domingo, 28 de diciembre de 2014

Postales festivas

"Para saber que al fin el mundo es esto / en su mejor momento una nostalgia / en su peor momento un desamparo / y siempre, siempre un lío... / Entonces usted muere." Mario Benedetti Curriculum.


Postal 01
Algunos petardos suenan irrumpiendo la oscuridad. El sonido de copas golpea la noche. La luna callada. Un niño pasa corriendo. Un perro llora. Antonio sentado solo en la puerta del "Hogar" levanta un vaso de plástico al aire y brinda consigo. Las 00:00 del primer día de enero de ya no le importa qué año. Es muy tarde para que vengan sus hijos y es muy temprano para que venga la parca.
–¡Feliz año nuevo!– piensa en silencio y bebe tratando de que la sidra no caiga de sus labios sobre su camisa nueva.

Postal 02
Un bebé llora. Ana se levanta de la mesa y se dirige a la pieza. Todos los reunidos hablan a los gritos, a nadie parece importarle si la criatura duerme.
Lo saca del moisés y lo lleva en alzas a la mesa. Todos lo miran, simulan brindar con él, le hacen caras, le dicen cosas. Ella lo mira y sabe que si por algo son importantes estas fiestas es por él. Mira la hermana que corre tratando de llamar la atención, la casa despelotada, los platos que deberá lavar, el mantel que convendría tirar.
–¡Feliz año nuevo!– gritan todos levantando las copas.
Antonio, el bebé, llora desconsoladamente. Todos ríen. A nadie, excepto a Ana, parece importarle.

Postal 03
Está contento de haber invitado a todos a su casa… por fin “su” casa. Anastasia, su mujer, sonríe. Está contenta de que hayan invitado a todos, de poder demostrar lo buena anfitriona que es. Vitel toné, pionono, lengua, mayonesa, salamines, vino blanco para el suegro, vino tinto para el padre, cerveza para el cuñado. No falta nada. 
Bueno, tuvieron que pedir a todos que trajeran platos y vasos porque los que tienen en la casa no alcanzan.
Antonio se levanta de la mesa, va a la cocina y regresa con tres botellas de champagne. Destapa una a una las botellas y sirve uno a uno los vasos mientras todos hablan a los gritos. Sirve el último vaso justo 30 segundos antes de las doce.
Todos hacen silencio, dejan de hablar, miran sus relojes, se escucha la sirena de los bomberos.
–¡Feliz año nuevo!– gritan todos levantando las copas.


Anastasia, sin saber por qué, siente deseos de llorar pero se le pasa en seguida y brinda con todos.

Postal 04
Los niños corretean entre las mesas. Tratan de robar algún corcho de sidra o un vaso olvidado el descuido. Los adultos ríen y hablan a los gritos.
Antonio juega, concentrado, con el camión que "el niñito Dios" le trajo en navidad. Ya sospecha que ese regalador navideño no existe, que es un invento de los padres sin embargo en este momento no le importa. Creer o no creer en "el niñito Dios" es una preocupación de grandes y no de niños.
El grito interrumpe su juego.
–¡Feliz año nuevo!– gritan todos levantando las copas.
Antonio tuvo la extraña sensación de sentir deseos de llorar, pero se le pasó en seguida y siguió jugando.

Postal 05
Antonio y Anastasia están sentados en silencio. Los años les han enseñado a evitar las peleas haciendo silencio y su vida se ha convertido en silencio. Los hijos están trabajando o estudiando o cualquier excusa que se hayan inventado para no volver a su pueblo a celebrar las fiestas con ellos. No han preparado ninguna comida especial. Esperan las doce como un ritual que ha perdido todo su sentido. La sirena de los bomberos suena.
–¡Feliz año nuevo!– se murmuran mutuamente.
Antonio tuvo la extraña sensación de sentir deseos de llorar, pero se le pasó en seguida y se fue a dormir.

Postal 06
Todos los adultos hablan a los gritos. Varios parecen estar, si no en pedo, bastante entonados. Hablan del clima; siempre se comienza hablando del clima, luego de política, más tarde de la familia, el amor; finalmente de la amistad que los une.
Antonio piensa que sus padres y los amigos de sus padres son todos unos viejos ridículos. Él espera que se hagan las doce para cumplir con la obligación familiar y poder salir con sus amigos. Posiblemente ella vaya esta noche al boliche.
–¡Feliz año nuevo!– gritan todos levantando las copas.
Antonio brinda, saluda a uno que otro tío, pide plata a su padre y sale de su casa.

Postal 07
–¡Feliz navidad Don Antonio!– le grita la enfermera que se acerca por atrás de la silla de rueda.
Antonio no responde. La cabeza sobre el hombro derecho y el vaso derramado en el piso.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Balance de fin de año.

     El balance de fin de año es una decepcionante estupidez.
     En la medida en que se aproximan las fiestas y el uso indiscriminado del alcohol y las comidas hace que llegue poco oxígeno al cerebro y la gente se lance a decir estupideces. Comienzan a aparecer en las redes sociales enunciados que empienzan con encabezadores tales como "En este año" y luego viene una especie de evaluación que oscila entre la subjetividad y el maniqueísmo... Siempre primero van los enunciados que podríamos determinar como axiológicamente negativos para arribar luego al maravilloso nexo adversativo "pero" con la confianza casi ciega que este cumpla con su tarea habitual de aniquilar las proposiciones anteriores en pos de una última proposición que en este caso es afirmativa, positiva y universal.
     Muchos de los que estamos en este tema de la educación sabemos más que otros de lo inútil de las evaluaciones de cierre ya que en las mismas no se puede apreciar el camino, el proceso. Llegar a fin de año y ponerse a evaluar (en frío) las acciones y posiciones tomadas durante el año, descontextualizadas, es no sólo inútil sino pavote.
     Todos sabemos que esos balances no son legítimos ni veraces. Es sólo una fantochada más de estas fiestas junto con sus regalos innecesarios y sus lágrimas gratuitas.
     Volvamos a la simpleza.
     Júntese con quienes quiera, coma, beba, celebre y deje de hacerse el metafísico y de darle de comer a los comercios.
     Mañana, luego de la resaca, trataré de escribir algo más elevado que esto. Por hoy, ¡Felices fiestas! y disfrute de la vida que ayer ya pasó y mañana será otro día.

martes, 16 de diciembre de 2014

Ficción

- Entonces me mentiste - le reprocha ella.
- No.
     Piensa en explicarle que una mentira es un enunciado que va en contra de lo que se sabe o de lo que se piensa; que en cierta medida lo contradice. Y definitivamente, lo que él hizo no fue mentir.
- No fue una mentira, fue una ficción. - corrige tranquilamente.
- Vos y tu puto lenguaje... es lo mismo, decilo como quieras; pero me engañaste... - entre sollozos.
- Sí, te engañé. - Piensa en explicarle la diferencia entre ficción y mentira. La ficción no tergiversa la realidad; crea una realidad distinta. Obvio que para crear esa realidad emplea elementos de la realidad contingente pero no la contradice. Es una realidad paralela, más cómoda, más interesante, nada más que eso.
     Todo eso pensó, pero no dijo nada. Ella se fue llorando, conforme con la ficción que había fabricado de esa relación, distinta a la que había fabricado él aunque menos conscientemente.
- Sos un mentiroso. - se escuchó el último portazo.
- Soy un creador. - pensó él.
     Se quedó un rato quieto como para capturar el momento que sin dudas sería repetible. Debía estudiar, mañana tendría el examen y bajó la cabeza hacia el libro para tratar de comprender a esos estructuralistas rusos que hablaban de la literatura tan en difícil...

lunes, 8 de diciembre de 2014

te elijo o me elegís...

Hay  veces en que uno no elige su forma de hacer arte sino que la forma de hacer arte te elige a vos.
Cuando leía historietas llegó a mí una versión de "Los hermanos Karamasov" en Skorpion hecha andá a saber por quién y varias, me hice fanático, de Jean Giraud (para muchos conocido como Moebius) herencia de las Fierro de mi hermano.
Cuando quise leer poesía me acercaron Prevert, Girondo y Vallejo, amigas que me signaron más que otras.
Cuando comencé a leer narrativa me dieron El Proceso y La Metamorfosis de Kafka (mi hermana); Crímen y castigo de Dostoievski (un amigo).
Cuando comencé a hacer teatro hice, con mi primer maestro, "El Desatino"; con el segundo, "el público" y con el tercero, "El jardín de los cerezos".
Todo lo que he vivido estéticamente es un acto de rebeldía, es Ribaud, es Artaud... No elegís el arte que hacés, el arte te elige a vos.
Y no tenía 18 y estaba elegido.

