lunes, 9 de septiembre de 2013

Dos gorditos

Los miro y en sus movimientos involuntarios parecen hablar. Entonces imagino lo que dicen mientras su espíritu se convierte en un charco de agua.

- ¡Qué calor! No aguanto más este calor... y eso que aún no llegamos a primavera. Bueno, en verdad dudo que esta vez lleguemos a primavera.
El gordito habla o me lo imagino hablando mientras una bandada de gotas cristalinas recorren desde su cabeza, acarician y humedecen su cara y se deslizan suavemente por su esférica barriga.
- Con cuánta gana me mudaría al polo, con cuánta gana...
Dice el otro, que por estar justo bajo la sombra de un árbol, desagua a menor velocidad que el primero.
- Yo no, un amigo de por allá me dijo que recorre el lugar un monstruo de 8 pies de altura y una facha de muerto resucitado que da miedo mientras repite "Víctor, ¿por qué Víctor?"
- Algo oí, pero también de una ballena gigante, blanca... que anda comiendo navíos.
- Eso es mentira.
- No, no es mentira. Me lo contó Ismael.
- Bueno, qué importa. Ya no aguanto más este calor.
- Vayamos el polo... yo no aguanto más...

Y no aguantó más; la grande y redonda masa de nieve que formaba su barriga se convirtió en nada y su cabeza mientras se deformaba en el piso perecía repetirme.
- Ya vendrá Cronos también por ti.

Yo prefiero no pensar más y mirar cómo el segundo muñeco se derrite sin decirme nada, ni de monstruos, ni de ballenas ni de dioses hambrientos.
Y tomo una cerveza mientras pienso: ¡Qué calor!¡No aguanto más este calor! Con cuánta gana me mudaría al polo...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario