martes, 8 de octubre de 2013

La de todos los dones

    El producto de Hefesto, encargo de un Zeus molesto, trae al mundo de los humanos su bendita-maldita cajita. Y tan mal abierta ha sido esta caja en las lecturas de un Occidente más calmo de guerras y pasiones que aquellos belicosos aqueos próximos al idiota de Epimeteo y lejanos en generosidad y espíritu paciente del "entrañable" Prometeo.
     La bella Pandora trae a cuidado su cajita bendita y maldita con la orden de sacrificar la curiosidad en pro de la tranquilidad.
    Ella quizás por suerte elige el mejor de los males, porque nadie sería capaz de sacrificar su deseo de aprender y de conocer en favor de una aburrida y calma inmortalidad. Nada sería más terrible que haber optado por la eternidad y sanidad de una especie que no ambiciona descubrir lo desconocido (un sin fin sin sentido de una existencia sin deseo).
     De la ausencia de deseo Pandora nos libera al abrir su maldita cajita bendita.
     Pero lamentablemente deja atrapado en el fondo oscuro del ser humano el peor y más terrible de los males: la esperanza. Muchas veces la maldita esperanzo obliga a los condenados a soportar su infesto destino dándoles la confianza de que de algún modo y alguna vez casi milagrosamente podrían ser salvados del suplicio... y el condenado se queda ahí parado de espalda a los azotes del destino sin dar un paso siquiera al costado porque tiene la estúpida, dañina, maligna esperanza de que algo va a cambiar aunque él no haga nada. Sus entrañas son comidas día por día y su piedra se desliza cuesta abajo otra vez y los dioses trazan surcos en su lomo y su destino se cumple inalterable.
    Personalmente prefiero la cercanía temerosa de las parcas si no me privan de la curiosidad a una ataráxica existencia eterna y sin sentido en un ciclo que retorna a cumplir siempre lo mismo... y la esperanza, bueno, la esperanza es eso que no nos deja actuar esperando que las cosas cambien por sí solas.

Epifonema: Te dan esperanza quienes quieren que te quedes esperando y haciendo nada.

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