domingo, 13 de diciembre de 2015

El realismo absurdo.

Diálogo que podría haber estado escrito en una obra de Eugène Ionesco pero no…
—¿Y a ustedes qué les parece?
—Que no sirve para nada.
—¿Pero por qué decís eso? ¿Qué razones tenés? ¿Cómo podés justificarlo?
—Usted primero dice que acepta las opiniones pero después no las acepta.
—Aceptar que todos opinen no es aceptar la opinión de todos. Todos debemos escucharnos, expresar las opiniones, tratar de defenderlas. Es obligatorio (o debería serlo) escuchar lo que el otro tiene para decir, sin prejuicios. Pero eso no quiere decir que tengamos que opinar como el Otro. Si me parece que lo que vos decís no tiene fundamento y tengo razones expresables para justificar mi desacuerdo te lo voy a decir. Eso no es censurar, es intercambiar opiniones.
—Entonces no vale la pena hablar.

Y se fue.

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