Y si, como la fea del baile, nadie te saca a bailar... alguna mirada tenés que echar para que alguien te elija.

Losing card

«Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento»
Jorge Luis Borges en "Biografía de Tadeo Isidoro Cruz"


   Una muchacha sentada en un sillón con un vaso de jugo en la mano. El pote de helado abandonado y chorreando humedad sobre la mesa ratona de vidrio. Un cigarrillo armado que se apagó solo, abandonado en el cenicero. Una película en blanco y negro, argentina. Una gota color lágrima en su mejilla.

    Mira el reloj. La hora laboral no termina. Se acomoda el pelo. Hoy se siente linda.
    Se ha levantado temprano a caminar, ha tomado sol de la siesta en largos tragos de pileta. Hoy se siente bella.
    Saluda a todos con más simpatía que la habitual. Ella es simpática. Hoy más.

    Han quedado en salir con Ella después del trabajo. La amistad con Ella ha ido creciendo este último año en la medida en que se ha sentido sola; en la medida en que se ha sentido traicionada, secuencial y sucesivamente traicionada. Primero su amiga, luego su compañera. Pero ahora tiene otra amiga, quizá otra compañera.
    La sonrisa, su sonrisa, se tuerce en un rictus cuando piensa: "La gente traiciona", como parte de las características inherentes al ser humano.

    "Qué bicho de mierda el ser humano." Eso piensa mientras sonríe. Duele sonreír.

    El día ya termina. Uno tiende a decir que el día termina cuando terminan las obligaciones y aún nos quedan horas para seguir siendo nosotros mismos. Para comenzar a ser nosotros mismos. Entonces, el día termina y por eso aun quedan horas del día para poder salir con Ella, su amiga, y charlar y ponerse al día y jugar ese juego de escuchar y ser escuchado, o simular ambas cosas, eso depende.

- Hola.
- Hola.
- ¿Vamos?
- Vamos.

    Salen del trabajo de ambas contentas de que el día termine y aún les quede día (aunque es de noche) para ser.
    Van en el auto de Ella a un bar. Ella va en auto siempre. Ella vive muy lejos del trabajo para ir caminando o en bicicleta.
    Charlan o soliloquian simultáneamente. Una detiene la conversación...
- Esperá, tengo que enviar un mensaje.
    Ella la mira y sonríe. Y aprovecha la distracción para sacar de silencio su teléfono.

    "Qué pena que las personas no tengan función «silencio»", piensa una de las dos... no puedo identificar cuál de las dos; quizás fue alguien de la mesa vecina.

    Ella tiene un llamado perdido. Tantas cosas se nos pierden y nunca las contamos ni las percibimos... Los malditos teléfono actuales cuentan las llamadas que «perdimos», con sabor a «perder», a no ganar, a que deje de ser nuestro algo que nos es propio, a desaprovechar, a balde al que se le escapa el agua, a pelota que poco a poco se va quedando sin aire; el teléfono cuenta que perdemos si no estamos conectados, perdemos el partido con la vida, perdemos vida... Ella únicamente no había recibido una llamada y el teléfono le avisaba que estaba perdida y que era difícil que se pudiera encontrar.

- Ya está, si no enviaba este mensaje después era muy tarde.- sonríe.
- Me tengo que ir.- no sonríe.
    "Seguramente es Él", piensa. Ella tiene algo con Él y aunque no conoce a Él puede imaginarse que hay algo complicado, como que debe ser un hombre casado o algo así. Entonces no dice nada. El amor es complicado para aquellos que aun creen en él.

    Ella pasó por una heladería, compró medio kilo de helado, la llevó hasta la casa y la dejó en la puerta, sola, con un pequeño balde de telgopor en las manos lleno de helado.

    Abre la puerta. Aún se siente linda. Todavía está de buen humor.

    Dicen que los seres humanos podemos ser definidos sólo por una acción, que hay una acción en toda nuestra larga vida que nos define, que nos encuentra, que nos despierde. Gregorio se despierta escarabajo, Tadeo se enfrenta a sus compañeros, Rodion toma un hacha; un solo hecho, una sola acción y toda nuestra injustificada existencia se explica.
    Y esta noche...

    Apenas entra, guarda el helado en la heladera (como corresponde a las leyes de derivación). Se dirige, a sabiendas, a un cajón donde guarda un fragmento de tiempo. Se detiene.

    Antes debe acomodar, arreglar, preparar la escena. Luego tendrá hambre así que está bien guardado el helado. El sillón frente al televisor. Busca y se pone la remera más rotosa y que le parece más coincidente con su idea de hippie rebelde, cuidadosamente deja que el cuello caiga descuidadamente descubriendo el hombro. Se siente linda. Se descalza porque calza más con la imagen que se quiere dar. Planea todo como si hubiera cámaras filmándola.

    Ahora, nuevamente, pero esta vez no se detendrá, se dirige al cajón del tiempo olvidado y saca una pequeña bolsita que envuelve una maza apelmazada de hiervas y unas semillas como de pimienta. Se sienta en el sillón y sobre una mesa ratona, sobre una hoja de agenda desgrana con los dedos el cascote de yuyos que guardaba la bolsita. Pone al lado una cajita roja con la palabra «smoking» en letras doradas y saca un rectángulo de papel; se cuida que una franja un tanto más oscura quede hacia arriba y del lado de afuera. Echa adentro lo trabajosamente desliado. Enrolla el papel sobre sí mismo y sobre la hierva. Saca la lengua y humedece la franja oscura. Tuerce las puntas. Guarda el resto. Se acerca un cenicero. Enciende un extremo u fuma apaciblemente.
    Está todo montado, todo listo, la escena preparada, tal y como a ella le gusta. Todo controlado. Sólo falta el efecto.

    Segunda seca. Espera comenzar a marearse...
"No pasa nada.", piensa.

    Tercera seca.
"Esto tendrá vencimiento"

    Cuarta seca.
"No puedo ser más salada."

    Se para y abandona el cigarrillo en el cenicero. Se dirige a la heladera para ver si hay algo de alcohol para que colabore con el efecto esperado.
    No hay.

    Se prepara un vaso de jugo Saldan de pomelo con agua (tampoco tiene soda). Se lleva al sillón el pote de helado y el vaso de jugo. El pucho la espera encendido. Otra seca. No pasa nada.
    Se sienta.

    Ya no se siente tan linda ni tan simpática.
    Y ahí se queda, tomando un trago de jugo, una cucharada de helado, mirando el "volver" una película argentina en blanco y negro.

    Me cuenta.
    Yo pienso la imagen final y me parece una imagen tan precisa, tan poética, tan plurisignificante.

- Está bueno para escribirlo.
- Hacé lo que quieras.

domingo, 7 de diciembre de 2014

Frases hechas e Internet

Me siento frente a la PC y pienso una frase:
"El que más corrige siempre es el que menos sabe"

Me gusta la frase, me parece verdadera y tiene ese efecto del aforismo que, aunque viaja en la superficialidad, suena profundo.

Voy a escribirlo pero me detengo.

Soy docente y paso corrigiendo muchas horas de mi vida entonces creo que la frase me perjudica. Aquieto mis dedos sobre las teclas. Miro hacia arriba a ningún lugar, simplemente porque me ayuda a pensar.

Finalmente escribo:
"El inteligente saber callar lo que no le conviene".

Después de publicarlo me doy cuenta que más sabio hubiera sido no publicarlo.

martes, 2 de diciembre de 2014

(...)


