de recordar... ¿dónde estoy?¿con quién estoy?¿cómo llegué?¿qué hice?¿la pasé bien o mal?¿quién es?¿me importa saber quién es?¿en algún momento de la noche supe quién era?¿quién era ella o quién era yo? Cualquier cosa; da lo mismo qué recordar cuando lo que falla es el recuerdo... ¿no recuerdo porque el yo censurador me lo prohíbe o porque estaba demasiado en pedo?
Duda si mirar o no mirar a su lado. Tal vez la imagen del presente le permita ingresar al pasado. Sin embargo tiene miedo. Sin embargo mira. Sin embargo lo hace despacito. Sin embargo tiene miedo.
A su lado un bulto de sábanas de lo que parece un cuerpo tapado hasta la cabeza. Un bulto de sábanas enorme que ocupa la mayor parte de la cama. La cama comienza a serle familiar.
Usa la mano izquierda, aunque le resulta incómodo para descubrir la presencia a su lado. Pero al destapar no encuentra nada, un vacío, una enorme ausencia que ocupa la mayor parte de su cama.
Vuelve a mirar la nada tratando de entender qué pasó ayer; cómo logró que tanta ausencia se acostara anoche en su cama. Pero entender es privilegio de las muertes y la compleja angustia de no saber cómo ni cuándo es la constante de saberse vivo.
Continúa mirando la nada, la Nada al frente, la Nada a su izquierda; una Nada extrañamente familiar como esa cama y se acuesta y cierra los ojos con fuerza para tratar de despertar a un mundo en el cual la ausencia tiene forma humana.

lunes, 19 de agosto de 2013

Un cuento de hadas vectorial

     Había una vez, un señor X, muy trabajador el señor X, de quedarse más horas de lo necesario y de privarse de vacaciones y de no ir a dormir temprano y de preocuparse todos los días y dueño de la tierra o el negocio o lo que sea que tiene y que cuando trabaja de más, cosa que le gusta mucho hacer al señor X, su empresa produce más para su dueño, o sea él mismo, porque ya dijimos que el señor X es el dueño y su esfuerzo se ve inmediatamente retribuido por un valor agregado a su esfuerzo, etcéteras muchos porque "y todo lo demás" son muchos "y todos los demases" que el señor X podría dar de ejemplo para manifestar su incondicional esfuerzo laboral y espíritu de sacrificio (para beneficio propio, claro está); y ese señor X, como veníamos diciendo nos dijo que le dijo a un señor Y que era un vago porque no hacía todo los esfuerzos de los que ya hablamos que hacía el señor X y luego nos dijo "podés creer" y nosotros le dijimos "sí" y él dijo "ya vas a salir vos a defender esos vagos" (creo hacía referencia a Y considerado como un grupo y ese grupo en realidad son todos los que no son dueños...)
     Nosotros tratamos de explicarle que los señores Y que no se esforzaban más, así tan más como él quería de mases era porque no recibían nada a cambio de ese esfuerzo tan más como el que él recibe y el señor X nos habló del esfuerzo y de los riesgos de ser X y no Y y de la vida más cómoda que tienen los Y de no ser X y nosotros nos reímos porque el planteo me recordaba la estructura de los cuentos medievales explicando el sufrimiento del rey y la alegría del pueblo muerto de hambre pero no pudimos decirle nada al señor X porque se fue enojado con nosotros...
Ahora que lo pensamos, no recordamos haber visto al señor X trabajando o ayudando gratuitamente en los negocios de otro, es más, es muy complejo negociar con el señor X porque no es de valorar mucho el trabajo de los otros X que no son tan X como él.
     En definitiva el señor X se quedó enojado con el señor Y que no quería trabajar de más para que el señor X recibiera más ganancias y se quedó enojado con nosotros porque no entendemos el espíritu de sacrificio ni el esfuerzo laboral que rige su vida.
Y colorín colorado, el señor X comió perdices en escabeche que eran de él y no convidó ni al señor Y ni a nosotros porque nos faltaba espíritu de sacrificio y a él generosidad.

