miércoles, 24 de diciembre de 2014

Balance de fin de año.

     El balance de fin de año es una decepcionante estupidez.
     En la medida en que se aproximan las fiestas y el uso indiscriminado del alcohol y las comidas hace que llegue poco oxígeno al cerebro y la gente se lance a decir estupideces. Comienzan a aparecer en las redes sociales enunciados que empienzan con encabezadores tales como "En este año" y luego viene una especie de evaluación que oscila entre la subjetividad y el maniqueísmo... Siempre primero van los enunciados que podríamos determinar como axiológicamente negativos para arribar luego al maravilloso nexo adversativo "pero" con la confianza casi ciega que este cumpla con su tarea habitual de aniquilar las proposiciones anteriores en pos de una última proposición que en este caso es afirmativa, positiva y universal.
     Muchos de los que estamos en este tema de la educación sabemos más que otros de lo inútil de las evaluaciones de cierre ya que en las mismas no se puede apreciar el camino, el proceso. Llegar a fin de año y ponerse a evaluar (en frío) las acciones y posiciones tomadas durante el año, descontextualizadas, es no sólo inútil sino pavote.
     Todos sabemos que esos balances no son legítimos ni veraces. Es sólo una fantochada más de estas fiestas junto con sus regalos innecesarios y sus lágrimas gratuitas.
     Volvamos a la simpleza.
     Júntese con quienes quiera, coma, beba, celebre y deje de hacerse el metafísico y de darle de comer a los comercios.
     Mañana, luego de la resaca, trataré de escribir algo más elevado que esto. Por hoy, ¡Felices fiestas! y disfrute de la vida que ayer ya pasó y mañana será otro día.

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