Quisiera poderte cerca con tu aroma ausencia
Tras el silencio perdido, lleno de ruido el tiempo
Y el imposible es un posible boicoteado e incierto

Quisiera cerca poderte suprimir tu ausencia
Sabiendo tras el callado ruido de tus labios besos
La posibilidad del imposible que fracasado quiero

Quisiera como el dramaturgo verte en gris de…
Sabiendo del rojo mudo de tu desmudo cuerpo
Posible-imposible dentro de mis brazos…

Silencio.
La rima es imposible,

Porque imposible quiero.

miércoles, 22 de octubre de 2014

La construcción de la cultura


     Hoy explicaba a unos alumnos cómo había sido la construcción del Martín Fierro como símbolo de la argentinidad. Hablé de Lugones, de las decisiones políticas, del proyecto de país que tenía la gente del centenario. A algunos les importa un carajo lo que estoy diciendo, otros se sorprenden.
- ¿Entonces el gaucho es un invento de esa gente?- me pregunta el más avispado de ellos.
- Sí… y no… Como Tinelli y Macri.-
     No me entendió. Mucha gente no lo entiende.

sábado, 4 de octubre de 2014

Los escritos de Don Apócrifo

     Este fin de semana tengo muchas cosa que hacer y, como todos sabemos, el hacer resta al pensar. Cuando el capitalismo se dio cuenta de eso dejó de prohibir cosas y comenzó a darnos más actividades para hacer... para ser normal... para tener más. Y claro, a cambio de eso sólo nos pide tiempo, nuestro tiempo, la única moneda que no devalúa.
     Como fuere, yo estoy sin tiempo y muy a pesar de ello no quiero perder el "tempo" de un pensamiento inútil por sábado. Hoy pensé en esa cantidad industrial de citas apócrifas que circulan por la red y pensé también en hacer un bien a la comunidad de seres vagos incapaces de buscar adecuadamente una referencia.
     Primero, aclaremos, siempre me ha llamado mucho la atención que la mayoría de los citadores falsos se declaran lectores... y luego pienso: si leen, saben que la cita es falsa... y si lo saben, por qué continúan haciéndolo.
     Si el pensamiento les gusta, siempre quedará la alternativa de publicarlo como anónimo o como "lo encontré en la red"; qué necesidad hay de ponerle un nombre que no es real, ¿para sacar chapa de intelectual? ¿de puro ignorante?¿por ser tan vagos que ni siquiera nos molestamos en verificar la fuente? Vaya uno a saber...
    Hay citas apócrifas que se han repetido por tanto tiempo que muchos han terminado creyéndolas; siempre habrá algún distraído tratando de conseguir alguna edición del Necronomicón, jajaja. Esa es la menos preocupante, porque sólo evidencia la genialidad de un escritor en crear, al mejor estilo cervantino, un libro y un autor. Lo preocupante es que muchas veces la cita va en desmedro de la capacidad creadora del autor...
     Entonces, en un servicio de bien público, va para todos ustedes un pequeño manual de citas que circulan en la red con un autor y es mentira, ese autor no las escribió y en algunos casos desmerecen una excelente pluma.

1) El poema (para llamarlo de alguna manera) "Instantes", atribuido a Borges, ¿se ubican?, ese que dice "Si pudiera vivir nuevamente mi vida, / en la próxima trataría de cometer más errores"Bueno, ese espanto de texto, más propio de la pluma de Bucay que del estimado Jorge Luis no es ni por estilo ni por temática, ni por calidad literaria de Borges; cuando este autor deba plantear su dolor existencial escribirá unos versos más bellos, originales, honestos y contundentes: "ya no seré feliz, tal vez no importa"

2) Tardé mucho tiempo y muchas lectura antes de aceptar que a Sherlock no le había parecido tan elemental ni tan querido su amigo Watson. Quizás es triste saber que "Elemental, mi querido Watson" no son palabra que Arthur Conan Doyle le puso jamás a su personaje pero lo que es, es.

3) El pobre Lennon, quizás el más maltratado en esto de citas falsas últimamente se le atribuye un texto que habla algo como "nos hicieron creer que el amor..." Bueno, otro caso de maltrato estilistico y temático. Estimados lectores no es de Lennon ni por asomo, aunque les guste y si les gusta no convierte el texto en uno de Lennon. Una vez una amiga me dijo: "si me gusta, ¿por qué no lo puedo publicar?". Sí lo podés publicar, lo que no pueden es decir que lo escribió alguien que no lo escribió...

4) Un clásico que a mí, en particular, me divierte mucho: "Ladran Sancho, señal de que cabalgamos." Bueno, desafío a cualquiera de ustedes a que encuentre el "El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha" esas palabras.

5) Una cita rara porque demuestra la poca lectura que del autor tiene quien la inventó es esa que le hace decir a Saramago (uno de los autores que junto a Vallejo o Leon Felipe, más peleas ha tenido con su padre eterno) "Hijo es un ser que Dios nos prestó para hacer un curso intensivo de como amar..." horrible el texto y de mal en peor sigue. ¡Pobre Saramago!

6) Otro clásico, a Bertolt Brecht se le atribuye un contundente poema político que comienza así: "Cuando los nazis vinieron a buscar comunistas, no me preocupé porque yo no era comunista..." En este caso podríamos hacer la salvedad de que es posible en estilo simple y despojado que pueda escribir algo así nuestro amigo Bertolt, pero no es de él, es de un tal Martin Niemöller y ya que está bueno, también está bueno que lo hagamos responsable.

7) Una frase hermosa y en verdad es una pena que no la haya dicho Voltaire es esa que declara "No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo" Una frase que parece ser de difícil comprensión para muchos. Pero, en pro de verdad, la frase está buena y no es de Voltaire.

8) El Che ha sido ícono y bandera de muchos grupos, por eso es quizás difícil decir que la frase "Más vale morir de pie que vivir de rodilla" pudo haber sido dicha por él pero es muy anterior al querido Ernesto.

9) Como todo fanático de Casablanca, película que he visto varias veces, sé que la inestimable frase "tócala de nuevo, Sam" no existe en esa peli; mucho menos enunciada por el inestimable Bogart. La bellísima Ingrid dice algo parecido como "Tocala para mí..."

10) Otro clásico: "El fin justifica los medios". El no muy querido Maquiavelo no dice esa frase tal como es repetida. Sin dudas expresa esa misma idea pero no la dice, no sé de quién será pero no es de él.

11) Márquez, otro damnificado. Una vez me encontré con un poema que decía: "Si por un momento Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo..." Bueno, no es de él. Y me quedan dos ideas; una de ellas es la religiosidad que manifiestan los falsos citadores.

12) El querido Groucho... es posible que le hubiera gustado el chiste pero en su tumba NO dice: "Perdonen que no me levante".

13) Esta frase se la escuché a supuestos psicólogos "Algunas veces un cigarro es solo un cigarro". Bueno, lamento frustrarlos; aunque sea coherente con el pensamiento de Freud, no la dijo Freud.

     Trece es un número que me gusta, que traiga buena suerte. Si alguno supiera otro caso de citas apócrifas está bueno que colabore con este humilde manual para los que aún diciendo que leen un montón aún no pudieron superar su etapa de leer citas en revistas "Selecciones" o los libros de autoayuda, mayores productores de citas apócrifas del mercado editorial.

     Saludos a todos y hasta el sábado que viene.

sábado, 27 de septiembre de 2014

La imposibilidad del rock en los tiempos de hoy

     Estamos en una época de muchas reuniones y fiestas. Encontrarse y celebrar cualquier cosa es un buen negocio y todo lo que es un buen negocio se multiplica y se diversifica. Esto no tiene nada de malo; por el contrario, ver que gente que en otra época tenía un tono constantemente compungido y sólo enunciaba palabras serias ahora habla con más soltura y se la aprecia más relajada, está bueno.


     Ese no es mi problema, mi problema es la imposibilidad del rock.

     Todos sabemos que el rock no es un género musical sino una actitud. Cómo piensan que se pueda hacer rock, por ejemplo, con el karaoke... con una banana maraca en la mano y un sombrero multicolor de gomaespuma... o lo que es peor, con la corbata de vincha haciendo el trencito al compás de una cumbia... Sin dudas es un contexto mucho más propicio para músicas como la de Agapornis o Tan Biónica.