miércoles, 14 de agosto de 2013

La Alteridad del Otro

     El político enojado porque la gente vota a otro en lugar de preocuparse de por qué no lo votan a él. Un trabajador preocupado porque otro, que hace paro, cobra más en lugar de preocuparse porque (y por qué) él está cobrando poco. El comensal, que en este momento comía torta sin sal, mira cómo la porción del otro es más grande o tiene más dulce de leche que la propia. La mamá mira cómo el hijo de otra duerme más o se saca mejores notas que el suyo. El señor cara indignada está más preocupado por la salud moral de los alumnos de colegios estatales que por la de sus hijos formados en esa academia católico-fascista a la que asisten. El remisero termina el viaje pero en lugar de estar contento con el final de la jornada se molesta de que otro compañero de trabajo haya hecho dos viajes más que él. Una pareja cena mientras habla, muy preocupada de cómo habrá sido la manera de que sus vecinos hayan cambiado de auto (¡otra vez! ¡de dónde sacarán plata!). El compañero de curso está indignado de que "esa" haya aprobado si no estudió nunca. El agropecuario mira enojado de que no haya caído piedra, también, en el campo vecino como en el de él en lugar de pensar por qué en su campo no pasó como en el del vecino en el cual no cayó piedra... pero claro, la oración es muy larga y prefirió quedarse pensando en "¿por qué no cayó piedra en el campo de "ese"? El futbolista, al final del partido, no disfruta haber ganado porque el gol de la victoria lo hizo "ese" y no le dieron el pase a "él". La docente está enojado con su colega que propuso algo que ella no tiene ganas de hacer. Las vecinas se juntan a tomar mates y hablar de "cómo, de qué manera, no puede ser" la vecina que no está. El artista se molesta de que "eso" se le haya ocurrido a "aquel" y no a "mí"... pero claro, la gente vulgar siempre prefiere las "boludeces" que se le ocurren al chapucero ese.
     Todo el mundo parece estar preocupado por la vida del otro. A tal punto que no sé si yo no estoy en este momento preocupándome por la preocupación de los otros...
     Creo que el mundo sería un lugar mucho más feliz si no hubiera tantas vidas ajenas y hubiera más vidas propias.

viernes, 9 de agosto de 2013

¡Qué vergüenza!

    Algunas veces me da risa.
    Miro la cara indignada de ciertas escandalizadas miradas... cierto temor a un Dios castigador que te va a sorprender en pleno onanismo; cierta ubérrima defensa a la inocencia adolescente perdida en algún revuelo izquierdista de esos sucios libres pensadores que no se fueron a Europa, porque ya ni ahí los quieren.
     El señor cara indignada muy enojado por unos libros que llegaron a Mendoza se queja, en su departamento de Córdoba mientras almuerza con su hermosa familia viendo sana y cristianamente en televisión cómo dramatizan la muerte de una chica que envuelven en bolsas de consorcio y tiran en el camión recolector de residuos ¿habrá sido violada?...
    ¡Qué mal esto de Mendoza!¡Con los chicos no! ¡Con los chicos no! Dice el señor mientras come.
    Después verán cómo una muchacha le partió la cabeza a otra con un martillo de enternecer milanesas, cómo un vehículo atropella a una criatura y sale huyendo, cómo el asesino de una mujer se casa con la hermana de la muerta...
    ¡Qué mal esto de Mendoza!¡Con los chicos no! ¡Con los chicos no! Dice el señor mientras toma su café.
    Menos mal que la televisión, con su baño de realidad, nos protege de los perversos ficcionalizadores de mundos; menos mal que este señor de cara indignada tiene los medios para proteger a sus hijos de las indignantes ficciones.
     Algunas veces me da risa... y otras, mucha tristeza.