miércoles, 25 de diciembre de 2019

Ritual pagano del eterno retorno


La noche es calma de estrellas encieladas
El ritual comienza con opíparas ofrendas del cuerpo
regado en abundante sangre.
Uroboro ya vislumbra su cola
dispuesta a morder
se a cerrar
se para abrir
se imposible los balances
y prohibida la nostalgia.
El viejo jugador vuelve a recoger ese dado
roído y redondo para lanzarlo otra vez
en eterno juego.
Creer que algo tiene sentido
es el mito con el que se consuela a los muertos
para que no sufran las penurias de los vivos.
Alguno ríe y otro es atrapado en un recuerdo.
La vida, de pronto, se podría resumir
en un efímero e imperecedero origami.
Los ojos se cierran por el peso del alcohol
o porque no queremos seguir viendo.
El ritual se puebla de silencios
un celular ilumina el rostro de algún fantasma
una mascota se acobacha presa del miedo
un insomne comienza a levantar
platos y vasos de una mesa vacía.
Nada hay que hacer mañana
Nadie va a trabajar porque nadie lo soportaría.
A la mañana el viento soplará
como gigante escoba barriendo cielos.
se comerán las sobras del ritual
se mirarán sin saber qué decir
y se comenzará de nuevo
como si no hubiera pasado nada.





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