     Personalmente, odio el karaoke. Lamentablemente es uno de los fenómenos más difundido de los últimos tiempos; si se quiere juntar gente, se propone un karaoke y allí van todos con el único objetivo de destruir la música. Es la rotunda caída en la estupidez absoluta. He sufrido una sola vez el influjo de esta práctica popular y pude luego, en una lamentable grabación, presenciar los estragos que provoca.
     Nadie, reconozcámoslo de una vez, canta bien en un karaoke. Nadie puede cantar bien con esa base musical (para llamarla de alguna manera) de MIDI. Esto dando por descontado el efecto inversamente proporcional de la cantidad de alcohol en sangre y la posibilidad de afinación.
     Sus defensores suelen argüir la importancia de la diversión y los efectos de las bebidas espirituosas por sobre la paulatina y brutal destrucción de la música y los oídos. Digo yo, si la idea es divertirse y estar borrachos qué necesidad hay de contaminar el espacio sonoro.
     La popularidad de esta atrocidad hace que me sienta el Grinch de los eventos cuando huyo desaforado frente a los primeros aullidos borrachos.

     He tratado, en más de una oportunidad, de sumarme a esta orgía auditiva pero mi inexperiencia no me permite nunca estar preparado para el brutal encontronazo, luego de caídas las primeras botellas y el inicio de la atrofia de la cóclea, con los anteojos gigantes de plástico de colores, las maracas de diversas formas que se prestan al más simple y rudimentario de los dobles sentidos y los sombreros de la muy ecológica gomaespuma...
     De repente, y cuando estoy a punto de huir de esa caótica bacanal, alguien me toma de la cintura y me obliga a encabezar el más decadente y triste de los trenes beodos.

     Entonces, llevo las manos a mi cara y salgo corriendo y llorando desconsoladamente de la ominosa reunión.

     Toda mi adolescencia oyendo Sumo, Virus, The Cure, The Police, Los redondos, sentado bebiendo tranquilamente, recitando la formación de grupos musicales o los diversos discos; charlando lenta y trabajosamente a cada una de las que cupido me signaba; no, eso no me preparó para esto. Me gustaba cuando los borrachos tenían una expresión adusta y filosofaban sobre la amistad y el amor. Cuando la diversión no era necesario mostrarla, bastaba con sentirla; cuando uno estaba autorizado a divertirse sentado y en silencio.
     Este exhibicionismo de la diversión se me hace impostado y sospechoso. La mirada y el comentario censurador del resto de la comunidad cuando uno no expresa esa hipérbole de sentimientos que parece estar de moda es desconcertante, como si el silencio y la introspección molestaran más que el ruido y los colores en contraste de complementarios.

     No creo que sea necesario "amar hasta el infinito", calentarse con quienes admiramos, llorar por un torneo perdido, golpear las paredes para demostrar que estamos enojados... no creo que nada de eso sea indispensable o este ligado indefectiblemente con los sentimientos; a menos, claro, que uno esté más interesado en demostrarlo que en sentirlo.

     En estos contextos, el rock se ha convertido en una experiencia individual de viejo y aburrido anacoreta que no necesita ni desea demostrar nada a nadie... o en una imposibilidad...

jueves, 25 de septiembre de 2014

Acabar con la sonrisa

En este mundo de apariencias
en el cual importan más las fachadas que los contenidos
lanzo mi proclama en contra de la sonrisa
Tan hacia afuera
 tan para que vean
esa mueca con dientes de dentista
no tiene mayor  significado que cualquier otra mueca vacía

En este mundo de apariencias
prefiero una honesta cara de culo
que una hipócrita sonrisa.

He dicho... sin mostrar un solo diente, por supuesto.

sábado, 20 de septiembre de 2014

yo soy yo y mis enunciados (un texto en construcción)

     Yo soy yo y mis enunciados, es una frase que puede ser mal entendida. Empleé el término enunciado en lugar de "palabra", "lo que digo" u otra cosa no por casualidad sino porque deseo expresar algo más complejo que "yo soy yo y lo que digo".
     Creo que muchas veces (todas), las personas dicen más de lo que expresan racionalmente. Cuando uno habla, selecciona palabras y estructuras que dan por entendido toda una visión de mundo, toda una cosmogonía.
     "Me dan tanta pena esos indiecitos que no puedo no ayudarlos", esta es posiblemente la expresión más típicamente racista de alguien que cree no serlo.
     "Yo tengo muchos amigos homosexuales"... "Y, si no resuelven su sexualidad después son unos resentidos" Tradicional enunciado de los homofóbicos.
     La palabras tienen su historia ideológica y pertenecen a entornos discursivos que las convierten en herramientas mucho más poderosas de lo que uno se cree.
     "Yo quiero la libertad pero no acepto el libertinaje" es un enunciado que connota mucho, muchísimo más de lo que el enunciador quiso expresar.
     Que una institución comience su nombre con "Las damas de..." expresa no sólo el pensamiento sino la condición socioeconómica de sus integrantes.

     Dime lo que dice y te diré lo que es capaz de pensar.

     Pero claro, mi forma de construir el mundo tiene que ver con estar decodificando los enunciados ajenos. Mi forma de construir mundos quizás no sea la única.
     Lo bueno sería intentar construir un texto entre muchos, para que las marcas de la enunciación se pierdan en el enunciado.

     Cuando las personas hablan no sólo expresan lo que piensan, también expresan lo que son y su manera de construir la realidad. Oír a otro significa presenciar mundos. Pero a esta realidad que se nos presenta en forma de enunciado se le enfrenta otra que le da sentido. Y nosotros salimos pensando que lo hemos entendido cuando en realidad nos hemos entendido.
     Creo, como creía Gorgias, de que la realidad (como única y cognoscible) no existe. Es la palabra la que le da sentido a un grupo de fuerzas caóticas y sin sentido. Son los dioses en las mayorías de las cosmogonías los que articulan el cosmos mediante el uso de la palabra.
     Mi vicio de tratar de explicar lo micro hablando de lo macro.

     Cuando una mariposa aletea... no pasa nada en el otro lado del mundo. Cuando un grupo de personas comienzan a hablar del aleteo de las mariposas chinas, todo el mundo cambia.

sábado, 13 de septiembre de 2014

El país de la opinología...

- ¿Y usted que piensa profe con eso de que la nota más baja va a ser un cuatro?
     El alumno pregunta y el profesor lo miro desconcertado.

     Supongo que se refiere a lo que han estado diciendo anoche en el noticiero; algo como que en la provincia de Buenos Aires la nota más baja va a ser cuatro. Tengo ganas de responderle que el tema es muy complejo, que no puedo opinar sin haber leído el documento entero (lo que no voy a hacer porque no es mi jurisdicción). Tengo ganas de decirle que así dicho suena raro, como que la información es incompleta, se presta para muchas interpretaciones y de todas las que hago yo ninguna coincide con la que hacían los medios anoche. Tengo ganas también de decirle, que no me interesa; que las políticas y los documentos en Buenos Aires o en Santa Fe o en Córdoba o en el gobierno nacional van por caminos distintos y de que una medida no resume una serie de decisiones. Luego de pensar todo eso le respondo:

- Nada, de eso no pienso nada ¿por?¿vos pensás algo?-
     Y entonces lo escucho repetir lo mismo que dijo el periodista anoche, con la misma cara de indignación... en ese momento creo que es algo que sí me interesa pensar.

     Es sorprendente oír a padres que hace una semana se quejaban de las notas que les habían puesto a sus hijos o declamaban en contra de las pelotudeces que les enseñan a sus hijos. Ahora hablar indignados respecto a la baja calidad de la educación y que esta baja calidad la perciben en la disminución de exigencias evaluativas...
     Vuelvo a insistir, el tema es muy complejo y encierra muchísimas variables como para tratarlo en un párrafo del face o en los 139 caracteres del twitt. Se podría pensar solamente en que muchos de los que se quejan indiscriminadamente de la educación posiblemente no obtendrían buenas calificaciones si se los evaluara con las mismas herramientas que a sus hijos. Se podría pensar en que la escuela no puede solucionar problemas de inequidad social dando más temas. Se podría pensar en la campaña sistemática de desprestigio de la educación que hacen los medios de los noventa en adelante.

     Se podría pensar muchas cosas, pero lo que sí es seguro, se debería dejar de decir mentiras. No se puede expresar impunemente que este gobierno no se hizo cargo de la educación cuando, aún desde sus fallas, que son muchas, es sin dudas el que más ha invertido en educación de las últimas décadas.

     Se podría pensar muchas cosas pero yo quiero pensar en por qué se discute eso hoy. Por qué el padre que no sabe las notas de sus hijos se preocupa por las notas de los hijos de los porteños, por qué el face está superpoblado de enunciado reclamando defender la educación. Y finalmente, por qué la gente opina de algo que ni siquiera ha leído, que lo oyó comentado parcialmente y muy de segunda mano.

