viernes, 6 de septiembre de 2013

Un ruido lleno de historia contado por una furia

     Más agua, necesito más agua... siempre está sucio. Es el viento, es el lugar... yo no sé cómo hacen otras. Lo deben dejar sucio; eso es lo que pasa, las otras no se preocupan tanto por la limpieza como me preocupo yo. Es al pedo, debería relajarme más... pero no puedo, no me banco la mugre. Esa mugre que se agarra y no te suelta; esa mugre que se prende, que se impregna.
     Más agua, necesito más agua y más jabón. Seguro que las otras no se hacen tanto problema con la suciedad. Yo no sé como hacen. Últimamente ni él me entiende; últimamente está tan sucio, me da asco, todo sucio, todo manchado, todo impregnado.
     Más agua, necesito más agua...

     El criado harto de escuchar siempre el mismo monólogo de su reina escocesa, la agarró del vestido y la arrojó por la ventana del castillo.

-¿Qué es ese ruido?- pregunta el rey.
- Mi señor, la reina ha muerto. -contestó el criado
- Había de morir tarde o temprano. Mañana, y mañana, y mañana se arrastra día tras día hasta la sílaba final del tiempo escrito, y la luz de todo nuestro ayer guió a los tontos hacia la muerte. La vida es un cuento que cuenta Faulkner, lleno de ruido y de furia, y que no significa nada.

El criado harto de escuchar siempre el mismo soliloquio de su rey escoses,
lo tomo del manto real y lo arrojó por la ventana del castillo.

- Mierda. -dijo el criado- He de quedar como rey... ¡Córtenle las orejas a todos los espectadores!

1 comentario: