viernes, 9 de marzo de 2018

Cuando el discurso habilita el odio y la muerte.


Para querer matar a otro,
necesitamos sentir que ese otro
no es un Otro.
es  una cosa,
un algo menos que un Otro
y mucho menos que un Yo.

Pero para que un sujeto
se sienta habilitado a eso
debe haber un entramado
discursivo
social
que lo habilite.

“No sirven para nada”
“Un tiro en la cabeza y se soluciona el problema”

son discursos habilitante
al odio, al miedo.

Porque el que mata tiene miedo
más miedo que el delincuente asesinado.
Tiene mucho miedo de convertirse en otro
ese otro con minúscula.

Los otros con mayúscula,
matan con hambre,
matan con bancos.



El asesino también sin saberlo
es una víctima
de los discursos de odio
de los discursos de miedo
que siembran los grandes
y reproducen los medios
y los del medio.

Todo para marcar una diferencia
y mostrarles a esos, que no te miran,
que no sos ese otro
que sos Otro.

Mierda de mundo el que vivimos
en donde mandriles matan mandriles
ansiando la aceptación del gorila.

No estoy hablando de Facundo…
Creo
o quiero creer.

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