     Puedo suponer que la agenda setting es un concepto mucho más serio de lo que suponía. Y lo increíble es cómo repiten enunciados con el convencimiento de que son propios.

     Pero bueno, el tema pasará, como pasaron las Pirls, los mundiales, etc. y se inventará otro tema y mientras usted está entretenido discutiendo las cosas que le dicen que discuta y del modo que ellos quieren, se pierde la oportunidad de leerse un buen libro y opinar como usted quiera de lo que usted quiera.
   
     Es necesario pensar en la educación, pero pensar verdaderamente en la educación porque sin dudas hay una crisis. Pero repetir enunciados dichos por otros me parece contraproducente. Creer que la educación es una sólo y no se enlaza con las políticas (no solo lo de pueblo culto e inculto -estaría bueno definir cultura-) es peligroso. Pero claro, es solo un pensamiento... Algo que se me ocurrió pensar sin que nadie me lo indique; que sé yo, un inútil pensamiento de sábado.

sábado, 6 de septiembre de 2014

sobre gustos...

    El que no sabe comer, come con gusto a sal y no a comida.
    El que no sabe tomar se preocupa más por la graduación alcohólica que por el sabor de la bebida.
    El que no toma infusiones, suele tomar bebidas (tés cafés o mates) con más gusto a azúcar que a lo que está tomando.

    Una profesora me dijo cierta vez que algunos nacemos con más sensibilidad que otros... eso es posiblemente, la burrada más grande que he oído en mi vida, no sólo por imposible sino por discriminatoria.

    Lo que es verdad, y por eso las tres analogías iniciales, es que es más fácil que te guste lo predecible, lo que no exige esfuerzos, lo masticado; pero eso no quiere decir que sea bueno artísticamente.
    El mercado trata constantemente de relativizar el valor artístico de determinados objetos diciendo que cada uno tiene derecho a que le guste lo que cada uno quiera. El problema de ese pensamiento, de intentar refutar esa idea es que es una verdad a medias. Es cierto que cada uno de nosotros tiene el derecho de seleccionar de entre los objetos aquellos que le proporcionen placer sin estar obligado a ninguna regla; pero también es cierto que esa elección no le otorga ni más ni menos valor estético al libro o a la película o a la pintura... pero también es cierto que el mercado mediante un apoyo publicitario constante manipula tu libre elección mucho antes de que se te ocurra elegir...

   
    Voy a mencionar un defecto personal, no me gusta la Gioconda. A pesar de eso, jamás se me ha ocurrido decir que ese cuadro es feo; sino por el contrario, yo sé que en ese cuadro hay algo que me estoy perdiendo, de que mi capacidad para percibir lo que hace que ese cuadro perdure en el tiempo es la que falla y no el cuadro.

    Una persona me acusa de pedante porque le digo que no puede decir que el Quijote es un libro aburrido. Le trato de aclarar que le permito a ella decir que no le gusta, que la aburre, que no tiene la capacidad para disfrutarlo pero que en verdad la persona que manifiesta soberbia, la que está teniendo una actitud muy yoica es ella al pensar que porque no la entretiene (a ella en particular) es el objeto, libro, el que tiene esa cualidad negativa. Ella no me escucha, se encierra en sí misma y lanza una frase que, sabe, aborrezco: "Vos no podés decirme qué es bueno y qué no porque eso es una cuestión de gustos." Hace rato que yo no pierdo más mi tiempo en lo que no tiene sentido o no me da placer, así que en lugar de quedarme a explicarle me voy.

    Me quedo pensando en el gusto y en el valor estético. Pienso en la duración de uno y otro. Pienso en lo manipulable de una cosa y otra. Y vuelvo a pensar en el saber. "Complejo de Edipo social" llamaría Foucault al no darse cuenta que el saber está relacionado con el poder.

    Creo que con el gusto pasa lo mismo, noto una innegable relación entre el saber y la posibilidad que tiene el mercado de manipular tus gustos. Las personas que más conocimiento tienen (esto, todos lo sabemos, nada tiene que ver con los títulos académicos que se tenga) menos propensas están a ser manipuladas estéticamente y saben distinguir qué elementos son novedosos de los que se repiten de uno a otro objeto.

    En este devaneo mal hilado y sin sentido que voy llevando hacia ningún lado es inevitable que algún defensor de esa falsa democratización del gusto que deja a merced de las grandes productoras la decisión de lo lindo y lo feo y les hace creer que lo eligieron ellos me caiga con la pregunta de: "Bueno, y entonces, según vos (es una expresión modalizante negativa de lo que voy a decir que siempre incluyen consciente o inconscientemente en la pregunta) ¿cómo te das cuenta de que algo es más o menos artístico?"
    Generalmente no respondo porque sé que quien hace esa pregunta de esa manera no está dispuesto a escuchar pero sí creo que sería interesante intentar plantear las variables que puedan ser útiles para determinar lo artístico de un objeto en este delirio inútil de sábado.

    Considero variables a tener en cuenta:
1) La perdurabilidad en el tiempo.
   Sobre este punto hay que tener mucho cuidado, sobre todo con un mercado que al no saber qué venderte cada tanto recupera productos anteriores para capturar a un público que se vuelve viejo y nostálgico. La perdurabilidad de un artefacto artístico tiene que ver con su capacidad de convertirse en otras cosas, la posibilidad de ocupar un lugar en los distintos enunciados hasta el punto en el cual se convierte en cultura y lo incluyen incluso quienes no han disfrutado del libro, cuadro, escultura, obra de teatro original. Sólo debemos pensar en, por ejemplo, Hamlet y su "to be or not to be" para darnos cuenta de lo que digo.



2) La novedad.
    Uso la palabra novedad por parecerme más honesta que originalidad; ya que creo que muy pocas obras pueden plantearse como origen-ales de otras; la mayoría de las creaciones modernas son enanos en hombros de gigantes (lo que no le quita ningún mérito, sino por el contrario les permite entrar en la biblioteca o en el museo). Entonces, la novedad habita en eso que presenta de una manera nueva un artefacto artístico y sirve de modelo a futuros objetos de arte. Alguien me dijo que le gustaba más George R.R. Martin que J.R. Tolkien y yo le respondí que estaba bien, a mí incluso me parece más entretenido pero si hablamos de arte Tolkien puede existir sin Martin pero Martin no existe sin Tolkien.

3) La plurisignificatividad.
    Esto está indiscutiblemente relacionado con lo otro. El arte funciona porque es un discurso distinto al cotidiano, incluso cuando el arte trató de ser estrictamente denotativo siempre funcionó como arte porque evocaba otras cosas (pienso en Rodolfo Walsh, en Truman Capote o en Cezanne).

    Con esto quiero dejar en claro que sí hay variables intersubjetivas para determinar el valor de un objeto artístico sin importar que ese objeto nos guste o no.
    Personalmente puedo decir que el "Ulises" de Joyce es genial porque indudablemente cumple con las tres variables en su máxima expresión sin que eso indique que yo sea capaz de disfrutar otra cosa que no sea el monólogo de Molly o un bollo de papel recorriendo el río.

    Por otro lado, muchos que dicen hacer arte para el gusto de la gente no hacen otra cosa más que satisfacer el mercado.

    Por otro lado (porque lados son los que sobran), hubo escritores más preocupados por hacer letras para los hombres que por ser hombres de letras, sin dudas pienso en Manzi o en Arlt, y sin dudas pueden someterse a los tres ítems antes mencionados y salir reconocidos como artistas.

    Por otro lado, muchos confunden el reconocimiento académico con lo que antes dije y no es así. La academia siempre, como toda institución, va un paso atrás de la realidad artística y, por si esto fuera poco, está sujeta a condicionantes políticas de la época porque, no olvidemos que son gente que recibe un sueldo para acartonar y fijar el arte.

