lunes, 15 de junio de 2015

El regalo de cumpleaños

Hoy es el cumpleaños… me di cuenta tarde, como siempre. Qué buena idea la del face de avisarte este tipo de cosas.
Hoy la veo. Tengo que comprarle algo ahora.
¿Dónde? ¿Qué?
Voy al polirubro, local que tiene de todo porque no tiene nada. Ideal para comprar eso, una Nada, un ausente de cumpleaños.
Busco: una peineta, la cadena de un reloj, tazas, ceniceros, chocolates, flores nunca vivas, ojotas, remera… Remera está bien. Me llevo la única que es de su talle. El talle lo sé porque alguna vez supe su talle y porque sé sumar los mismos porcentajes que mis años.
En casa trato de encontrar una envoltura mejor, algo que no ponga tan en evidencia la economía y la urgencia de mi obsequio. Lo encuentro.
Me pongo a envolver la remera y entonces me doy cuenta… ¿Cómo no se me ocurrió leerla antes? Cierro los ojos y continúo mi tarea confiando en que ella siempre fue linda… y que nunca superó la comprensión más elemental del inglés.
*   *   *
—Hola.
—Hola.
—¡Feliz cumpleaños!
—¡Ah, te acordaste!¡Qué tierno!¡Justo de mi talle!¿Qué dice?
No sé inventar de la nada, siempre necesito tomar fragmentos de la realidad y sobre ellos construir la ficción… este caso no es la excepción
—Hijo de… la playa

Ella, bella, quedó satisfecha.

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