martes, 7 de enero de 2020

Santa Fe y un rumbo que no entiendo


No soporto al fanático, el fanático es incapaz de argumentar o dar razones y puede justificar hasta las cosas con las cuales está en contra. Por eso he adherido de por siempre al pensamiento crítico regido por una ética personal. Para ejemplo, quizás uno bueno, es el de Bielsa dejando que el contrario haga un gol porque consideró que fue injusto el gol que su equipo había realizado. Los bilardistas que no hayan muerto de un ACV cuando vieron eso, están aún sin entenderlo o diciendo que fue una estupidez. Para algunos, ganar es lo único que importa y no hay razones éticas ni humanitarias que deban ser consideradas. No puede haber pensamiento más liberal que ese; subamos, pisemos cabezas, el otro no importa, ganar es la esencia.
En definitiva y a lo que voy, el fanático no piensa, no razona y, obvio, no es crítico. En política, los argentinos tenemos una historia muy de fanáticos; desde 1955, quizás, mucho más virulenta que en otros lares (quizás no). Estos últimos años fueron los macristas quienes sacaron su odio a pasear y no entendieron de razones ni argumentos, lanzando frases de un espanto ético intolerable; a fines del 2019 la violencia de algunas expresiones asustaron a muchos (me incluyo). La famosa grieta está sostenida por uno sólo de sus interlocutores; es más, fue visible como calmaron su voz los interpelados por este discurso en este último año. Sabia decisión a mi parecer.
El peronismo se unió en un todo heteróclito, como ha sido siempre creo; ya que no es propiamente una ideología, sino un movimiento popular capaz de albergar a un Lope Rega o a un Willam Cooke. La legitimidad del peronismo está justamente en eso, en ser un “movimiento” y en ser “popular”. Por lo general, quienes tenemos una idea que podríamos llamar (haciendo uso del simplísimo lenguaje politiquero) de “izquierdas”, apoyamos y creemos en muchas de las acciones que el peronismo de base (no el de élites) realiza cuando llega al gobierno. Para dar un ejemplo en lo cotidiano, con un peronista puedo discutir, hablar, confrontar y seguir tomando tranquilos una cerveza. Con la derecha de base, no, no puedo; lo he intentado y realmente se me hace difícil (si no imposible).
Pero ¿a qué viene todo esto?
A que algunas veces, en el afán de mostrarse unidos, los peronistas son capaces de comerse los sapos más gelatinosos o más envenenados. Créanme que entiendo, que para volver había que aceptar en las filas gente que no comporta la idea de que “la patria es el Otro” (concepto al que adhiero completamente); es una actitud bilardista que la comprendo aunque no la comparta. Pero creo también que corresponde controlar ese agente y demandarle, como base, como grupo, cada vez que se aleja de la idea social que sostiene el peronismo de base.
Vivo en Santa Fe (provincia) y últimamente me encuentro oyendo o leyendo amigos defender lo indefendible. Apoyar acciones que si las hubiera aplicado otra persona le hubieran saltado al cuello; acciones que se alejan mucho, muchísimo, de la idea peronista y están mucho más cerca de la derecha. Entiendo que apoyan porque temen que el fascismo internacional (léase: trump, bolsonaro, etc. no los puse en minúscula por error de tipeo) al ver una sola fisura quiera aprovechar y volver a tomar el poder. Pero ese apoyemos al peronista sólo por ser peronista nos ha llevado al menemismo y con él al período neoliberal más horrible de nuestra historia.
Posiblemente yo sea corto de entendederas y no vea lo social en ciertas acciones y deban ustedes explicarme. Pero en privado he discutido con alguno de ustedes y están tan desconcertados buscando razones como yo enojado con las acciones.
Sobre todo, principalmente, porque creo que el gobierno nacional tomó el rumbo que todos esperábamos. Enfrentando al neoliberalismo de recortes y corrigiendo errores anteriores. Nada que agregar más que alegría lo que está sucediendo a nivel nacional. Pero acá en Santa Fe, parece otro cantar.
1) Extensión de los pagos a los agentes activos. Algunos cobran el 15 de enero. Lamento decirles que eso es indefendible; es ilegal; como era ilegal no respetar la paritaria nacional docente.
2) Hacer desaparecer el ministerio de ciencias, tecnologías e innovación. O lo que es peor (en el plano conceptual), fusionarlo con el Ministerio de Producción. Piensen el sentido y el valor que se le da.
3) Demorar los pagos a los proveedores de los comedores escolares. Ahí no tienen forma de defenderlo.
4) Primera acción de la ministra de educación (designación que no ha sido del agrado de muchos de nosotros) es revisar el ausentismo docente. Yo estoy de acuerdo que ese es un clivaje importante para ver, sin embargo mientras en el orden nacional vuelven a lanzar las compus y el plan de lectura (comprendiendo que la educación no es gasto), en la provincia demoran los pagos hasta la ilegalidad y se ponen a ver cómo ahorrar en reemplazos. Si a ustedes les parece una medida lógica, porfa expliquen el porqué.
Y a qué iba con lo del fanático. Que de pronto me encuentro conversando con gente con quienes tenía un gran dialogo y hasta enriquecedor que se niegan a poner sobre la mesa estos temas; o lo que es peor, los defienden.
Vuelvo a insistir en que quizás sea mi incapacidad de comprensión o mi falta de recursos intelectuales para entender el camino.
Vuelvo a insistir, el camino que toma nación no sólo lo entiendo sino que hasta lo comparto.
Vuelvo a insistir, si no somos nosotros los que presionamos cuando vemos que el camino se desvía, no lo va a hacer nadie (a la derecha le gusta esto de recortar en educación y en ciencia, ¿qué sigue luego?¿salud?)
Vuelvo a insistir, si alguno de ustedes puede darme razones, argumentos (todo lejos del fanatismo) estoy, como siempre, dispuesto a oírlos y tratar de entender.
Creo en el diálogo y en el pensamiento crítico; no, en el apoyo incondicional.
He dicho.



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