    En conclusión y para explicar a muchos por qué me enoja que le atribuyan su subjetividad a los libros es que he escrito todo este devaneo inútil. De todas maneras dejemos en claro que los objetos artísticos que cumplen con estos tres ítems anteriores no son ni aburridos, ni complicados, ni malos; es posible que no sea el tiempo adecuado para que usted los lea o vea, guárdelos y vuelva a intentarlo luego de varios años
es posible que usted no sea el lector ideal para ese libro o el espectador para esa obra, busque otra;
es posible también que de tanta sal que le ha puesto a su comida durante tantos años haya perdido la capacidad de percibir el sabor de la buena comida.

sábado, 30 de agosto de 2014

Las causas y las consecuencia de las relaciones de causa y consecuencia

     Duermo apaciblemente. Sueño con mi hija que come una porción de torta. Me resulta un poco extraño ver los modos en que mi hija come torta pero es uno de esos sueños en lo que uno sabe que está soñando entonces no me preocupo. Come tan desaforadamente que se ahoga y comienza a toser. Tose tan fuerte que me despierta. Me levanto con pocas ganas, voy a la cocina y traigo un vaso de agua; ella lo bebé y continúa durmiendo... yo no puedo más dormir, entonces me quedo pensando.
     Pienso en si habré soñado lo de la torta antes o después de oírla toser.
     Lo más probable es que la tos haya entrado en el sueño y la mente, en su afán de constituir cosmogonías en donde no las hay, haya tratado de darle un sentido, un orden a ese sonido creando una situación lógica que funcione como causa del mismo.
     Esta relación torta (causa) tos (consecuencia) es fácil, es sencilla, es indivisible, carece de complejidades. Para mi cerebro es más fácil comprender una relación de causa consecuencia directa, una díada en la cual un elemento implica inevitablemente el otro que tratar de encontrar una relación más compleja para lo cual se debe llenar muchos más huecos; por ejemplo, que se ha despertado en la noche molesta; que el día anterior ha estado congestionada; que mi esposa cuando molesta en la noche la acuesta en la cama para seguir durmiendo; que por una razón de almohadas que no está acostumbrada a usar ha quedado durmiendo boca arriba; que por su congestión ha estado respirando por la boca, etc., etc., etc.
     Quizás porque hemos tenido física mucho tiempo en el colegio o quizás porque le tememos a lo complejo, la mayoría de las personas hacemos una lectura simple de las relaciones de causa consecuencia para interpretar el mundo. La diferencia está en que una vez conscientes o despiertos del sueño, algunos tratamos de entender la complejidad de la situación mientras que otros continúan prefiriendo la explicación simple.
     Es posiblemente por eso que funcionen tanto los libros de autoayuda, en esos libros todo es analizado de manera binaria: una causa-una consecuencia y por si esto fuera poco tentador, además te determinan como el único responsable causal del mundo en el que vivís. Definitivamente genial y definitivamente falso.
     En la escuela siempre se interpretó a partir del mismo error, históricamente, el responsable del fracaso ha sido, sucesivamente: primero la familia, después el alumno, luego los colegios, más tarde el sistema y finalmente el docente. Podrá ser, quizás, que todos sean culpables.
     En el fútbol siguiendo este pensamiento se compran y venden jugadores, se echan y contratan directores técnicos, se eligen juntas directivas. En la política, otro tanto y bueno, en Los Medios, ni hablemos.

     Todo esto pasó por aquello. Eso es culpa de él. Si hubieras hecho así no habría salido asá.

     Flojera de pensamiento, incapacidad de ver muchas cosas al mismo tiempo, comodidad... No sé, son muchas las causas que se le podrían atribuir a estos pensamientos simplificadores así que dejo el texto acá antes de encontrar una causa que me deje contento, sentado frente a un televisor y sin pensar.

sábado, 23 de agosto de 2014

¿Enseñar a ser libres?

Toda la semana he estado discutiendo con gente que me habla de enseñar a ser libre y en toda esa semana ninguno me supo decir de qué manera.
Es muy fácil permitir a un alumno hacer lo que quiera. Lo verdaderamente difícil es hacerle descubrir qué es lo que realmente quiere; distinguir entre lo que desea y lo que el mercado desde niño le ha dicho que debe gustar. Puede sonar extraño lo que digo (también muy conocido) pero es que no creo que haya verdadera libertad sin verdadero conocimiento porque el conocimiento está ligado al poder para ejercerla.

Entonces caemos en la cuenta de que la libertad tal y como se está ofreciendo en determinadas instituciones, es un producto terminado que un grupo social le entrega al otro.


En cambio yo no puedo sino pensarla como un ejercicio que un sujeto realiza en un espacio al que modifica. Me resulta extraño pensar que el ejercicio de la libertad no modifique el espacio en el cual se ejecuta, me parece que un movimiento que encaja con otros a la perfección no es un movimiento libre sino visiblemente programado.
Creo que cuando éramos jóvenes era todo más fácil, la libertad dependía de luchar contra una voz hegemónica de las esferas de poder. Ahora posiblemente sea todo más complejo porque desde las esferas de poder se generan distintos entornos discursivos para hacernos creer que ejercitamos la libertad.
La escuela es una institución reaccionaria por definición y no creo que esta palabra (tan demonizada en estos últimos años) deba verse como algo negativo. No es posible en la escuela enseñar a ser libres, es posible enseñar a encajar en determinados discursos. Algunos de ellos parecerán más libres que otros, pero eso no es ser libre.
Sin embargo, la escuela puede, por reaccionaria, porque mientras trata de aggiornarse o actualizarse aún conserva lo viejo, dar pluralidad de miradas, dar conocimientos y perspectivas. Es en definitiva el saber (el saber no desde un aspecto hegemónico sino plural y multiforme) el que permitirá al sujeto ejercer libertad. La escuela fuerza perspectivas y gustos, obliga a los sujetos a mirar, leer y pensar cosas distintas de las que les ofrece el mercado o su entorno social constantemente. Esta variedad es la que los puede hacer verdaderamente libres, aunque su libertad consista en decidir no ejercerla y vivir “pensado” por los otros.
¿Los alumnos deben elegir qué libro leer, qué música cantar, qué dibujo hacer, qué contenidos ver? No lo creo, porque obviamente van a descartar todo lo desconocido, van a seleccionar entre lo que hasta ese momento les han ofrecido. Un sujeto que solo conoce lo que el mercado y su entorno social le ofrece se encuentra sujetado, atado a una situación socio cultural de la que no puede salir. Si la escuela no viene a quebrar ese espacio de comodidad el alumno queda atado a repetir sus discursos heredados.
- El alumno debe ser libre en la clase- me dicen. “Ojalá”, pienso. Pero la única forme en que alguna vez lo sea es que yo lo aburra tratando de forzar su esquema discursivo hacia una variedad mucho más compleja de discursos y saberes.
-Sí, pero yo…- me dice alguien.
Y yo pienso pero no le digo que no estoy muy convencido de que sea libre. Muchos son los adultos que andan por la calle diciéndose “pensantes” mientras repiten discursos pensados por otros.

Es muy fácil permitir a un alumno hacer lo que quiera. Lo verdaderamente difícil es hacerle descubrir qué es lo que realmente quiere.

jueves, 21 de agosto de 2014

La inutilidad de la palabra

La inutilidad de la palabra
La imposibilidad reparadora del lenguaje
La inevitabilidad del caos
La incomprensibilidad de algunas cosas

No hay palabra sincera,
ni tampoco palabra vacía
que tenga algún sentido
en los momentos en que Cronos
deshace lo andado.

Y saber lo obligatorio de decir algo
Y saber lo vacuo de ese gesto
Y tratar de hallar la expresión
Y tratar de que tenga significado
Y no encontrarla.

Resignarse a
que pocas veces el lenguaje alcance
que algunas veces la vida es más grande
que siempre la ausencia es más monstruosa

Entonces la frase hecha
el lugar común
que evidencian
la absoluta seguridad
de la inutilidad de la palabra

para expresar lo que se entiende
cuando en realidad no se entiendo
para tratar de darle sentido
a lo que no lo tiene.

Y estar y no estar
y darnos cuenta de lo estúpido
de decir "lo siento"
y encontrarnos diciéndolo.

miércoles, 20 de agosto de 2014

Escuela para la creatividad

Una persona que dispone de muchos recursos (intelectuales) y los combina de modo original es un creativo.
Una persona que con pocos recursos hace lo que se le ocurre sin tener idea de lo que está haciendo es un improvisado (aun cuando haya salido bien lo que hizo).

Considerando esa doble premisa como válida se puede afirmar que en la escuela no se puede enseñar a ser creativo.
Considerando esa doble premisa como válida se puede afirmar que en la escuela se deben brindan todos los recursos para ser creativo.

