lunes, 18 de abril de 2016

Apreciaciones sobre el discurso mediático





Los medios hablan empleando juicios categóricos y la gente cree. Muchos se expresan buscando razones, causas, argumentos y las personas dicen que son pedantes, que se creen dueños de la verdad.

¿Por qué pasa esto?¿Es más fácil aceptar una verdad como tal que pensar y construir la verdad de entre una serie de enunciados?
La liviandad y superficialidad con la cual los medios emiten juicios sobre todo sin explicitar la mínima razón de ese juicio no me sorprende. Me asusta, sí, la aceptación general de esos juicios por una parte muy grande de la sociedad.
Trato de entender, trato de pensar el porqué.
Quizás el discurso mediático se ha configurado de una manera asimétrica con respecto a los discursos de los sujetos y de otras instituciones. Este orden de discurso regulador que antes tuvo el discurso religioso, después el discurso jurídico, luego el discurso académico, en algún momento el discurso clínico… hoy lo tiene el discurso mediático.
Si continúo pensando en esta relación del discurso con los órdenes sociales también me doy cuenta de que siempre estuvo vinculado con el poder político y económico. Siempre el discurso fue de unos pocos que afectaba la subjetividad de todos y los que son incapaces de aceptar este orden del discurso son perseguidos, asesinados, encerrados o simplemente excluidos.
En mi espíritu principalmente democrático pienso en por qué no se habilita la palabra a los sectores mayoritarios pues el simple hecho de que sean mayoritarios le otorgaría la fuerza para imponerse sobre estos discursos minoritarios.
Pero también me doy cuenta de que la funcionalidad del discurso minoritario sobre las mayorías tiene que ver con haber logrado la aceptación de ese discurso por parte de la mayoría; la aceptación al punto de considerarlo propio.
¿Cómo hace eso el poder?¿Qué mecanismos usa para naturalizar en las subjetividades un discurso que le es ajeno a esa subjetividad y que incluso muchas veces (si no la mayoría) le es desfavorable?
Tiene que haber en la estructura discursiva elementos reconocibles que permiten a un discurso imponerse sobre otro. Y si siempre el poder político y económico lo ha logrado es porque esos dispositivos de control son estable, no varían con el tiempo como puede parecer a simple vista.
También es notorio que hay elementos comunes en las subjetividades que hacen que estos mecanismos funcionen de manera semejante ya que son excepcionales y no comunes las alternancias discursivas.
Sin duda estos dispositivos están vinculados a la circulación y a la construcción y no a las subjetividades que los generan.
Puede ser que la minoría dominante lo maneje, incluso, de manera intuitiva sin darse cuenta de modo consciente de su empleo. Puede ser que el discurso ordene los cuerpos antes de que estén los cuerpos habitando ese discurso.
Esta última hipótesis implicaría que la naturaleza del discurso es superior a los sujetos que lo habitan y entonces yo me encontraría haciendo un trabajo inútil.
Espero que no.
Una característica común de este discurso ordenador es el empleo de juicios categóricos con absoluta seguridad sobre la validez de los mismo; no hay razones pensadas, es así porque es así. Enunciado que la historia no ha demorado mucho en desmentir.
El juicio expresado como verdad da seguridad y tranquilidad al oyente aunque este carezca de fundamentos. Y pienso esto porque los únicos que han podido enfrentar el poder también se han expresado en forma de juicios categóricos.
Otra constante es la evocación a la tradición perdida y el desrrumbo actual. Eso no es nuevo, lo han usado desde tiempos de Horacio e incluso puede ser que antes.
También es común identificar un enemigo que presente diferencias culturales con la mayoría. A este Alter se lo responsabiliza de todo los males que sufre la nación. Si la diferencia puede apreciarse simplemente con ser vista, color de piel, vestimenta, mucho mejor.
Otro elemento común es que el enunciador se erija como sujeto de éxito. Y si ese éxito se logró tras surcar adversidades semejantes a las que sufre la mayoría, es óptimo aunque no indispensable.
Es necesario que el hablante use el nosotros inclusivo y parte de elementos claramente identificables por el oyente, en preferencia cosas incómodas o que lo molestan.
Creo, luego de pensar todo esto que sería necesario desconstruir un discurso para evidenciar algunos elementos expuestos y otros que se me están pasando. Lo esencial, para el poder, es producir eso que Gramsci llama discurso hegemónico y creo que ponerlo en evidencia podría ayudar… o no.
Cuando tenga ganas… y tiempo… y pueda salir de mi propia alienación… continuaré esta idea.

Creo.









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