miércoles, 30 de diciembre de 2015

La pobreza en eufemismos

Preguntas referidas al lenguaje y su uso:
—Es una persona humilde.— dice refiriéndose a alguien pobre.
Siempre me intrigó bastante el empleo del adjetivo «humildes» que usan las clases con mayor poder adquisitivo para hacer referencia a las de menores ingresos...
¿Qué mandato hay en este emparentar la pobreza económica con la humildad? ¿Una persona de clase media o alta puede ser soberbia pero una persona pobre no?¿Si sos pobre tenés que ser humilde?¿Por qué?
¿Acaso los que tienen poder económico quieren dejarte en claro que tu lugar es atrás de ellos?¿Qué no podés sentir orgullo? O como diría y justificaría sin impunidad una locutora televisiva: «Los ricos no piden permiso».
Ese tipo de expresiones del lenguaje se llaman eufemismos. Un eufemismo es, según la Real Academia Española: «Manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante.» Otro eufemismo también me llama la atención: «de escasos recursos». Pero resulta que se habla de un solo recurso, el económico.
Una forma salvaje que hemos tenido para referirnos a los pobres en épocas de indiferencia social fue: «costo social» y, esa expresión, en apariencia neutra y aséptica, incluía gente sin trabajo, que vivían en la calle, que no tenía para comer, excluidos sociales…
Ven, ese eufemismo sí me parece adecuado: «excluidos sociales». ¿Y por qué me gusta? Porque el participio «excluidos» mantiene un régimen verbal y primero supone un sujeto paciente «personas», una acción «excluir» y un agente «el resto de la sociedad». Si hay excluidos sociales, gente fuera de la «sociedad» en cuanto a sociedad reconocida como tal por las instituciones; hay alguien que lo excluye (excluir es un verbo transitivo y necesita sí o sí algo o alguien que sea excluido).
Muy cercano al eufemismo son las metáforas y las metonímias. Una metonímia muy común últimamente ha sido la de la «pala» por «trabajo y ascenso social»;
—Que vayan a agarrar una pala si quieren dinero.— decían personas que nunca había yo visto agarrar una pala… y tenían dinero, no mucho pero el suficiente para vivir con dignidad.
El lenguaje construye la realidad que ves, de acuerdo con los enunciados que se emiten, el sujeto emisor entiende una u otra cosa, de una u otra manera la realdad.
Sin dudas el clivaje surge frente al Otro, ese eterno desconocido que tratamos de sujetar con las palabras, de hacer sujeto del lenguaje… tarea imposible porque convertimos al otro en un esquema vacío que llenamos con nuestros miedos y prejuicios.
¿Cómo actuar?
Primero tirar a la mierda todos los eufemismos disneylandeses que usamos para hablar de la pobreza, de morir de hambre, de privar a alguien de derechos legítimos.
Luego conocer, acercarse, sin juicios previos, junto al otro, no desde afuera… y luego enunciar.

¿Y por qué vos y no él?

Muy simple, porque vos has tenido más posibilidades… y si no te das cuenta de eso, si sos tan ciego que pensás que comenzaste esta carrera en el mismo lugar… bueno, quizás sea tiempo de que pienses en vos mismo sin tantos anteojos discursivos.

Cosas que uno piensa al pedo, destinado a gente que no entiende.

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