Pensando en que sea posible esa cuádruple afirmación diremos que son más los creativos que han salido de las escuela que se preocupan por brindar conocimientos (herramientas, recursos intelectuales) que de aquellas que se preocupan porque los alumnos sean creativos.
Claro que posiblemente los alumnos sean más felices en las segundas.

Por supuesto que el primer enunciado puede estar equivocado...

jueves, 14 de agosto de 2014

La simpleza

En el mundo de los simple el prejuicio es ley, la ironía es agresión y el pensar es peligroso. 

En el mundo de los simples para criticar una idea se insulta al que la tiene. 
En el mundo de los simples la belleza o la simpatía son signos de ser buena gente. 
En el mundo de los simples la ortografía tiene que ver con la inteligencia. 
En el mundo de los simples quien más autores cita es el que más sabe.
En el mundo de los simples TODO es una cuestión de gusto u opinión.
En el mundo de los simples las cosas que conllevan esfuerzo o parecen complicadas son innecesarias.

En el mundo de los simples todo es más simple. 

En el mundo de los simples la vida es una mierda.

domingo, 20 de julio de 2014

Feliz día del amigo

A aquellos que han marcado mi existencia
y a los que han pasado inadvertidamente.
a las amigas con derechos
y a los amigos con izquierdas
a los que he dejado de ver y extraño
a los que he dejado de ver y agradezco
a los que acompañé en sus momentos
a quienes me acompañaron en mis momentos
a quienes les he faltado
y a quienes me han faltado
a los que están, a los que no están y a los que estuvieron.
por qué no también a los que estarán.
a los de corta duración y a los de larga data
a los propios y a los prestados
a los que trajo la vida, las diversas actividades o los distintos trabajos
a quienes amontonó el viento y aún conservan los ojos
y también a quienes separó el viento.
a todos y a ninguno
y sólo a aquellos que se sientan destinatarios
de este saludo.
Un abrazo sinnada o sincero que no es lo mismo pero es igual.

domingo, 8 de junio de 2014

Psympático el muchacho

     Es simpático el muchacho... aunque un poco raro. Me siento un poco más tranquila ahora que se ha ido.      Puedo quitarme esta ropa de oficina, darme un baño y dormir, por fin en una cama. Anoche no cuenta, no hay nada más incómodo que un asiento de auto. Y el maldito policía.
     El idiota ese con sus dólares... ya se habrá enterado.
     Necesitaba estar sin ropa.
     No sé por qué me siento observada; esa extraña sensación de que alguien te mira desde atrás de la pared. No puedo quitarme esa angustia, esa culpa, realmente no sirvo para estas cosas. Un cigarrillo, un vaso de vino, necesito calmarme.
     La ducha será lo mejor. Perdida acá en el fin del mundo. Odio la cortina de plástico de los hoteles. El agua está fría; siempre está fría al abrir, ya se calentará. Qué relajante que es el agua. Esa extraña sensación de sentirme observada. El agua sobre mi espalda. La seguridad de que todo se irá acomodando y calmando, de que lo que para mí es mucho, para ellos es nada. La extraña sensación de sentir pasos. El agua chorrea por mis cabellos. Espero que la tintura dure un par de lavados más. ¿Alguien corre la cortina? No puede ser.
     Una vieja... un cuchillo... no, no puede ser... no es... es...

     El piso está frío. Estoy segura de mi muerte. No puedo quedarme con esta duda.
     ¿Cómo lo hizo? en esta época, en blanco y negro, con cámaras gigantes; ¿cómo hizo a filmar la ducha sin mojar el lente?
     Muero y la cámara sale del plano detalle de mi ojo.

miércoles, 28 de mayo de 2014

La lectura no sirve de nada

     Suena extraño que lo diga. Soy docente... de Lengua y Literatura; sin embargo, no dudo de que sea así.

     Leer no es garantía de Nada.

     Creo que después de más de 15 años de oficiar como promotor de lectura, puedo afirmar sin temor a equivocarme que el hecho de que una persona lea mucha cantidad de libros no certifica, bajo ningún punto de vista, que esa persona sea mejor... piense mejor... razone mejor... ni siquiera escriba mejor.

     Leer en cantidad no garantiza ninguna mejora en calidad de nada.

     Me he sentado a charlar extenuante-mente y cuerpo con sujetos que superan mi cantidad de lecturas diarias, mensuales, anuales, vitales y no he encontrado más que un manojo de frases hechas e ideas estereotipadas, prejuicios, preconceptos, falacias, ideas impuestas mediaticamente...
     Un sector de la sociedad, el más utilitarista en una idea pobre y mezquina, afirma que leer mejora la ortografía... bueno, eso también es mentira y si fuera verdad no sería una gran defensa para la lectura.
     Algunos, los que de verdad se interesan por encontrar una legítima razón encuentran una ligera diferencia entre quienes leen determinados libros y quienes leen otros. No encuentran diferencia entre quienes leen determinados libros y los que no leen nada. Si encuentran mucha diferencia entre quienes leen otros libros y los que no leen nada.
     Eso, que yo creí mucho tiempo, también es mentira... lamentablemente. Me he encontrado con gente que ha leído Dostoiesvki, Gorki, Maupassant, Hölderling, Boudelaire y parece que los han leído y parece que no hubieran entendido nada o parece que yo no he entendido nada o hemos leído distintos libros sin saberlo.
     No, lamentablemente leer buenos libros tampoco es garantía... ni siquiera es garantía escribir buenos libros.
     El consumismo capitalista siempre se preocupa por la cantidad y ya todos sabemos que la cantidad importa un comino. O la actividad creadora como algo distinto a lo normal y que por ello amerita un pago cuya plusvalía alimenta un universo parasitario de quienes viven de la cultura sin hacer nada de cultura.
     Creo, pienso hoy y es posible que mañana me desdiga, que la principal diferencia entre las personas no radica en su pensamiento de izquierda, de centro o de derecha; en que lean a Borges o a Arlt, a Saer o a Walsh. No importa si se formaron leyendo a Kafka o a Poldy Bird. Sí creo que es de radical importancia la postura del lector. Está el lector ingenuo que con más o menos destreza entra en el juego del libro y se entretiene desde una actitud de sumisión respecto a la actividad de un "creador todopoderoso" que digita la trama. Otro lector, en cambio, trata constantemente de mirar detrás de los cortinados para ver cuál es el truco de este prestidigitador.
     El consumidor ingenuo, lo es y lo será con cualquier libro y eso hace que lo sea con cualquier otro producto comunicativo (noticieros, novelas, etc.); mientras que un lector metiche, por el contrario, lo será con todo.
     Ojo que hablo de "metiche" y no de crítico. No hay peor ingenuo que aquel que frente a su ignorancia decide despreciar todos los productos comunicativos que no entiende. El lector metiche trata de comprender por qué se le niega el significado; opera como un desencriptador.
     Entonces, como venía diciendo, leer no es garantía de nada. Promover la lectura a ingenuotes que van a leer quedándose en una superficie improductiva no sirve de nada. Por otro lado, los metiches; aquellos que buscan códigos y trucos en todos lados, bueno a esos no importa lo que le demos (historieta, tv, cine) siempre encontrarán algo que aprender.

