jueves, 27 de junio de 2013

Una cuestión de fe...

    Cuando era chico y creía (creía del verbo crear)...
    Creía que ser mayor era suficiente para evitar la imbecilidad.
    Luego descubriría que la adultez no es razón para eludir la estupidez.
    Creí entonces que el estudio garantizaría  evadir la idiotez.
    Lamentablemente he conocido bachilleres, peritos mercantiles, maestros, técnicos, profesores, licenciados y doctores que son una prueba fehaciente de que uno puede continuar siendo un necio sin que esto interfiera particularmente de modo alguno con su oficio o profesión.
    Finalmente confié que la lectura asidua y de buena factura lograría que el sujeto se escabulla de la tontería.
    Tristemente puedo dar fe del equívoco en el cual me encontraba...

    Por otro lado y para suerte nuestra hay gente de todas las edades y de todas las culturas, lectores y no lectores de distintas profesiones que permiten vislumbrar la posibilidad de un mundo un poco menos tonto, torpe, disparatado, ganso, memo, tololo, limitado, corto, del que habitamos regularmente.

    Lo que angustia es no saber cuál es, fue o será la herramienta que permita a un montón de personas salvarse de sí mismos.
    Lo que preocupa es no saber cómo enfrentar "la conjura de los necios"




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