lunes, 26 de enero de 2015

Leer mejor (Diálogo plutónico 07)

Ella Bella forever bella se acerca con intención de hablar. Me mira a los ojos desafiante. Me agradan sus ojos.
–Yo leo mucho ¿sabés?– dice en forma de sentencia.
–Qué bien.– comento en tono que deseo suene aprobatorio porque sé que es lo que ella espera oír.
–¿Vos lees mucho?– me pregunta esperando una confirmación afirmativa. Yo pienso en la cantidad de libros que deseo leer y aun no leí, pienso en la cantidad aún no escritos que desearé leer y tímidamente respondo.
–No, leo bastante poco en realidad.
–¡Qué pena!– aporta en un tono entre reprobatorio y maternal y agrega –¡Es tan lindo leer!
Yo confirmo su juicio asintiendo con la cabeza, no quiero aportar nada por temor a que se enoje y se vaya.
–La última novela que leí, en realidad eran una serie de novelas, trataban de un vampiro muy lindo que se enamoraba de una humana y ellos hacían todo lo posible para estar juntos aunque nadie quería que lo lograran y les hacen la vida imposible. Pero, a pesar de todo tienen una hija hermosa con muchos poderes y son todos vampiros.– dice entusiasmada con sus libros.
–¿Y qué pensaste después de leer esa novela?– pregunto con legítima curiosidad pero noto que mi pregunta la desconcierta y la desconcentra.
Por suerte no se va y busca satisfacer mi curiosidad.
–Bueno, que me gustaría que un vampiro se enamorara de mí y tener un romance así… verdadero… que las cosas parecen imposible… y todo eso y a pesar de todos.– se envalentona en las últimas palabras y me agrada como suena “y todo eso y a pesar de todo”.
—La idea me parece conocida.— comento erróneamente.
–¿Y el último libro que leíste vos de qué trataba?– me pregunta a quemarropa con un “vos” que suena a desprecio.
Escarbo entre mis recuerdos de los leídos en el último mes alguno que vaya a tono con sus lecturas.
–De un pibe muy pavo que todos le pegan en el colegio y se enamora de una niña vampiro y se convierte en su sirviente para toda la vida… bueno, la vida de él porque ella es eterna.– termino y me doy cuenta que así resumido parece medio tonta la historia.
–¿Y qué pensaste después de leerlo?– llega su pregunta salvadora que ella hace por mera cortesía y a mí me permite explayarme.
–Muchas cosas… por ejemplo que muchas veces la vida es una mierda y algunos son maltratados y no pueden salir de eso y entonces para evitar el dominio de uno más fuerte se someten a poder de otro más fuerte aún. Además en el libro la madre está sola, la plata no les alcanza y entonces pensaba en lo injusta que es la vida o la gente con algunos… ah, también se me ocurrió el giro que toman las novelas de vampiros en los últimos años… el pueblo era un pueblo industrial que sufrió los embates del posliberalismo y…– iba a seguir hablando pero Bella me interrumpe.
–Si, sí, ya está, se entendió… cómo te gusta hacerte el intelectual a vos ¿no?
–No.
Enojada divide su andar del mío en la puerta del colegio. Ella sigue su rutina en la que no me incluye. Yo entro al colegio durante el recreo con tiempo de ir a la sala de profesores (porque creo y les hago creer a mis alumnos que soy un profesor) a tomar un café. Adentro un colega habla en tono crispado.
–Lo que pasa es que los chicos no leen.
–Muchos adultos con secundario terminado y buenas notas, tampoco.– pienso yo y no lo digo. Tampoco digo que pienso que mi colega debería ver un poco menos de tele y no sumarse a su lista.
El colega prosigue.
–Los alumnos tendrían que leer más.— concluye su imprecación.
–Leer mejor… no más, mejor… – se me escapa, casi sin querer.
–No te entiendo.– se le escapa queriendo.
–Dejá, no importa. Me quedé pensando en algo que pasó mientras venía al cole.– digo, me sirvo un café y callo.

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