     Por eso mi pregunta como docente, hoy, no es cómo lograr que los alumnos lean. La pregunta es cómo lograr que los alumnos quieran hacerse magos y traten de descubrir los trucos de los grandes prestidigitadores.

lunes, 19 de mayo de 2014

Juntos, en el mismo lugar, escuchando la misma música

     Una amiga es, al igual que yo, de disfrutar mucho de la música y los temas de Fandermole. Oímos el mismo tema "corazón de luz y sombras", juntos.
     De pronto le digo:  "qué fuerte comenzar un tema con ritmo tan argentino citando dos cuadros de El Bosco"
     Ella me mira sin entender.
     Yo estoy seguro que a mí no me gusta más que a ella; ni que a ella le gusta más que a mí. Sí dudo de que estemos los dos, en el mismo lugar escuchando el mismo tema, juntos...

domingo, 18 de mayo de 2014

Un maldito libro

     Sobre la mesa la frutera llena, rebosante y en la silla ausente lee tranquila y acompasadamente. Mira la mesa satisfecho, naranjas, manzanas y racimos maduros denotando vitalidad. Levanta la vista, sólo cada tanto, para sentirse seguro.
     Afuera se escucha el agua correr en forma de río, en forma de lluvia, en forma de grifo abierto. La vida despliega sus brazos y abraza al lector sentado en su rojo sillón.
     Lentamente la Luna camina hacia su ventana y se apoya en el marco para mirarlo. En ese momento el lector se da cuenta que entre el ruido de las aguas se escuchan los cascos de mi caballo galopando hacia su casa. Palpa en su cinto el hierro frío de la navaja sabiendo que el destino lo ata al calor de la sangre que brota como flores en los cuerpos que se encuentran con los fríos metales de los vivos.
    Me bajo del caballo y piso al apearme un charco de agua estancada junto a la puerta, la canilla se cierra y la bacha repleta de platos y agua. Y la fruta se pudre madura y sin comer en el frutero.
     Nos miramos y me dice:
- Huye que ya vienen los gitanos.
     Lo tomo del hombro e introduzco el filo del cuchillo en su vientre, monto mi caballo y huyo. La Luna se va  de la ventana y en la mesa queda el público... de Federico.

lunes, 12 de mayo de 2014

Adiós Colega

    Estoy en casa. Lo que he hecho durante años he decidido no hacerlo más. Estoy consiguiendo horas de clase y aunque tenga que viajar es un ingreso más estable que la pantomima.
    Tocan el timbre. Atiende mi esposa. Me dice que quieren que actúe en un colegio. Le digo que no lo hago más. Me dice que le diga yo.
     Camino al recibidor. Hablo con la profesora de lengua. Me cae bien, me parece buena gente y le digo que sí, que voy a ir.
     Voy al pueblo, actúo, cobro una cifra más simbólica que real y me voy. Llego a mi casa. Guardo maquillaje y ropas en la valijita y la envío como regalo de cumpleaños a mi hijo.

     Consigo horas y dejo de viajar. Puedo trabajar en la misma ciudad en la que vivo. En un recreo la veo. Me extraña reconocerla; por lo general no reconozco a nadie.
     No digo nada. En ese colegio no soy más que el nuevo profesor de teatro de las horas que dejó otra colega.
     Voy tomando horas de lengua y me voy dando cuenta que no sólo parecía buena gente; es buena gente. En una reunión de departamento me pregunta si yo era el que ella había ido a hablar y yo le digo que sí.

     Nunca fuimos amigos. Colegas, conocidos sólo eso y el recuerdo de mi último trabajo.

     Hoy se fue.

     Hay gente que sin saberlo marca momentos. Es triste, solamente triste.

                  Adios.

lunes, 5 de mayo de 2014

Estar ahí

Entre muros,
entrar y cerrar la puerta es un gesto
hermético
laberíntico
que no dice nada y lo dice todo.

Y estar ahí,
aun a pesar de las dudas y de las deudas,
internas, externas y eternas.
Dudar,
dudar de todo hasta del alma
y estar ahí.

Llenando de palabras el silencio 
y llenando de silencio las palabras.

El mundo avanza más rápido que el río de Heráclito
y más de una vez soy Sísifo arrastrando la piedra,
sabiendo que va a caer
y la arrastrará nuevamente
sabiendo por siempre su costumbre inorgánica de reiniciarse.

Y uno está ahí,
al pie y en la cima de la misma montaña eterna en un gesto “ético”
y en un gesto estético.

Uno confía en poder capturar un instante.
Saber que esto es una violencia contra la corriente del río
y es inevitable que el río corra como que el perro se rasque
Y saber que uno es evitable
Y saber que a pesar de eso,
que a pesar de todo,
que a pesar del río
uno está ahí
confiando en algo,

confiando en un instante...
y un poco de suerte.

jueves, 24 de abril de 2014

Pars pro toto

     Era una casa con dos habitaciones, cocina comedor, una salita y patio. Tenía un perro en el fondo, un auto en la cochera y una familia de cuatro integrantes distribuidos irregularmente por los distintos ambientes y regularmente por los géneros. Papá y mamá habían tenido al nene de mamá y a la nena de papá y colorín colorado (palabras que siempre asustan mucho a las perdices).
    Él llegaba del trabajo y se sacaba los zapatos y los lanzaba en la sala y se sentaba frente al televisor y apoyaba los pies en la silla y se rascaba el ombligo.
    Ella barría, cocinaba y atendía al resto de la familia. Había dejado el trabajo para poder cumplir con su rol adecuadamente. Gritaba mucho ante cada problema y aprovechaba cualquier oportunidad para poder quejarse de su vida ante cualquiera que entrara.
    El junior tenía problemas de disciplina en el colegio, le costaba concentrarse y jugaba al fútbol como había querido el padre. Salía de noche y fumaba a escondidas.
    La pequeña era una alumna aplicada y con buen rendimiento escolar. Colaboraba con mamá en los enseres de la casa y acusaba a su hermano cada vez que se le presentaba la oportunidad.
    Él tenía una amante, todos lo sabían, como todas las familias de este tipo.
    Ella también, pero eso nadie lo sabía.
    La niña fue educada en la sumisión y el niño en el despotismo y la indiferencia. Ambos, al igual que sus padres, fueron educados en el egoísmo y el miedo.
    El padre proveedor mediando la intervención de la madre ejecutiva colaboraban con varias causas asistenciales comprando rifas y regalando paquetes de fideos cada vez que podían para ayudar a esa pobre gente que no había tenido, como ellos, la disciplina y fuerza de voluntad para construir hogares tan sólidos.
    Los niños se quejaban de que en la escuela no fueran más estrictos, los padres se quejaban de las asistencia, los subsidios y esos de cara rara que se mudaron a vivir en el barrio. La duda de la procedencia del dinero que les permitía, a esos nuevos vecinos vivir en un barrio como el de ellos no era ninguna duda; habían visto muchos capítulos del patrón del mal para darse cuenta cómo venía la mano.

    Los vecinos eran eso "vecinos", extranjeros en el ordenado mundo del barrio que, más allá de las clásicas rencillas, no ofrecía a los observadores ninguna desprolijidad. Los nuevos sí, los nuevos eran muy desprolijos. Hablaban a los gritos y los niños, que eran muchos, invadían la calle y la vereda en sus juegos brutos y jocosos. El señor sacaba una reposera y se ponía a tomar, cuando llegaba de la fabrica (si es que trabajaba en una fábrica como decía), una caja de vino... sin dudas un borracho, le debe pegar a la mujer. Sin embargo a ella se la veía contenta. Cuando discutían, lo hacían a los gritos y ella gritaba como un cerdo (chillaba como un cerdo que se da cuenta que lo van a sacrificar). Evidentemente no sabían del decoro que corresponde tener en esos lares; en ese barrio nadie gritaba, ni siquiera las mujeres cuando el marido les pegaba para que aprendieran quién mandaba en casa.

    Con la llegada de los vecinos, la frágil seguridad del barrio, de los silencios, se quebraba. Se rompía los límites del afuera y del adentro, de lo visible y de lo invisible y esto se notaba hasta en el lenguaje soez que empleaban los invasores.

    Una mañana de sábado se recobró el nostálgico silencio casi olvidado. La tranquilidad desconcertó a los habitantes como el silencio al celador de una fábrica despertado por la ausencia del ruido de una máquina que se apaga.
    Varios curiosos se acercaron a la casa y entrar no fue problema porque eran familia de dejar la puerta abierta. Dentro se encontraron los cadáveres de los ocho vecinos invasores, ejecutados en sus camas con una almohada en la cabeza perforada, quemada y borbotantes flores rojas.
    Nadie dudó que fuera problemas de drogas. La policía no investigó. Todos volvieron a sus casas. Incluso el señor de la familia bonita que horas antes había entrado por la puerta con un frasco de pastillas para dormir en el bolsillo y una automática en la mano derecha.

    "Hay que cuidar los sueños porque es lo único que vale la pena y no permitir que nadie irrumpa en afán de quebrarlos" pensó mientras guardaba el arma y se sacaba los zapatos y los lanzaba en la sala y apoyaba los pies en la silla y prendía el televisor y casi sin querer se descubrió gritando:
- Vieja, hacete unos mates...
Y entonces se dio cuenta que ya era tarde.