martes, 3 de enero de 2017

Estúpida analogía de martes con calor

Veía una analogía, de esas que uno piensa cuando el trajín del mundo mercantil te da un respiro (llamado vacaciones) y te permite en el noble oficio del ocio (al que tratan de llenar con miles de distractivos) pensar en cosas que no son importantes.
Pensaba, como quien piensa boludeces, en el clima. Una prima del otro lado del mapa argentino (con o sin islas Malvinas, que no me quiero meter en ese tema para no enojarme) publica “por fin lluvias” y un amigo del mismo lado que yo del mapa publica “por fin frenaron las lluvias”. Y pensaba en un sistema democrático climático, como para tratar de entender al votante argentino. Supongamos que la lluvia o no lluvia pudiera ser decidido por el voto de la mayoría. Un grupo en zonas anegables desearía que hubiera menos lluvias para no perder sus cosas; otro grupo de una zona más tropical, desearía más lluvias para descansar del calor. Y van a elecciones y ¿cómo votan?
Pienso que quizás, el que sufre de calor debería entender que la necesidad de quien se está inundando es mayor que la suya; pero también pienso que puede en un estúpido egoísmo no importarle la necesidad del otro.
Creo, quizás, entonces y culpa de esta analogía, que la democracia necesita de una madurez en el orden de los valores que el pueblo argentino no parece comprender.

Pero claro, esto no es más que un estúpido pensamiento de martes en el cual el calor me agobia pero agradezco que no siga lloviendo.












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