lunes, 12 de mayo de 2014

Adiós Colega

    Estoy en casa. Lo que he hecho durante años he decidido no hacerlo más. Estoy consiguiendo horas de clase y aunque tenga que viajar es un ingreso más estable que la pantomima.
    Tocan el timbre. Atiende mi esposa. Me dice que quieren que actúe en un colegio. Le digo que no lo hago más. Me dice que le diga yo.
     Camino al recibidor. Hablo con la profesora de lengua. Me cae bien, me parece buena gente y le digo que sí, que voy a ir.
     Voy al pueblo, actúo, cobro una cifra más simbólica que real y me voy. Llego a mi casa. Guardo maquillaje y ropas en la valijita y la envío como regalo de cumpleaños a mi hijo.

     Consigo horas y dejo de viajar. Puedo trabajar en la misma ciudad en la que vivo. En un recreo la veo. Me extraña reconocerla; por lo general no reconozco a nadie.
     No digo nada. En ese colegio no soy más que el nuevo profesor de teatro de las horas que dejó otra colega.
     Voy tomando horas de lengua y me voy dando cuenta que no sólo parecía buena gente; es buena gente. En una reunión de departamento me pregunta si yo era el que ella había ido a hablar y yo le digo que sí.

     Nunca fuimos amigos. Colegas, conocidos sólo eso y el recuerdo de mi último trabajo.

     Hoy se fue.

     Hay gente que sin saberlo marca momentos. Es triste, solamente triste.

                  Adios.

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